Con una tasa de desempleo del 26,3% tener un trabajo en España hoy en día supone darse con un canto en los dientes. Ante la escasez de oportunidades laborales los jóvenes españoles emigran al extranjero para poder ganarse la vida. Y los que no emigran, trabajan en lo primero que encuentran. Ese es el caso de Alfonso y de Dimas, dos jóvenes españoles altamente cualificados y que, por culpa de la crisis, han tenido que dejar de lado (momentáneamente) sus carreras profesionales para tener algo que llevarse a la boca.
Alfonso de Sande tiene 31 años y terminó la carrera de ingeniería de Montes en 2011. Aunque al principio estuvo currando 'de lo suyo', actualmente trabaja como teleoperador para Jazztel. "Ahora cobro más que cuando estaba como ingeniero" reconoce, lo que no significa que esté ganando un dineral. Apenas llega a los 870 euros mensuales, una cantidad que no le permite independizarse, y que ni siquiera le convierte en mileurista.
Hay ofertas de empleo para ingenieros de telecomunicaciones, informáticos, o comerciales
Al terminar la carrera, Alfonso consiguió una beca en la universidad para realizar un estudio estadístico de las evaluaciones docentes. Más tarde, obtuvo una beca no remunerada para trabajar en la subdirección de la Escuela de Montes llevando a cabo su proyecto de fin de carrera. Presentó el proyecto y fue enlazando trabajos temporales relacionados con su especialidad. Así, hasta que en septiembre de 2012 se quedó en el paro. En ese momento, empezó a buscar trabajo de cualquier cosa. Y al meterse en las páginas web, descubrió que la mayoría de los empleos que se ofertan son de ingeniero de telecomunicaciones, de informático, o para ser comercial. El panorama era desolador.
La situación de Dimas Carreras no es mucho mejor. Dimas, de 35 años, terminó arquitectura técnica (denominada ahora Ingeniería de la Edificación por el plan Bolonia) en el año 2004 y aunque empezó trabajando como aparejador, actualmente despacha cada día como dependiente en una tienda de una conocida marca de ropa. No gana más que cuando trabajaba en estudios de arquitectura, pero por lo menos consigue el suficiente dinero para ir tirando.
Participando en programas de televisión
Mientras cursaba la carrera, Dimas la compaginó con pequeños empleos que le iban saliendo y cuando terminó, no tuvo problema para encontrar trabajo 'de lo suyo'. Era el año 2004 y en aquella época se estaba viviendo el momento álgido de la construcción. Le llamaban de todas partes: "Me hacían ofertas muy interesantes y he de admitir que nunca he cobrado más que en el primer año al acabar la carrera".
Dimas ha participado en programas como Password o La ruleta de la fortuna
Él mismo reconoce que desde 2004 hasta hoy, de alguna manera, ha ido "dando tumbos". Empezó en un estudio de arquitectura y allí se mantuvo durante un año. De ahí, pasó a currar durante dos meses en una constructora (año 2005), trabajando a pie de obra. Más tarde, entró en otro estudio de arquitectura con el que mantuvo una colaboración de nueve meses (casi todo el 2006). Ya en 2007 trabajó como delineante para una empresa de topografía, pero al año lo dejó. Y desde finales de 2007 hasta marzo de 2010 volvió al último estudio de arquitectura donde había estado trabajando. Fue el último empleado que quedó hasta que cerró la empresa.
Y entre tantos empleos, como no estaban especialmente bien pagados, Dimas comenzó a presentarse a castings para concursos de televisión. En 2008 le seleccionaron como concursante del programa Password (Cuatro) y consiguió ganar 6.000 euros. Y dos años más tarde, ya cuando estaba en el paro, concursó en La ruleta de la fortuna (Antena 3), donde logró hacerse con otros 6.000 euros. Un dinerillo con el que ir tapando agujeros.
Perspectivas de futuro
A pesar que actualmente no puede desarrollarse en su ámbito profesional, Alfonso es optimista. Siempre ve el lado positivo de las cosas. Un buen ejemplo es que estuvo trabajando como comercial para una empresa de telecomunicaciones sin contrato laboral y sin sueldo fijo. Y a pesar de ello, asegura que fue una muy buena experiencia "porque me enseñaron lo más importante en el ámbito laboral: vender y saber venderte. En este mundo tan competitivo esto es fundamental".
Sobre el futuro, deja claro que quiere trabajar como ingeniero, "pero a día de hoy no lo echo de menos". A Alfonso le apetece estar en España unos meses y quizás más adelante irse al extranjero, como han hecho miles de jóvenes españoles en su situación. Pero es realista y sabe que si se va fuera, tendrá que trabajar de lo que sea. "Si no puedes exigir trabajar de lo tuyo cuando estás en España, que es tu lengua materna, ni mucho menos puedes exigir trabajar como ingeniero en el extranjero cuando no dominas su lengua y los planes de estudio son diferentes", sentencia.
Alfonso: "Me enseñaron lo más importante: vender y saber venderse"
Dimas también pensó en alguna ocasión irse fuera de España, pero cree que en este momento, en el que se ha ido a vivir con su pareja, no está lo suficientemente apurado como para dar ese paso. Además, en la cadena de la tienda de ropa para la que trabaja existe la posibilidad de que algún día pueda desarrollarse como aparejador. Existe ese puesto y conoce casos de algunas personas que empezaron trabajando como dependientes y por su cualificación han llegado más lejos. Ese es el gran objetivo de Dimas, intentar mejorar profesionalmente en la empresa para la que trabaja. Al fin y al cabo, ahora está como dependiente de 20 horas semanales cobrando menos de 500 euros al mes. Ojalá las cosas mejoren.