La absorción de Izquierda Unida por la vía de los hechos avanza incluso en tiempos de coronavirus. El plan establecido por Pablo Iglesias consiste en fichar a figuras relevantes del partido de Alberto Garzón, acabando con una fagocitación que ni siquiera necesitará un congreso.
El primer fichaje importante fue el de la Amanda Meyer, la hija del histórico dirigente de IU Willy Meyer. La hija de Meyer es una dirigente muy conocida de Izquierda Unida en Andalucía, la región donde más federaciones tiene el partido y más peso político ejerce. Amanda Meyer se incorporó en el gabinete de la ministra de Igualdad, Irene Montero, en el pasado enero. Ese fichaje tiene el sabor de un ingreso de facto en las filas de Podemos.
El segundo caso fue el de Clara Alonso, también de IU (en la corriente del PCE), que ahora desempeña el cargo de directora de comunicación de Igualdad. Alonso fue responsable de comunicación de IU. También trabajó en campañas del partido a nivel europeo. Originaria de Córdoba, fue jefa de campaña de IU en las elecciones de 2016.
Esta semana Iglesias ha dado otro paso hacia la absorción por la vía de los hechos. Esta vez en Valencia. Rubén Martínez Dalmau, actual vicepresidente segundo de la Generalitat, ha destituido esta semana a la directora general de Coordinación institucional Àngela Ballester. La exdiputada de Podemos por Valencia y persona vinculada a la fundación CEPS criticó la decisión unilateral de Dalmau, detrás de la que personas de su entorno detectan la mano de Iglesias.
Otras fuentes de Podemos confirman esta lectura. Inciden en que su sustituta es Adoración Guamán, también de IU y de la corriente del PCE. Guamán trabajó para la CEPS (fue directora de un máster) y entró en el embrión de Podemos en Valencia junto a Antonio De Cabo de la Vega y a la tesorera de entonces Fabiola de Meco. Guamán acabó siendo la tesorera de la entidad que trabajó para varios países de América Latina, entre otros Venezuela, cuando Meco se convirtió en diputada.
Espacio del cambio y liderazgo
En Podemos consideran que todos estos movimientos revelan la intención de Iglesias de afianzar el partido en el espacio político de IU, quitando a Alberto Garzón cuadros y figuras de prestigios, que debilitan su frágil liderazgo. Las relaciones entre Garzón e Iglesias empeoraron durante el año pasado, a la vez que se fortaleció la figura de Enrique Santiago, el líder de la corriente del PCE en IU y uno de los más favorables a la fusión con Podemos.
Santiago quiere compartir con Podemos un nuevo espacio del cambio. No significaría renunciar a la sigla de IU (por temor a que otros la reivindiquen), pero sí despojarla de independencia, dejando a Podemos y a Iglesias el liderazgo. Los críticos ante esa maniobra creen que “lo que quiere en ponerse por debajo del liderazgo de Iglesias con tal de seguir cobrando de lo público”.
Mientras, Garzón intenta lidiar con un partido en sustancial descomposición. Él promovió un cambio radical en los cuadros de IU tras la irrupción de Podemos. Luego selló el pacto del botellín. Y ahora se encuentra aislado dentro y fuera de su partido. Sus relaciones con Irene Montero son mejorables. El líder de Podemos se vio obligado a otorgarle una cartera ministerial (la de Consumo) con la que no contaba, pero no piensa ayudarle más. El entorno de Iglesias, de hecho, sigue desconfiando de Garzón.
Absorción por la vía de los hechos
Los fichajes de Iglesias de cuadros de IU permite afianzar su absorción sin pasar por un congreso. Los casos mencionados son solo la punta del iceberg, aseguran en Podemos. “Hay más cuadros intermedios”, afirman. Y la clave es que IU no decide nada, sino que es el propio Iglesias quien contrata y rechaza una colaboración. En el caso de Valencia, esta maniobra está preocupando también a Mónica Oltra, como desveló en exclusiva Vozpópuli.
Otro ejemplo de esa estrategia fue la decisión de proponer a Yolanda Díaz como ministra de Trabajo. IU no tuvo ningún papel en el nombramiento. La empujó Santiago, a la vez que intentó frenar la promoción de Garzón. Fue Iglesias quien decidió y su futuro depende de él.
La clave de este nuevo enfoque atañe al hecho de que Iglesias sabe que el proyecto atrápalotodo del primer Podemos ha caducado. El partido morado aspiraba al 30% de los votos, pero ahora se alegra si tiene el 12%. Y en ese esquema Iglesias quiere aprovecharse de lo que queda de las estructuras de IU recuperando un espíritu comunista al que, en cierta medida, nunca ha renunciado.
En las últimas semanas, Iglesias ha revindicado la cultura comunista en España. En el Congreso lo hizo incluso con la italiana y francesa. Del Podemos que hablaba del “movimiento ni de derechas ni de izquierdas” quedan las cenizas. La formación morada es hoy una reformulación del PCE, admiten fuentes del partido, aunque queda la duda si es más cercana al eurocomunismo de Santiago Carrillo o a la vuelta al leninismo del Congreso de 1981.