Antonio María Rouco Varela, hasta este jueves arzobispo de Madrid, ha dejado sus funciones tras despedirse hace unos meses de la presidencia de la Conferencia Episcopal. Combativo, controvertido, odiado y galardonado, Valera seguirá siendo cardenal, y arzobispo emérito de Madrid.
Nacido en la localidad lucense de Villalba hace 78 años, Valera ha dedicado casi 20 a dirigir la archidiócesis madrileña, desde el 24 de octubre de 1994, cuando Juan Pablo II lo nombró arzobispo, lo cual supuso el pistoletazo de salida para una vida en el epicentro de la política española, donde ha rechazado fervientemente ante gobiernos de izquierdas y derechas medidas como el matrimonio homosexual o el aborto, se ha lamentado por la “crisis profunda del matrimonio y la familia y ha sido un abanderado de la obligatoriedad de la asignatura de religión en las escuelas, según relata Efe.
La sustitución de Rouco se debe a que el prelado ha superado los 75 años, la edad de jubilación para los religiosos, momento en el que deben comunicar su renuncia obligatoria y es el pontífice quien decide si la acepta o no. Valera, que recibió la medalla de Oro de la Comunidad de Madrid el pasado mes de mayo, es famoso por sus declaraciones conflictivas y por no tener pelos en la lengua, hay quienes le califican como un hombre “santo”, que dedica todos sus esfuerzos al apostolado, otros en cambio lo califican de “homófobo”, por su posición respecto a posiciones progresistas.
Acusado de querer influir en las decisiones de los gobiernos, consiguió que la reforma educativa promovida por el PP reintrodujese una alternativa obligatoria a la clase de religión en la educación básica
Acusado de querer influir en las decisiones de los gobiernos, consiguió que la reforma educativa promovida por el PP reintrodujese una alternativa obligatoria a la clase de religión en la educación básica. Experto en relaciones entre la Iglesia y el Estado, materia sobre la que desarrolló su tesis doctoral, también batalló contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía y su "adoctrinamiento moral" en tiempos del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.
El Cardenal es aficionado al cine, la lectura y la naturaleza, según comentan quienes le conocen. Afirman que continuará dando conferencias y presidiendo distintas celebraciones. Además explican que “gana mucho en las distancias cortas, donde se muestra un hombre afable, simpático y cariñoso”.
Ordenado sacerdote en Salamanca en 1959 y nombrado cardenal en 1998, Rouco realizó los estudios sacerdotales en el Seminario de Mondoñedo (Lugo) y continuó los de Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca.
Sus conocimientos de la realidad latinoamericana (sus padres emigraron a Cuba), sus cuatro mandatos de tres años al frente de la CEE, su preparación teológica, canónica e intelectual y su conocimiento de idiomas lo han situado en diversas ocasiones en las "quinielas" de posibles papas, pero sin llegar a ocupar la silla de Pedro.
La sustitución de Rouco se debe a que el prelado ha superado los 75 años, cuando el pontífice debe decidir su acepta su renuncia obligatoria o no
Ha sido vicerrector de la Universidad Pontificia de Salamanca, obispo auxiliar de Santiago de Compostela, presidente de la Junta de Asuntos Jurídicos de la CEE, arzobispo de Santiago y arzobispo de Madrid-Alcalá.
Es miembro del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica; en 2004 fue nombrado miembro del Consejo de Cardenales para el estudio de los asuntos organizativos y económicos de la Santa Sede; y es doctor Honoris Causa por varias universidades.
Presidió la CEE durante 12 años divididos en dos períodos (de 1999 a 2005 y entre 2008 y 2014) y fue en este último en el que la defensa de la familia tradicional ocupó un lugar relevante. Entre sus decisiones más polémicas como arzobispo de Madrid, ordenó en 2007 el cierre de la parroquia de San Carlos Borromeo en el barrio de Entrevías por "falta de ortodoxia".
Su rechazo frontal al aborto fue contestado recientemente por unas activistas del grupo ultrafeminista Femen que, con el pecho desnudo, le atacaron a la entrada de una iglesia madrileña al grito de "el aborto es sagrado". También se le recordará porque casó a los Príncipes de Asturias el 22 de mayo de 2004, en la catedral de la Almudena.