La Comisión Europea ha presentado este mes de febrero su Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer, para el que ha destinado 4.000 millones de euros. En él se destaca un capítulo dirigido a la lucha contra el tabaquismo que también centra el tiro en alternativas al cigarrillo, como el cigarrillo electrónico o el tabaco calentado, para las que propone nuevas restricciones. A ello se opone Fernando Fernández Bueno, cirujano oncológico del Hospital Gómez Ulla y portavoz de la Plataforma para la reducción del daño por tabaquismo.
Este médico propone introducir el uso de estas alternativas al cigarrillo -cigarro electrónico, snus o tabaco calentado- en el ámbito sanitario como herramientas para que los fumadores dejen de fumar. "Tanto en Europa, como en España, las políticas de reducción del daño no se contemplan, a pesar de que están avaladas científicamente", asevera Fernández, que critica que la línea política que marca el plan europeo solo "suma enfermos que no van a dejar de fumar. Supone dejarlas de lado por un proceso rutinario, obviando la evidencia científica".
El plan europeo se ha marcado como objetivo que solo el 5 por ciento de la población consuma tabaco en 2040, frente al 25 por ciento aproximado actual, algo que comparte la plataforma a la que pertenece este cirujano. Sin embargo, Europa aboga para ello por dos medidas dirigidas frontalmente contra las alternativas al cigarrillo.
Por un lado, propone ampliar la fiscalidad a los nuevos productos del tabaco. También actualizará la normativa para que los entornos libres de humo amplíen su cobertura a los productos emergentes, como los cigarrillos electrónicos y los productos del tabaco calentados. Por tanto, Europa apuesta por una línea restrictiva, en lugar de por la vía de utilizar estas herramientas para los que quieran dejar de fumar.
"Hay mucha desinformación al respecto. El problema con estas políticas es que se mete a todo el mundo en el mismo saco. Es cierto que algunas de estas alternativas están desarrolladas por la propia industria tabaquera, pero también hay empresas privadas. Estos productos, bien utilizados, pueden dejar a muchas personas a dejar de fumar", manifiesta.
Evidencia científica
La plataforma fundamenta su posición en diversos estudios incorporados en su Libro Blanco de la reducción por daños del tabaquismo. "La agencia responsable de las políticas de alud pública en Reino Unido, Public Health England, concluye en su primer informe que vapear es un 95% menos dañino que fumar. Esta opinión fue replicada por otro informe del Royal College of Physicians, el principal organismo profesional británico independiente que elabora recomendaciones sobre políticas sanitarias basadas en evidencias", señala.
Este conjunto de especialistas también pone el ejemplo de Suecia, el país con menos fumadores de la región europea, pero donde está arraigado el uso del snus, un tabaco de mascar mucho menos dañino. "Desde hace años, Suecia cuenta por arraigo cultural con productos de tabaco sin humo como el snus, siendo uno de los países de la UE donde este producto puede comprarse legalmente y donde se considera una alternativa al consumo de tabaco de combustión. En este contexto, las tasas de tabaquismo han descendido en Suecia de manera inversamente proporcional al uso de snus".
Uso tutelado en consulta
La opción preferible para este cirujano oncológico, que ha tenido que operar a lo largo de su trayectoria diversos tumores ocasionados por el tabaco, es que el uso de estas alternativas al cigarrillo esté tutelado por un profesional sanitario. "Esto es como una pastilla para dormir, no se puede usar al tuntún, pero de una manera guiada sí. Hay 2 millones de españoles que quieren dejar de fumar, y este es un método realista para conseguirlo", apunta.
Esto es como una pastilla para dormir, no se puede usar al tuntún, pero de una manera guiada sí"
El Ministerio de Sanidad se alinea con Europa en esa "línea dura". Entre sus principales argumentos se haya que puedan acceder al tabaquismo los menores de edad no fumadores atraídos por estas nuevas tecnologías. "Si esa teoría fuese cierta, lo habríamos comprobado en aquellos países que han incorporado tendrían más tasas de tabaquismo. Y ha ocurrido lo contrario. Se está consiguiendo reducir. Evidentemente no es un producto para la población joven, ni tampoco inocuo, pero muchísimo mejor que los cigarrillos habituales. La combustión del cigarro es la que genera las sustancias tóxicas", argumenta.
No hay estudios acerca de los efectos a largo plazo de los cigarrillos electrónicos, pero sí hay datos sobre el snus. "Los países nórdicos llevan usando el snus desde los 60. No produce cáncer y se sigue prohibiendo en países como España. El 90 por ciento de mis pacientes son fumadores, tienen que dejar de fumar y no tengo forma de hacerlo".
El mito de la nicotina
Uno de los mitos sanitarios más extendidos es que la nicotina es el elemento más perjudicial del tabaco. En realidad, la nicotina provoca la adicción, pero no se ha demostrado que provoque cáncer. "No produce daños, si así fuera no habría parches. Está archidemostrado que la nicotina no mata. Grandes cohortes de pacientes se han tratado con parches de nicotina mucho tiempo. Lo que te mata es la combustión".
El Ministerio de Sanidad se cierra en banda a la hora de estudiar estas alternativas. La plataforma se reunión en 2019 con Pilar Aparicio, la directora general de Salud Pública, y su respuesta fue que no se planteaban estas medidas.
¿Por qué un médico defiende alternativas al cigarro?
"Cuando entré en la plataforma me advirtieron de que me iban a llover muchas críticas. Si me critican de forma constructiva, bien. Yo la apoyo porque la evidencia científica habla a favor de estos productos… Sabía que sería arriesgado defenderlos, pero siempre quedan románticos. Hay que dejar un mundo mejor para nuestros hijos".
MarcFerrer
Hasta con el cigarrillo de combustión se puede dejar de fumar sin ser tutelado por nadie. Yo seguí un método de un investigador americano que consistía en estar un tiempo reduciendo paulativamente el número de cigarrillos diarios, generándome mucho estrés y un síndrome importante, durante tres meses, hasta conseguir más o menos la mitad de cigarrillos diarios. Todo programado, tenía que, el último día, fumarme el doble de cigarrillos que inicialmente. Colapsé. Me dio tal asco, que dejé de fumar. Sin ningún problema posterior. Se me quitó el estrés y lo más importante, el síndrome de abstinencia. Así que si, estoy plenamente de acuerdo con este oncólogo. Hay muchas alternativas. Cada uno somos un mundo. No se nos puede estandarizar.
galaxyS9+
El hábito identificado como dañíno se puede erradicar profundizando en las capas del inconsciente, cuanto mas arraigado mas capas a profundizar. Mientras tanto uno se puede entretener con los que ofrecen los "científicos" de turmo.