Sociedad

Los jóvenes de todo el mundo configuran el eslabón más débil en la crisis económica

Cerca de 75 millones de jóvenes están desempleados, una cifra que no deja de crecer desde que estalló la crisis, y que evidencia el principal reto al que se enfrentan tanto los países desarrollados como los emergentes.

La tasa de desempleo juvenil en España alcanzó el 53,28% en el segundo trimestre, según la última Encuesta de Población Activa. Sin embargo, no se trata de un mal endémico del mercado laboral español, sino que es una constante que se repite en todo el mundo, incluyendo grandes potencias como EEUU o países emergentes como Brasil. Los jóvenes son el eslabón más débil en esta crisis y reducir esta desorbitada tasa de paro se ha convertido en el mayor reto de los Gobiernos.

Cerca de 75 millones de jóvenes están desempleados en todo el mundo, lo que supone un incremento de más de 4 millones desde el año 2007, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que advierte no sólo de las consecuencias económicas y sociales de este paro, sino también de sus efectos perjudiciales sobre la futura inserción laboral y los salarios.

Y es que para los jóvenes, encontrar trabajo se ha convertido en la 'pescadilla que se muerde la cola': "no consigo trabajo porque no tengo experiencia y no tendré experiencia si no consigo trabajo".

Exceso o falta de cualificación

Si hace unos años, el nivel de formación realmente marcaba una diferencia a la hora de encontrar empleo, estas ventajas se desdibujan con la crisis. La educación y la capacitación son esenciales para incorporarse al mercado laboral con éxito, sin embargo, en las economías en desarrollo se ofrecen puestos de trabajo muy limitados a sectores formales pequeños, y la juventud no siempre ha adquirido en la universidad las habilidades necesarias adecuadas para calificar en dichos trabajos.

El difícil acceso a trabajos de alta cualificación provoca que muchos jóvenes 'disfracen' sus curriculum para optar a empleos mucho menos exigentes. No es extraño por tanto, encontrarse a candidatos que maquillan sus conocimientos y habilidades para no ser descartados por estar hiper-cualificados.

Atrapados en el empleo temporal

Muchos jóvenes se encuentran atrapados en trabajos de baja productividad, temporales, mal remunerados y muy alejados de sus aspiraciones. La transición hacia trabajos permanentes y mejor pagados se pospone cada vez más en las economías desarrolladas. 

"No consigo trabajo porque no tengo experiencia y no tendré experiencia si no consigo un trabajo", piensan los jóvenes

El incremento de trabajo temporal y a tiempo parcial en los últimos diez años, especialmente coincidiendo con la crisis, sugiere que este es el único empleo disponible para muchos jóvenes. Incluso la proporción de empleo remunerado frente al porcentaje de empleo total es muy baja.

Esta tendencia ha despertado el debate en torno a la flexibilidad del mercado laboral en general y la dualidad del mismo en particular. El auge de este tipo de contratos podría explicarse por una combinación de legislaciones menos estrictas respecto a los costes de despido y los trámites para los contratos no temporales, junto con el escaso poder de negociación individual de los jóvenes.

El fenómeno de los 'ni-ni' cada vez va a más

La falta de puestos de trabajo y el exceso de candidatos altamente cualificados ha provocado que muchos jóvenes, desalentados, abandonen la búsqueda de empleo o decidan posponerla para resguardarse bajo el paraguas del sistema educativo. La OIT estima que, debido a la crisis, un total de 6,4 millones de jóvenes se encuentran en esta situación, especialmente en la Unión Europea.

Los jóvenes que ni estudian ni trabajan -conocidos en España como 'ni-ni' y en el resto del mundo como NEET (de sus siglas, sin educación, empleo o formación)- representan un creciente motivo de preocupación para los responsables políticos. Según la OIT, suponen al menos un 10% de la población joven y afecta mucho más a quienes tienen un nivel bajo de educación en los países desarrollados.

El retiro de la fuerza laboral joven a causa de la crisis es un arma de doble filo. Por una parte, los jóvenes que desistan a encontrar empleo y dejen de formarse, corren el peligro de quedar excluidos definitivamente de un mercado laboral cambiante y en constante movimiento. Por si fuera poco, la presión que recae ahora mismo sobre los jóvenes que buscan empleo se multiplicará cuando algunos de estos 'rezagados' decidan reincorporarse al mundo laboral. 

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