La inclusión de tres clubes de Crimea en la Liga rusa ha desatado una guerra futbolística que podría dejar a Rusia sin Mundial 2018, si prospera la demanda de sanciones remitida por Ucrania a la FIFA y a la UEFA. "Crimea es un territorio ocupado y así lo reconoce todo el mundo. Consideramos que la FIFA y la UEFA deben reaccionar lo antes posible", aseguró Maxim Bóndarev, director ejecutivo de la Federación Ucrania de Fútbol (FUF).

La foto de todos los países del G-7 juntos dando la espalda a Rusia ha sido decisiva. En esa imagen, las naciones más poderosas del mundo no sólo pretendían marginar a Moscú, sino que también enviaban un claro mensaje sobre el cumplimiento de la legalidad internacional. Es decir, que traducido al cristiano no quieren ni oír hablar de aventuras soberanistas.

"Suspenderemos nuestra participación en el G8 hasta que Rusia cambie el rumbo y el clima vuelva a ser uno en el que el G8 pueda mantener una discusión significativa", declararon los líderes en un comunicado, en el que también confirmaron la suspensión de la cumbre del G8 en la ciudad rusa de Sochi en junio.

La declaración unilateral, con Kosovo como precedente, precisa que la independencia de Crimea deberá ser refrendada en la votación popular convocada para el próximo domingo, consulta declarada ilegal por el Gobierno central de Ucrania.