Tanto la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) como la Agencia Europea del Medicamentos (EMA) están empezando a preocuparse por los efectos del coronavirus. Y no precisamente por su propagación como virus, sino por los posibles desabastecimientos que puede provocar el cierre de fábricas en China con motivo de la cuarentena.
La FDA se ha puesto en contacto con cientos de compañías farmacéuticas estadounidenses para que analicen su inventario y notifiquen si han registrado algún tipo de problema de suministro al tiempo que está preparando posibles medidas de contención. La EMA, por su parte, ha comenzado a hacer lo mismo, según comunicaba hace unos días la Comisaria de Salud de la UE, Stella Kyriakides, en una reunión de emergencia con los ministros de salud del bloque comunitario.
Por el momento, no se han registrado incidencias sobre la cadena de suministro de ningún laboratorio europeo y de acuerdo con Kyriakides, desde la EMA han creado varios grupos de trabajo que están monitorizando de cerca la situación.
Por otro lado, la comisaria de Salud también ha confirmado que vigilarán de cerca el suministro de mascarillas y equipos de protección médica, ya que prácticamente el 50% de los mismos se producen en China. Según ha afirmado, han contactado con la industria europea para asegurar que podrían hacer frente ante un aumento drástico de la demanda.
Los principios activos vienen de China
Pero, ¿de dónde viene el temor de que el coronavirus pueda provocar faltas de ibuprofeno en España o en Alemania? Muy simple. Desde hace varios años, China e India se han convertido en las 'despensas' farmacéuticas de toda la industria.
Mientras que sólo el 8% de los medicamentos que importamos a Europa proceden de China, el 80% de los principios activos que utilizan nuestros laboratorios para fabricar fármacos se producen en estos países. Por otro lado, es el hogar del 50% de las fábricas que producen APIs (principios activos, por sus siglas en inglés) del mundo.
Esto implica que la inmensa mayoría de la industria farmacéutica, tanto en EEUU como en Europa, depende de lo que ocurra en Francia. La provincia de Hubei, el foco de la epidemia, es además especialmente conocida por sus plantas farmacéuticas.
El éxito de este modelo se basa en una simple reducción de costes. Externalizando la producción de los materiales bases con los que se fabrican infinidad de fármacos, los grandes laboratorios ahorran dinero. El problema es que en situaciones como esta, les puede salir muy caro.
¿Relocalizar la producción?
Poco antes de la reunión, la Academia de Farmacéuticos francesa también emitió un comunicado alertando de esta dependencia de China por parte de los laboratorios europeos, haciendo un llamamiento a la UE a "relocalizar la producción" de estas sustancias activas.
Una medida que desde el Ministerio de Sanidad ya se propuso hace varios meses, ante el enorme número de desabastecimiento de fármacos que se ha experimentado durante 2019 en nuestro país, mucho antes del brote del coronavirus.
Este sistema de deslocalización ha provocado que se hayan registrado durante un 60% más de faltas de medicamentos que el año anterior. Desde el Ministerio de Sanidad, han llegado a proponer incentivos fiscales a los laboratorios nacionales para que produzcan fármacos en desabastecimiento, tal y como proponen los farmacéuticos franceses, pero por el momento, la medida no se ha materializado.