En 2010 el Barça de Guardiola dominaba el fútbol europeo y tenía especial facilidad para ganar al Madrid. José Mourinho llegó al club blanco con el objetivo de revertir esa tendencia y, para conseguirlo, se aplicó con todo el ahínco que pudo. La tensión llegó al máximo entre ambos clubes y paradójicamente los jugadores que eran campeones del mundo juntos empezaron a ni siquiera hablarse cuando se encontraban en la Selección. A finales de 2011 la situación era casi insoportable. Iker Casillas llamó a Xavi Hernández para resolverlo. A Mou no le gustó aquella llamada y se divorció del portero.
Su relación mejoró algo después para luego quebrarse definitivamente. Convivieron durante un año sin soportarse. Luego ambos salieron del Madrid de maneras poco edificantes. Aquella batalla entre Mou y Casillas dividió al madridismo en dos mitades que parecían casi irreconciliables. Ese es el resumen de una historia de sobra conocida. Ahora se recoge con detalle pero sin grandes novedades en el capítulo quinto del documental Colgar las alas que se está emitiendo en Movistar desde hace varias semanas.
Lo cierto es que fue una batalla eterna porque, por increíble que parezca, aún continúa. Este mismo viernes, con motivo del estreno del citado capítulo, Casillas volvía a ser trending topic en Twitter. Miles de comentarios, muchos de ellos dañinos para un lado u otro, atestiguan que el combate sigue vivo. Pero lo curioso es que sigue vivo para el público pero no tanto para sus protagonistas, que en el documental dejan claro, cada uno a su manera, que se equivocaron, que no les obsesiona el rencor y que hay que mirar hacia delante.
Este documental que resume en seis capítulos la carrera de Casillas es manifiestamente hagiográfico. Está hecho a mayor gloria del personaje
No coinciden, justo es decirlo, en la manera de definir lo que les ocurrió. Lo que para Casillas es "amor y odio" para Mou es "amor y momentos negativos". Seguramente cada uno sigue pensando que el otro tiene más culpa, aunque aquí muestren la citada templanza que sin embargo no muestran sus forofos, enfrentados irremisiblemente. Pero vamos ya a hablar sobre cómo está hecha esta serie, porque es lo que aquí nos interesa.
Este documental que resume en seis capítulos la carrera de Casillas es manifiestamente hagiográfico. Está hecho a mayor gloria del personaje. No hace falta ser un mourinhista desaforado para verlo. Entre otras cosas porque hasta el nombre y la estética sitúan al protagonista como una suerte de ángel redivivo. En los testimonios elegidos y en las imágenes que se nos muestran casi todo son elogios hacia el portero.
La mayoría de esas loas son merecidas, no cabe duda, pero tanta exaltación te deja un sabor almibarado
La mayoría de esas loas son merecidas, no cabe duda, pero por ejemplo se echa en falta alguna voz, aunque solo sea una, un poco crítica con Iker. Aquello del principio de contradicción, ya saben. Hasta los ángeles se equivocan. Y al menos en este capítulo no vemos error alguno en su comportamiento, porque tanto en su choque con Mou como en su abrupta salida del Madrid se culpa directa o indirectamente a otros. Tanta exaltación, con esas imágenes que muestran sus paradas pero casi nunca sus cantadas, te deja un sabor almibarado.
Tampoco hay en esta narración nada especial desde el punto de vista técnico. Las cosas se cuentan cronológicamente, sin mayores complicaciones e intercalando la voz de Casillas con las de otros personajes importantes de su carrera. No están todos los que son, claro, pero sí son todos los que están. Quiero decir que sí tiene mérito haber conseguido que el propio entrenador portugués participe en esta entrega, al igual que en los capítulos precedentes aparecen algunos de sus rivales como Robben o Buffon, pero tampoco estaría de más encontrar alguna voz, fuera de un jugador o de un periodista, que objetase algo al protagonista.
Sintetizo para acabar. Colgar las alas es un documental interesante porque deja memoria de un tiempo que está más lejos de lo que parece. De hecho, una de las primeras cosas que sientes al verlo es que te estás haciendo viejo porque aquella batalla eterna pasó hace ya casi diez años. Pese a que resulte emocionante porque nos recuerda cosas que vivimos, es un producto bastante discreto en lo técnico y demasiado parcial.