Opinión

Somos unos fachas

Quién me lo iba a decir después de tantos años de antifascista. Ahora resulta que soy un facha

  • El líder del PSC, Miquel Iceta, durante un mitin.

Hay personas que llevan escrito su destino en la frente, como si se tratase de una marca visible para todo el que quiera verla. Que el ya exalcalde de Badalona tenía un serio problema con la bebida era de dominio público en su ciudad. También en ese PSC que ahora se las da de virtuoso, dándolo de baja fulminantemente mientras el susodicho estaba en el calabozo tras ser detenido por la Guardia Urbana de Barcelona. Estado de embriaguez, resistencia a la autoridad, patadas, mordiscos, puñetazos, en fin, el cuadro completo. La cosa fue tan grave que Miquel Iceta, que lo mismo te coge de clínex que se suena contigo y te tira al cesto de lo inservible, dio las órdenes: que lo den de baja. Amortizado. Porque lo importante es que el candidato más votado por la ciudadanía badalonesa, Xavier García Albiol, no vuelva nunca jamás a ser alcalde. Iceta dixit. Porque es un facha. Hala.

Los 'cupaires', republicanos, 'sociatillas' y 'podemitas' han dicho que no pasa nada, que corra la lista y aquí paz y después gloria. Que lo importante es la pandemia, atender a la ciudad y el bla bla bla retórico y estomagante que emplea el pijo progresismo de turno. Porque lo importante es que no sea alcalde Albiol, que es un facha. Prefirieron incumplir un acuerdo que Albiol tenía con el PSC para, caso de volver a ganar las elecciones, ser alcalde como así sucedió, desdiciéndose de su palabra –a quién se le ocurre, Xavi, fiarse de la palabra de un sociata– antes que ver a Albiol ostentando de nuevo la vara de mando. Porque, no sé si lo he dicho, Albiol es un facha. Un facha al que la mayoría de gente vota, un facha que hizo tanto por su ciudad, porque la eficacia no distingue de colores y lo bien hecho está bien hecho sea este o el otro el responsable, que ni siquiera los gobiernos social comunistas que le han seguido han sido capaces de destruirlo. Y mira que se han empleado a fondo.

Sepan ustedes que Albiol no será alcalde presidiendo un Gobierno de concentración en el Ayuntamiento de Badalona porque a Iceta no se le pone en los gladiolos

Pero como Albiol es del PP, es un facha. Igual que Casado, Almeida o Ayuso. Igual que Alberto Fernández. Unos fachas peligrosísimos. Y de Cayetana Álvarez de Toledo, para qué les voy a hablar. Es facha de todo facherío, atreviéndose incluso a plantarles cara a los filoetarras en la universidad. Dónde se ha visto tamaña demostración de fascismo, no dejarte pegar por los izquierdistas radicales, como los denominan los conspicuos miembros de la prensa cebona y aculada. De la misma manera, quienes nos oponemos frontalmente a que sea esta gente, el socialcomunismo de mansión lujosa y coche oficial aparcado en zona de minusválidos, como Garzón, somos fascistas, golpistas, extremistas y delincuentes. Diga usted que sí, Marlaska, monitorícenos a todos y que se nos procese como enemigos del Estado. Qué digo del Estado; del PSOE, vanguardia del proletariado, antorcha de la revolución y escudo del proletariado ante el capital vil y rastrero encarnado por don Amancio Ortega, ese facha que dona millones y millones en maquinaria para la lucha contra el cáncer.

Sepan ustedes que Albiol no será alcalde presidiendo un Gobierno de concentración en el Ayuntamiento de Badalona porque a Iceta no se le pone en los gladiolos, dado que eso sería una concesión al fascismo, y no se hable más. De la misma manera que Pedro Sánchez jamás ha pretendido llegar a un acuerdo con Pablo Casado por el simple hecho de que con el fascismo no se pacta, al fascismo se le combate y se le extermina incluso en el vientre de sus madres, como escribió aquel pésimo poeta estalinista que fue Ilyá Ehrenburg.

Somos fascistas por no aceptar lo que dicen día tras día esos comunicados gubernamentales que más bien recuerdan el parte que la Wermacht ofrecía a los alemanes, diciendo que todo iba bien, que la retirada en todos los frentes obedecía a un repliegue estratégico y que lo de Normandía no era más que una maniobra de despiste, porque el desembarco real iba a ser en Calais. Esa misma Normandía que Pablo Casado le recordaba a Sánchez a propósito del número de bajas causadas por el maldito virus.

Pero Iceta sigue jugando con separatistas y comunistas en Cataluña igual que lo hace Sánchez en Moncloa. Y quien diga que eso es una irresponsabilidad terrible y que poner a según quién en según qué cargos raya la negligencia criminal, es un facha.

Pues bueno. Seremos fachas. Me abstengo de decir lo que opino acerca de lo que son ellos.

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