El IVA cultural, que aumentó el gravamen de los espectáculos hasta el 21%, ha supuesto un fuerte varapalo para muchos promotores teatrales, pero el sector, que arrastra una crisis tan perenne que parece ya formar parte de su idiosincrasia, no para de desarrollar iniciativas originales con las que atraer al público hasta sus salas. La última propuesta del Teatre Neu de Barcelona va en este sentido: gracias a un sistema de reconocimiento facial (parecido al que Facebook utiliza para detectar caras de gente en las imágenes subidas a la red social) pueden detectar si el espectáculo está divirtiendo a los espectadores y cobrarles tan solo por las risas generadas.
El proyecto, desarrollado en colaboración con la agencia The Cyranos McCann, permite medir cada una de las risas individualmente y facturar por la suma. Así, cada vez que los músculos de tu cara se estiran para reír, el sistema va contando. Cada sonrisa cuesta 0,30 euros, aunque a partir de los 24 euros se para de contar y hay tarifa plana de carcajadas.
¿Funciona la idea? Juzguen ustedes mismos: los resultados satisfacen por el momento a los responsables del teatro, que cuantifican en un 35% el crecimiento de público en las salas y han observado un aumento en el precio medio de la entrada en unos 6 euros. Si a todo eso sumamos la publicidad gratuita que les están haciendo los medios de comunicación de todo el planeta, estamos ante todo un éxito.