Los neurólogos llevan semanas advirtiéndolo. Con la crisis sanitaria del coronavirus han notado un drástico descenso en las consultas por ictus en los hospitales. Hasta un 50%, señalan algunos especialistas. Pero, además, las asociaciones de pacientes denuncian una situación terrible: les consta que, ante la necesidad de camas por Covid-19, en los hospitales se está enviando a sus casas a personas con daño cerebral antes de que acaben una rehabilitación que es vital para su futuro.
Lo denuncia la Federación Española de Daño Cerebral (FEDACE), que agrupa a más de 40 asociaciones y reúne a 11.000 socios. La entidad, muy preocupada, ha lanzado una batería de propuestas destinadas a las autoridades sanitarias para "para prevenir situaciones de injusticia social y de complicaciones sociosanitarias" en un colectivo, recuerdan, especialmente vulnerable.
El 44% de las personas que sobreviven a un ictus (120.000 casos anuales) desarrollan una discapacidad grave. Es la principal causa de daño cerebral, seguida de los traumatismos craneoencefálicos y enfermedades como las anoxias, los tumores cerebrales o las infecciones, apuntan desde FEDACE. También la primera causa de muerte en mujeres y la tercera en hombres, con un total de 40.000 fallecimientos al año en España.
Altas sin rehabilitación
Es ahí donde FEDACE muestra su inquietud. La federación pide "que se garantice que las altas hospitalarias se ajusten a las necesidades reales de los pacientes". Y denuncian: "Hay constancia de que, ante la necesidad de camas, se está enviando a las personas a sus casas antes de que haya finalizado el periodo habitual de rehabilitación tras un ictus, un traumatismo craneoencefálico, un tumor cerebral u otras causas que provocan daño cerebral".
"Se aprecia mucho más que en cualquier otro momento la indefensión de las familias: no saben qué hacer, ni a dónde acudir", señala la directora de FEDACE
Pacientes han sido enviados a casa "sin ninguna aclaración", señala Mar Barbero, directora de FEDACE quien, añade que aún "entendiendo que estamos ante un problema de salud pública, si esto no se soluciona, cuando acabe la cuarentena habremos perdido un tiempo muy valioso".
Durante estas semanas, precisa Barbero, en las consultas que reciben de las familias "se aprecia mucho más que en cualquier otro momento la indefensión: no saben qué hacer, ni a dónde acudir. No se les está proporcionando información sobre qué hacer tras su alta y cuáles serán los siguientes pasos para que conozcan qué medidas tomar".
Además, afirma, no se les informa de cómo pueden tramitar "las peticiones necesarias para recibir una rehabilitación una vez se estabilice la situación tras el fin del estado de alarma". Por eso, FEDACE reclama incorporar "medidas en casos de personas recién accidentadas o que han sufrido un ictus y que han sido dadas de alta sin ningún seguimiento". Subrayan que ese tratamiento es vital.
Cierre de centros de daño cerebral
Mar Barbero explica que en el daño cerebral existen tres fases: fase aguda (UCIs), fase subaguda (hospital de rehabilitación) y fase crónica, tras haber sido dado de alta. Según los datos recabados por FEDACE, los centros hospitalarios de atención en la fase aguda están atendiendo a un porcentaje menor al 50% de la media habitual.
La situación actual es que los hospitales de rehabilitación no atienden a nuevos casos de personas con daño cerebral "que finalizada la etapa aguda en la UCI, salvada la vida, regresan a sus domicilios sin derivación a ningún centro especializado". ¿El motivo?. O han cerrado o a atienden a pacientes con coronavirus.
La directora de FEDACE cita el Centro Estatal de Atención al Daño Cerebral (CEADAC), en Madrid, dependiente del IMSERSO, que está siendo reutilizado para atención a pacientes de Covid-19; el Instituto Guttmann de Barcelona (su hospital de rehabilitación para personas con daño cerebral está cerrado y su planta primera se ha habilitado para atender a pacientes infectados) o centros privados especializados como el Beata María Ana, también en Madrid, que "no atienden nuevos casos de personas con daño cerebral, solo atienden a los pacientes que, previamente a la Covid-19, estaban hospitalizados".
Medidas de emergencia social
Al Ministerio de Servicios Sociales y Agenda 2030, FEDACE le reclama que habilite medidas de “emergencia social” para las personas con daño cerebral -unas 420.000 personas en España que, en el 90 % de los casos presenta secuelas- cuyo cuidador principal esté hospitalizado, enfermo o fallecido por coronavirus.
Destacan que el colectivo necesita mucho apoyo. Por eso, desde la Federación, piden que, una vez cubiertas las necesidades del personal sanitario en hospitales y UCIs, se asegure el abastecimiento de material de protección a profesionales, a las personas con daño cerebral y a sus familias.
En el caso de los mayores,"el aislamiento puede provocar que no reciban estimulación por lo que el deterioro cognitivo y motórico resultante va a ser grave"
La entidad también solicita que, cuanto antes, se incorporen medidas de rehabilitación física y/o cognitiva para mayores con daño cerebral que no tengan acceso a medios telemáticos. "En estos casos el aislamiento puede provocar que estas personas no reciban estimulación de ningún tipo por lo que el deterioro cognitivo y motórico resultante va a ser grave", enfatizan.
Que se garantice a los centros residenciales y centros de día el suministro de EPIs, de material de desinfección y de medicación habitual o puntual de las personas usuarias; que se elaboren protocolos claros de actuación en caso de contagio que tengan en cuenta el manejo de las personas con alteraciones de conducta o se presten servicios de compra, limpieza y apoyo en atención domiciliaria a las personas que lo necesiten, son otras de las reclamaciones que lanza FEDACE.
Circuitos limpios y sucios
FEDACE también se muestra "muy preocupada" por el descenso en el número de personas que acuden a los hospitales con consultas relacionadas con ictus, algo que los médicos llevan semanas advirtiendo.
Desde Asturias, el responsable de la Unidad de Neurorradiología Intervencionista del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), el doctor Pedro Vega, ha alertado que, con la crisis sanitaria de la Covid-19, los médicos han detectado que, por el miedo a un posible contagio, las personas con síntomas de ictus no acuden a los hospitales o lo hacen cuando es demasiado tarde.
“Desde que se ha decretado el estado de alarma, el número de consultas por ictus isquémico agudo ha disminuido de manera drástica, hasta un 50%. Esto puede ser debido a tres motivos: el colapso de los servicios de emergencias extrahospitalarias, el temor de los pacientes a contagiarse y factores relacionados con el cambio del estilo de vida que supone el confinamiento. En el caso de Asturias, en ningún momento se ha colapsado el sistema sanitario, por lo que probablemente influyen más los otros dos factores”, detalla Pedro Vega.
El especialista quiere trasladar el mensaje de que las Urgencias de los hospitales donde se recibe a pacientes con sospecha de ictus están aisladas de las unidades de coronavirus. “Generalmente, se generan circuitos ‘limpios’ y ‘sucios’ para separar las zonas donde se ubica y trata a los pacientes positivos. Esto no solo sucede en el Servicio de Urgencias sino en todo el hospital, incluidas las UCI y las unidades de hospitalización y quirófanos. También se reservan equipos de radiología para tal fin”.