Tecnología

Toshiba incrementa sus pérdidas por su rama nuclear y afronta un futuro incierto

El conglomerado nipón registró unas pérdidas netas de 4.537 millones de euros entre abril y diciembre del año pasado, primeros nueve meses del año fiscal nipón, un saldo negativo mayor que el previsto por la compañía.

  • El presidente de la empresa tecnológica japonesa Toshiba, Satoshi Tsunakawa, junto al logo de la empresa.

Toshiba ahondó sus pérdidas en 2016 por la quiebra de su rama nuclear en EEUU, según los resultados sin auditar publicados este martes por el grupo nipón, que afronta ahora un incierto proceso de reestructuración y posibles sanciones del regulador nipón.

El conglomerado nipón registró unas pérdidas netas de 532.500 millones de yenes (4.537 millones de euros) entre abril y diciembre del año pasado, primeros nueve meses del año fiscal nipón, un saldo negativo mayor que el previsto por la compañía y que el registrado un año antes.

En el mismo periodo, su déficit operativo ascendió a 576.280 millones de yenes (4.910 millones de euros), más del doble que en el mismo período de 2016, y acumuló un patrimonio neto negativo de 225.690 millones de yenes (1.923 millones de euros).

El motivo de esta caída es la "enorme pérdida generada" por su negocio nuclear en el extranjero, afirmó la empresa en un comunicado, donde también destacó que el resto de sus áreas "han registrado operaciones saludables".

El grave endeudamiento de Westinghouse Electric, su filial de energía nuclear en EE.UU., ha derivado en la declaración en quiebra de la empresa y se debe al incremento de los costes laborales y de construcción para las nuevas centrales atómicas en dicho país.

Toshiba decidió publicar sus resultados financieros pese a no contar con el visto bueno de la auditoría, y después de retrasarlos en dos ocasiones tras hallar que Westinghouse ejerció "presiones inapropiadas" que podrían haber derivado en el maquillaje de sus cuentas.

Estrategia en Bolsa

La empresa con sede en Tokio ha concluido que "no hay pruebas" de que se produjera dicha manipulación, y decidió proceder a la presentación de sus resultados para evitar la suspensión de la cotización en la Bolsa de Tokio de sus acciones, que se encuentran actualmente bajo supervisión.

Aún así, los analistas nipones creen que Toshiba podría ser objeto de nuevas sanciones por parte del regulador bursátil nipón, puesto que la empresa vuelve a generar sospechas sobre irregularidades contables tras verse sacudida por un grave escándalo de maquillaje de sus resultados en 2015.

La corporación japonesa supone otro ejemplo de declive de la industria tecnológica nipona

La corporación japonesa, que no logra enderezar su rumbo desde aquel episodio, supone además otro ejemplo del declive de la antaño competitiva industria tecnológica nipona ante la pujanza creciente de sus rivales chinos, surcoreanos y taiwaneses.

Este nuevo contexto global obligó al gigante nipón a desprenderse de sus negocios de televisores, ordenadores portátiles, electrodomésticos y equipamiento médico, y también le llevó a realizar una firme apuesta por la energía nuclear, considerada como un sector con gran potencial de crecimiento hace una década.

Toshiba adquirió en Westinghouse en 2006 a British Nuclear Fuels, una operación multimillonaria que resultó fallida, debido al incremento de los costes de la energía nuclear a raíz de las nuevas normativas de seguridad aprobadas en todo el mundo tras la crisis nuclear de Fukushima de 2011 y al abaratamiento del petróleo.

El pasado marzo, Westinghouse solicitó acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras estadounidense para poder reorganizar su deuda y limitar así la parte de este saldo negativo que la matriz nipona se verá obligada a asumir.

Pero esta medida no será suficiente para mitigar el impacto, y Toshiba se ha visto forzada a dar un nuevo paso en su proceso de despiece con la escisión de su rama de chips de memoria, uno de los mayores fabricantes mundiales de este tipo de dispositivos.

La empresa pretende vender una parte mayoritaria de sus participaciones en la nueva compañía independiente con el objetivo de "mejorar su situación financiera y obtener liquidez", afirmó su director ejecutivo, Satoshi Tsunakawa, en rueda de prensa.

Para el año fiscal nipón 2016, que concluyó el pasado marzo, Toshiba prevé incurrir en unas pérdidas netas de 1,01 billones de yenes (8.603 millones de euros), lo que supondría el mayor saldo negativo nunca registrado por una manufacturera nipona, según las estimaciones de la empresa.

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