Hace no tanto -apenas unas décadas-, el 80% de la cocaína que llegaba a Europa lo hacía por las costas gallegas. La reconversión del sector pesquero había dejado deudas, desempleo y familias con el cuello al agua a su paso. Y en un territorio con una arraigada tradición de contrabando de tabaco, la mecha prendió. El tráfico de cocaína se convirtió en una actividad más, dando lugar a clanes y conexiones con los cárteles colombianos de la droga.
Era un narcotráfico alejado de los estereotipos que suelen asociarse a este sector. Frente al 'narco' de las metralletas y la violencia, el traficante gallego vestía zuecos y jugaba al dominó. Pero eso no lo convertía en una amenaza menos letal: la impunidad e incluso complicidad social, policial y política hicieron que Galicia estuviera a punto de convertirse en "la nueva Sicilia". Después vino el levantamiento de las madres que veían cómo sus hijos caían por la droga y la Operación Nécora...y, aunque el problema no desapareció por completo, nunca volvió a alcanzar las cotas de gravedad que se vieron en los años 80 y 90.
'Fariña' habla de cómo unos chavales se convirtieron en capos de la droga de un día para otro. De cómo el narcotráfico pasó a ser una forma más de vida. Y de cómo se normalizó
'Fariña' habla de todo esto. De cómo unos chavales se convirtieron en capos de la droga de un día para otro. De cómo el narcotráfico pasó a ser una forma más de vida. Y de cómo se normalizó. El periodista Nacho Carretero ya lo contó en su libro homónimo, -editado por Libros del K.O-, un relato que ha alcanzado su sexta edición y en el que se reconstruye, en forma de ensayo, el paisaje criminal que surgió en torno a la harina en esta región del noroeste de España.
Bambú Producciones ha sabido ver una oportunidad en el éxito de esta obra y se ha lanzado a la piscina, de la mano de Atresmedia, para producir una serie sobre el narcotráfico en Galicia con la que se aleja del melodrama romántico propio de títulos como 'Velvet' o 'Las chicas del cable'. En 'Fariña' no destacan las historias de amor ni los personajes femeninos protagonistas: un elenco de 120 actores relativamente desconocidos, con Javier Rey, Tamar Novas, Marta Larralde y Tristán Ulloa a la cabeza.
Todo con un ADN cien por cien gallego: la serie, cuya primera temporada se rodará hasta enero, se está filmando en múltiples localizaciones de Galicia como Noia, Santiago de Compostela, Porto do Son, Pontevedra o Illa de Arousa. Hasta el equipo técnico y los proveedores son locales. Un proyecto que, para su productor ejecutivo, Ramón Campos, entraña sus riesgos porque, al fin y al cabo, estamos hablando de televisión en abierto y de un target masivo y muy heterogéneo, como explica a altavoz.
¿Cómo surge la idea de adaptar 'Fariña' a la pequeña pantalla?
La primera tv movie que yo escribí en mi vida, 'Entre Bateas', estaba centrada en el tema del narcotráfico. Cada ciertos años intentábamos vender una historia sobre el narcotráfico a nivel nacional y no lo conseguíamos. Por eso, la aparición de 'Fariña' nos vino muy bien, ya que estábamos en un contexto en el que había historias de este tipo a nivel internacional que tenían éxito y era más fácil vender el producto.
La historia que se cuenta en la serie y en el libro homónimo de Nacho Carretero no se había visto antes en la televisión de nuestro país. ¿Sentís que vais a tratar un tema arriesgado? ¿Esperáis una buena acogida?
Eso nunca se sabe. Podríamos decir que esta serie es arriesgada en el sentido de que no tiene una gran historia de amor ni personajes femeninos protagonistas, y sabemos que estos elementos son importantes en la televisión en abierto. Pero también somos conscientes de que hay que hacer apuestas, y esta es una gran apuesta por parte de Bambú y de Antena 3.
'Fariña' no sólo va a hablar del tráfico de drogas, también de la respuesta que las instituciones dan a este problema. ¿Qué papel tendrá la corrupción en la trama?
En realidad, en la primera temporada no se habla tanto de corrupción como de narcotráfico. En esta entrega se cuenta cómo se pasó de marisquear furtivamente al tráfico de drogas, y cómo en eso tuvo que ver toda la sociedad, que estuvo implicada de alguna manera -al contrabando de tabaco se le permitió hacerse muy fuerte y todos miramos hacia otro lado-. No se habla tanto de corrupción política, sino de corrupción de toda la sociedad.
Muchos ya hablan de esta serie como el 'Narcos español'. ¿Qué le parece esta comparación?
Nosotros nos sentimos más cerca de 'Roma criminal' que de un 'Narcos' español. Nuestros narcos están más pegados a la tierra que los de la sociedad latinoamericana: jugaban al dominó, no tenían metralletas y vivían en pequeños pueblos, donde poco a poco ven que todo se les está yendo de las manos. Estos 'narcos' eran los que ayudaban a permitir la entrada de la cocaína en Europa, ya que el 80% de la droga que entraba en los años 80 y 90 en el continente lo hacía por Galicia, donde se gestionaba la mercancía y su acceso desde el Atlántico.
Nuestros narcos están más pegados a la tierra que los de la sociedad latinoamericana: jugaban al dominó, no tenían metralletas y vivían en pequeños pueblos, donde poco a poco ven que todo se les está yendo de las manos"
Estamos acostumbrados a que las producciones más exitosas de Bambú sean del corte de 'Velvet' y de la más reciente 'Las chicas del cable'. ¿Se va a notar esa factura en 'Fariña' o nos encontraremos ante algo completamente diferente?
Hemos buscado un look completamente distinto, algo más pegado a la realidad, más social... En 'Velvet', 'Tiempos de guerra' y 'Gran Hotel' buscábamos un preciosismo que tenía mucho que ver con el melodrama romántico, pero 'Fariña' no es eso. Cada serie necesita el look que el género le marca. En 'Fariña' hacía falta que fuese algo que sumergiera al espectador desde el primer momento. Por eso no usamos un reparto muy conocido y actores gallegos, para que cuando empezasen a hablar supiéramos que eran gente del pueblo, de allí.
¿Cree que en España estamos faltos de productos de ficción de tipo social y político?
Al final lo que mueve la televisión son las audiencias. Es muy caro decidir que tienes que hacer un producto social o político cuando las veces que se ha hecho tampoco ha dado grandes datos. La televisión está en una disyuntiva complicada: con la llegada de las nuevas plataformas, es difícil optar por algo que se aleja del público mayoritario.
La audiencia de un programa o serie de televisión en abierto es como una tarta de cumpleaños: el bizcocho son las mujeres, la nata los hombres, las guindas los jóvenes y las velas, los niños. Puedes hacer una tarta sólo con bizcocho (el ingrediente más importante), pero sin bizcocho, sin mujeres, es imposible hacer un gran dato, porque son la audiencia base. A partir de ahí le puedes sumar hombres, jóvenes y niños..., y cuando una serie o un programa en abierto consigue unir todo eso, consigue la tarta perfecta, o lo que es lo mismo: un éxito de audiencias sin precedentes.
Somos conscientes de cómo es tener una serie con 2 millones de audiencia y una con 4. Para tener un gran dato, todas las grandes series tienen que tener una historia de amor"
¿Está sugiriendo que a las mujeres no les interesan los temas sociales y políticos?
El público mayoritario que ve televisión en abierto es un público femenino más interesado en la trama romántica o policial, al igual que en la literatura, donde las novelas que realmente se venden son obras como 'El tiempo entre costuras'. Si buscas los grandes superventas de estos últimos años, podrás comprobar que se acercan a ese tipo de público y desde ese lugar. Esto no quiere decir que no haya mujeres a las que no les gusten estos géneros, pero al público mayoritario sí que le gusta el melodrama.
¿Cómo valora la evolución de las series españolas, muchas veces denostadas, en los últimos años? Hemos visto apuestas como 'Crematorio', 'Vis a Vis', 'Mar de Plástico'...
'Crematorio' se hizo en una plataforma en la que no se podían medir las audiencias. 'Mar de plástico' tuvo dos temporadas. 'Vis a vis' se canceló, aunque ahora ha vuelto a Fox. Me parece maravilloso que haya diversidad: eso es muy bueno para los creadores. Nuestra primera serie a nivel nacional fue 'Desaparecida', que trataba un tema social, duro y sin una gran historia de amor detrás; pero somos conscientes de cómo es tener una serie con 2 millones de audiencia y una con 4. Para tener un gran dato, todas las grandes series tienen que tener una historia de amor.
En la era del streaming, ¿ve a 'Fariña' como un producto exportable a otros países?
Claro que sí. 'Fariña' está coproducida con Beta, una productora alemana, y la intención es venderla a todo el mundo. Aunque es un producto muy local, muy pegado a la realidad gallega, es muy exportable por eso mismo. Creo que puede interesar a mucha gente.