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Retrato de la salud mental en España: sólo 2.600 psicólogos en la sanidad pública

Asociaciones, sociedades científicas y pacientes claman por contar con más recursos: "Antes de que llegara el confinamiento, ya estábamos confinados. Nadie nos escucha"

  • Asociaciones y sociedades piden más recursos en salud mental

La salud mental sigue en el furgón de cola de la Sanidad. La pandemia no ha hecho más que sacar a la luz la necesidad de prestarle atención de urgencia, dicen desde las asociaciones. Algunos datos dan idea de la precariedad: España solamente dedica el 5% del gasto total en sanidad a la salud mental y sólo hay 2.600 psicólogos clínicos en la sanidad pública. Cifras irrisorias para atender a una población donde se prevé un incremento de trastornos mentales en torno a un 15-20% tras la llegada de la covid-19. "Antes de que llegara el confinamiento, nosotros ya estábamos confinados", dice Andrés Colau, quien relata el sufrimiento que ha supuesto para los pacientes el estado de alarma

El 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. Una efeméride que este año viene marcada por el sufrimiento emocional que ha provocado la pandemia en todo el mundo. Un informe sobre políticas acerca del coronavirus y la salud mental, publicado por las Naciones Unidas el pasado mayo, revela "la necesidad de aumentar urgentemente la inversión en servicios de salud mental si el mundo no se quiere arriesgar a que se produzca un aumento drástico de los trastornos psíquicos", dicen desde la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA que este año ha lanzado el lema 'Salud Mental y bienestar, una prioridad global'. 

Según la OMS, los trastornos mentales serán la primera causa de discapacidad a nivel mundial en el año 2030.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cuatro personas en el mundo ha tenido, tiene o tendrá un problema de salud mental a lo largo de su vida, y los trastornos mentales serán la primera causa de discapacidad a nivel mundial en el año 2030. La Confederación española remarca que el escenario de la salud mental "se presenta bastante desolador, si no se ponen en marcha las soluciones y las medidas necesarias". Y subraya, en el caso de España, "la precariedad de recursos dentro del ámbito sociosanitario público". Con la pandemia se ha hecho más visible que nunca, aseguran.

Evitar gastos en ingresos hospitalarios

Desde la Fundación Manantial explican que, actualmente, sólo el 3% del gasto en salud pública mundial se destina a la salud mental, a pesar de que hay estudios que indican que, por cada euro aportado, el sistema ahorra 18. "La prevención es costo-efectiva porque, además del sufrimiento, se evita el gasto en ingresos hospitalarios, tratamientos farmacológicos y el deterioro en el funcionamiento psicosocial, consiguiendo frenar la cronicidad y que, en especial la gente joven, pueda llevar una vida activa laboral, social y familiar", destacan desde la entidad.

España solamente dedica el 5% del gasto total en sanidad a la salud mental. Las sociedades científicas alertan sobre la incertidumbre que genera un brote epidémico

España, según han puesto de manifiesto en diferentes ocasiones entidades como la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), solamente dedica el 5% del gasto total en sanidad a la salud mental. Tanto la SEP como la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN) han denunciado la incertidumbre y el estrés que conllevan las dificultades en la atención médica durante un brote epidémico como el de la covid-19.  Es en la crisis sanitaria, señalan desde SALUD MENTAL ESPAÑA, cuando se ha visto una ausencia generalizada de protocolos específicos.

"Vienen tiempos muy difíciles de crisis económica, desempleo, desahucios, que van a afectar a la salud mental de toda la población, generando problemas, o agravando los ya existentes; y a esto se suman los suicidios, que, aunque no disponemos de datos oficiales, sí tenemos constancia, por nuestras entidades, de que la situación está empeorando", alertan desde la organización. 

Hablar abiertamente de salud mental

"Siempre me acuerdo que en los años 90 (creo) había un programa del que todos nos acordamos que era 'Hablemos de sexo'...y digo: ¿por qué ahora, en estos tiempos, no hay un programa televisivo que trate la salud mental?", se pregunta desde Soto del Barco, un pequeño concejo costero asturiano situado en la margen derecha de la desembocadura del río Nalón, Andres Colao, representante del Comité Pro Salud Mental Afesa Asturias. 

Andrés cuenta su historia, de tan sólo 44 años, con voz pausada y muchas ganas de colaborar. De hecho, es voluntario de Afesa y una de las consecuencias de la pandemia es que ya no puede, como antes, desplazarse a eventos para dar su testimonio: "Llegó nuestro amigo el coronavirus y se cortó todo, los viajes, las reuniones, los congresos...".  Quiere dar, sobre todo, visibilidad a un asunto que, se queja, siempre ha estado escondido.

"Las palabras confinamiento o 'desescalada' fueron inventadas este año. Ya había muchas personas confinadas antes de que viniera la pandemia por problemas de salud mental", dice Andrés Colao 

La epilepsia que -de sopetón- diagnosticaron a Andrés le llevó a que, de un día para otro, su mundo se viniera abajo. Dejó de trabajar, le caducó el carnet de conducir y, de estar todo el día en la carretera, pasó a encerrarse en casa. Las crisis ansioso-depresivas tardaron poco en llegar. Antes, dice, sucedieron momentos trágico en su vida, como la muerte de su padre. Siguieron problemas en su matrimonio, un divorcio "y todo se fue al garete. El castillo se vino abajo de un día para otro", cuenta del peor momento de su vida, allá por el 2013. "La vida no supo tratarme bien o fui yo el que no sabía como hacerlo. Eso es así y hay que asimilarlo", sentencia.

Andres Colao, voluntario asturiano

El confinamiento, confirma, no ha hecho más que encerrar más a quien ya estaba encerrado. "Las palabras confinamiento o desescalada fueron inventadas este año. Ya había muchas personas confinadas antes de que viniera la pandemia por problemas de salud mental. Conocí a gente que estuvo seis años en cama. Otra cosa es que, de ese confinamiento, no se quisiera hablar", señala.

Cambiar el lenguaje 

A Andrés no le gusta el término de enfermedad mental. "Estamos intentando cambiar ese lenguaje", dice. Pero él ha asimilado que tiene un trastorno y eso le ha aliviado. "Me preguntas y te digo: 'Sí, tengo problemas de salud metal y estoy orgulloso de tenerlos. Quiero con mi experiencia ayudar a la gente que lo está pasando verdaderamente mal o trabajar con los profesionales. Ayudar ayuda. Te hace sentir mejor", indica Andrés para quien, comenzar a colaborar como voluntario de su asociación, le ha cambiado la vida.

"¿Quién aguanta tres horas y pico escuchando a una persona por teléfono siempre en el mismo bucle?. Pues cuando hablo con personas que están mal y necesitan mi ayuda, me dicen que les ayuda más que hablar con un profesional. Y yo, me siento mejor", concluye.

Navarra, la comunidad con más psicólogos clínicos

Desde la Asociación Nacional de Psicólogos Clínicos y Residentes (Anpir) llevan tiempo denunciando la escasez de psicólogos internos residentes en los hospitales de toda España. Han hecho un análisis de las comunidades mejor y mejor dotadas en recursos. Así, los datos publicados en el Boletín Oficial del Estado (BOE), muestran que la Comunidad Foral de Navarra lidera el ranking nacional con 8 plazas de psicólogos internos residentes (PIR) por millón de habitantes.

El segundo y tercer puesto, continúan, lo ocupan Cataluña y Madrid con 5 plazas cada una por millón de habitantes. En el medio de la tabla se sitúan comunidades como Castilla y León, País Vasco o Murcia con la asignación de 4 plazas por millón de habitantes. En las últimas posiciones, Galicia y Canarias con tan solo 3 y 2 plazas, respectivamente, por millón de habitantes. Las cifras, dicen desde ANPIR, reflejan las diferencias en inversión en salud mental de las distintas comunidades autónomas.

"Estos datos son un reflejo de la escasa inversión en salud mental y de la inequidad entre comunidades autónomas. Su número es insuficiente en casi todos los territorios, y de las 212 plazas acreditadas únicamente han sido convocadas 189", subraya Félix Inchausti, presidente de ANPIR.

"Necesitaríamos, como mínimo 8,5 plazas de psicólogo interno residente por millón de habitantes, y un aumento correlativo de plazas de especialista en el Sistema Nacional de Salud para ofrecer una atención adecuada. Esto supone convocar un mínimo de 400 plazas PIR anuales", reclaman desde la asociación. 

Incremento de trastornos mentales por la covid-19

Esta sociedad científica recuerda que la formación como PIR es necesaria para trabajar como psicólogo clínico y obtener el título de especialista. En España, el número de profesionales en la sanidad pública "ha sido insuficiente para cubrir la demanda de la población, más aún cuando se prevé un incremento de trastornos mentales en torno a un 15-20% tras la llegada de la covid-19", resaltan.

Los psicólogos clínicos denuncian la inequidad existente entre comunidades en el acceso al tratamiento especializado en la sanidad pública

El 'I Estudio Paneuropeo de Salud Mental', promovido por Fundación AXA que también analiza el impacto emocional de la crisis en Italia, Francia, Reino Unido, Alemania, Suiza y Bélgica, ha desvelado que los españoles son los europeos a los que más problemas de salud mental ha causado la pandemia. Un 34% reconoce sentirse mal o muy mal, la mayor tasa de la encuesta, mientras que sólo un 20% afirma que su estado de ánimo es bueno, el porcentaje más bajo de todo el estudio, 

Desde la asociación se denuncia "la baja inversión en esta área y la inequidad existente entre comunidades en el acceso al tratamiento psicológico especializado en la sanidad pública". Los programas, denuncian, "están infrafinanciados desde hace años". Y ahora, destacan, invertir en salud mental "es más importante que nunca". Un dato retrata la precariedad de recursos: España cuenta actualmente con sólo 2.600 psicólogos clínicos en la sanidad pública.

Una falta de recursos histórica

Los datos que maneja Anpir -que congrega a más de 1.300 profesionales- reflejan que entre el 40% y el 60% de los motivos de consulta atendidos por los profesionales de Atención Primaria, de manera previa a la covid-19, estaban relacionados con la salud mental. "Nuestro país se encuentra a la cabeza en el consumo de antidepresivos y ansiolíticos, dada la ausencia de acceso efectivo a tratamiento psicológico. El abordaje exclusivamente psicofarmacológico promueve la cronicidad a largo plazo y el tratamiento psicológico es coste-efectivo y recupera 4 veces su inversión inicial en términos de rentabilidad", concluyen. 

España tiene cuatro veces menos profesionales en la sanidad pública que la media europea (4 por 100.000 habitantes frente a los 18 por 100.00 en Europea)

Desde SALUD MENTAL ESPAÑA inciden en la misma línea. Según el Consejo General de Psicología, España tiene cuatro veces menos profesionales en la sanidad pública que la media europea (4 por 100.000 habitantes frente a los 18 por 100.00 en Europea), e igualmente, en Atención Primaria, puerta de entrada a la atención en salud mental, "hay una falta, tanto de profesionales, como de formación específica en salud mental, que no está permitiendo detectar de manera temprana los trastornos mentales y derivar a los recursos comunitarios existentes".

Los grupos más vulnerables

La Confederación apunta a las mujeres, la población infantil, migrantes o personas sin hogar como los grupos sociales más vulnerables. En el caso de las personas sin hogar -se calcula que 30.000 en España- el 50% tiene un problema de salud mental. La pandemia ha situado al colectivo en "una situación de extrema vulnerabilidad", según Nel González Zapico, presidente de la organización. 

"Para estas personas apenas existen recursos de apoyo y programas psicológicos de rehabilitación que aseguren sus derechos sociales y sanitarios. Por eso, es primordial que los programas de atención cubran más allá de las necesidades básicas e incluyan intervención integral de rehabilitación, que aborden incluso otros problemas como las adicciones", indica González Zapico.

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