Hace unos días me llamaba un amigo para contarme que en breve iba a abrir un pequeño bar- restaurante. Afortunadamente no es un gastrobar, ni una ‘neotaberna’, ni una tasca informal, ni tampoco, gracias a Dios, un ‘restobar’ canalla. Un sitio normalito en el que pretende ofrecer producto sincero, donde la materia prima tenga un especial protagonismo, y hacerlo lo mejor que pueda… Lo mejor que pueda, sí, porque mi amigo no tiene ni idea de hostelería, como muchos de los que abren bares y restaurantes.