Sociedad

Se buscan ricos españoles dispuestos a donar parte de su fortuna. Razón: la universidad

A diferencia de EEUU, donde a principios de este mes un multimillonario donó 360 millones de euros a Harvard, la filantropía en España es una práctica poco habitual. "Cuando los antiguos alumnos se convierten en profesionales no olvidan lo que la universidad hizo por ellos. Aquí es impensable", dice un experto.

  • La Universidad de Harvard recibió a primeros de junio la mayor donación de su historia, 360 millones de euros

Junio empezó bien para la Universidad de Harvard. El centro universitario de Boston recibió la mayor donación de su historia: 360 millones de euros. El donante se llama John Paulson y es un multimillonario gestor de fondos de alto riesgo de Wall Street. Es además, exalumno de su escuela de negocios y su fortuna, según Forbes, ronda los 11.200 millones. Pese a no atravesar por un buen momento profesional, su fondo especulativo cerró el pasado ejercicio con pérdidas, Paulson, ha decidido ceder buena parte de su dinero, que servirá para ampliar la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas. A cambio de su generosidad, la facultad llevará su nombre.

El presidente de Harvard ha agradecido una donación que, según ha manifestado, "cambiará la universidad y mejorará su impacto en el mundo". El espléndido regalo, valora, es consecuencia del "aprecio" que Paulson, que gestiona 19.500 millones de dólares de inversores particulares y fondos de pensiones, siente "por la facultad y los alumnos". Paulson se suma así a otras figuras del mundo de los negocios que decidieron 'traspasar' parte de su patromonio a quien les formó. Sin ir más lejos, hace apenas un mes y medio el fundador de Blackstone, Stephen Schwarzman, hizo lo propio obsequiando con 150 millones a Yale. En total, las universidades estadounidenses han recibido cerca de 100 'regalos' privados de 100 millones de dólares en la última década.

Este es un fenómeno que no ha pasado inadvertido para The Economist. El periódico británico centra su punto de mira en Harvard, "la que ya era la universidad más rica del mundo". Asegura que cada vez es más común que las donaciones más generosas vayan a parar las universidades mejor financiadas, algo que está haciendo que "las facultades ricas lo sean incluso más".

"En España nos queda mucho que recorrer en el mundo de la filantropía", dice Fernández

Según los datos del Consejo para la Ayuda a la Educación, la Universidad de Stanford recauda unos 50.000 dólares por cada estudiante mientras que la de Berkeley tiene que conformarse con 10.000 por alumno. "La filantropía podría estar inclinando al sistema educativo universitario de EEUU aún más a favor de los ricos", zanja al respecto el rotativo económico.

"En España es impensable"

En España, la situación es radicalmente distinta. La educación familiar, la gigantesca dependencia del Estado o la ausencia de importantes deducciones fiscales que sí se aplican en Estados Unidos podrían ser algunos de los motivos que se encuentren detrás del hecho de que a los ricos de nuestro país no les guste la filantropía. O al menos, de que no sean muy partidarios de donar su fortuna a la universidad. "Lo que sucede en EEUU, hoy por hoy, es impensable en España", asegura Ricardo Valls, especialista en fundraising y director ejecutivo de la consultoría Social Zohar.

"Las grandes fortunas españolas no tienen esa cultura, no se puede comparar, es una manera de pensar propia del mundo anglosajón", continúa Valls, advirtiendo de que en nuestro país adoptar este modelo "llevará siglos". Al margen de la mayor o menor predisposición de los ricos, Valls sostiene que "gran parte de la culpa la tienen las universidades, que no saben pedir o no piden bien".

En este sentido, reclama que debe haber un cambio de actitud. "Hasta ahora ha sido más fácil financiarse a través de la Administración que captando fondos a través de la filantropía pero a las universidades les toca espabilar y buscarse la vida", afirma contundente. Asimismo, exige más profesionalidad en el asunto: "Se ha venido haciendo de manera informal, con escasa continuidad, es un reto pendiente". Algo que no excluye que haya habido grandes donaciones, como la realizada por Esther Koplowitz, que aportó más de 15 millones para la construcción de un centro de investigación biomédica en Barcelona que supone el mecenazgo a la investigación científica más importante realizado hasta ahora en España. O la inversión de 30 millones en el año 2010 por parte de la fundación Botín para educación, desarrollo rural y ciencia, entre otras áreas.

"Toca buscar alternativas"

Precisamente en ello está la Universidad Pompeu Fabra. Conscientes de que "los fondos públicos llegan hasta donde llegan" y de que el futuro para que su institución sea sostenible pasa por "explorar nuevos métodos", han puesto en marcha una Unidad de Patrocinio y Mecenazgo. "Cuando aprieta la crisis, toca buscar alternativas", señala su responsable de fundraising institucional, Pau Fernández.

"Gran parte de la culpa la tienen las universidades que no saben pedir", sostiene Ricardo Valls

Preguntado por la diferencia de mentalidad entre España y Estados Unidos, Fernández valora que "los antiguos alumnos estadounidenses cuando se convierten en profesionales no olvidan lo que su universidad hizo por ellos formándoles y por ello, suelen hacer donativos". Aquí, la filantropía tiene mucho menos arraigo y las donaciones, "aunque siempre ha habido", son esporádicas. "Es una carencia pero intentaremos que se convierta en algo más habitual", remata Fernández, adelantando que "aunque no sea una solución definitiva, todas las universidades irán apostando por esta entrada de financiación".

"No sirven para aumentar las arcas"

En una situación similar se encuentra la Universidad Pontificia de Comillas ICAI-ICADE. Aseguran que las aportaciones de amigos de la universidad y antiguos alumnos, entidades, empresas e instituciones "no sirven para aumentar las arcas de la institución sino que se destinan a becas y ayudas al estudio de los alumnos con objeto de facilitar el acceso a su formación".

Cada curso asignan, de media, un millón de euros a tal fin, de manera que "unos 300 estudiantes pueden estudiar en nuestra universidad". Como los anteriores, sostienen que "en España no existe una cultura de donaciones" y que por tanto, las cuantías, sujetas a beneficios fiscales, son "mucho menores".

Filántropos de clase media

En el mundo de la filantropía, siempre figuran los mismos nombres. "Muchas veces se reduce a fundaciones pero va mucho más allá, posiblemente porque los esfuerzos individuales se han estudiado menos", apunta Marta Rey, profesora de la Universidad de La Coruña, en declaraciones a la revista Capital. Destacan los 20 millones de euros que Amancio Ortega, el hombre más rico de España y tercera fortuna del mundo, destinó a Cáritas en noviembre del año pasado; los 11,4 dedicados por la Fundación March a actividades relacionadas con el mundo cultural o los 5,4 millones que hoy destina la fundación Ramón Areces, promotor de El Corte Inglés, a proyectos relacionados con las ciencias sociales pero hay muchos más desconocidos.

La mayor aportación filantrópica la hacen personas con rentas anuales de entre 30.000 y 80.000 euros

España es un país de filántropos de clase media. La mayor aportación a la filantropía, con un 63,7%, corresponde a los 2,6 millones de ciudadanos que dan 784 millones de euros anuales a través de donaciones medias de 302 euros, "muy concentrados en los segmentos de las clases medias, de unos 50 años y con rentas anuales de entre 30.000 y 80.000 euros", según el "Estudio del perfil del donante", de la Asociación Española de Fundraising.

"Faltan modelos de referencia"

Por si no fuera poco, a la delicada salud de la filantropía se suma que las grandes fortunas en España se han decantado tradicionalmente por la discreción. "Los grandes donantes tienden a ocultarse y eso impide que se cree un modelo", explica Valls, añadiendo que eso provoca que no haya referencias. "Necesitamos modelos de grandes filántropos para que otros los sigan pero no los hay. Cuesta mucho tener visibilidad", zanja. Acosadas por los recortes, las universidades andan a la caza de la financiación que carecen. Se buscan donaciones.

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