El tópico de la siesta vuelve a las páginas de The New York Times, que este lunes publicó el reportaje 'España, país de las cenas a las 10 p.m., pregunta si es hora de ajustar el reloj'. La respuesta para el rotativo estadounidense es obvia: necesitamos retrasar el reloj una hora y reducir las pausas en la jornada laboral, que el medio achaca al cliché de la siesta.
"Es la identidad española, comer a otra hora, dormir a otra hora", afirma uno de los entrevistados en la información. Así, el texto indica que "la tarde española empieza normalmente a las 10", haciendo coincidir la cena con los programas televisivos del horario de máxima audiencia, "que no acaban hasta después de la una".
"España todavía funciona con sus propios horarios y ritmos", resalta el texto, y añade que el país podría ser "más productivo" si adoptara "un horario más regular", acorde con el resto de Europa. En este sentido, propone abandonar el horario GMT+1, que se utiliza en Alemania, Francia e Italia, y recuperar el huso horario de Portugal y Reino Unido.
Acortar la siesta para salir de la crisis
Entre las 'lacras' de este desorden horario, The New York Times saca a relucir la siesta. "Durante décadas, muchos españoles han tenido un largo descanso al mediodía para el almuerzo y una siesta", indica, y pide "un cambio fundamental en la vida española" que consistiría en recortar esta pausa "a una hora o menos".
Otro problema con estos horarios imposibles es la conciliación de la vida laboral y familiar. "Cambiar el horario español sería una bendición para las madres trabajadoras", además de "permitir a las familias tener más tiempo juntas".
También aboga por programar las emisiones televisivas "una hora antes" y reemplazar la jornada laboral por un horario de 9.00 a 17.00 horas. "Muchos españoles urbanos se quejan de una jornada laboral interminable", recoge el reportaje, que apuesta por un horario más racional para incrementar la productividad y "ayudar a la recuperación económica de España".