Mientras la selección de waterpolo nunca dio la sensación de poder con Montenegro, sobre todo porque fue incapaz de aprovechar en ataque la mayoría de superioridades, la de balonmano pagó ante Francia una pájara de 12 minutos durante los cuales no anotó ni un gol y tuvo la mala suerte de encajar el tanto decisivo en el último segundo. Ambos equipos pecaron de una defensa poco agresiva, una de las claves que mantiene vivas en la competición a sus homólogas femeninas.

Los calificativos se agotan, pero todos se quegan cortos para un equipo novato en unos Juegos pero cuya determinación quedó patente, de nuevo, desde el principio del encuentro. De toda una semifinal ante Hungría, un clásico. España ganó con autoridad (9-10) y el jueves (21:00) aspira a colgarse el oro antes las norteamericanas. No hay miedo. Ya empataron con ellas en la primera fase, así que todo es posible en la gran final olímpica. El último reto con otra medalla asegurada que sumar a la de oro conquistada por María Alabau y las platas de Javier Gómez Noya y la pareja de sincronizada Andrea Fuentes y Ona Carbonell.