Fue en el Barrio de Can Franquesa, en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona). Corría el año 1988 y el entonces presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, acudió a ese lugar para algo aparentemente tan tranquilo como inaugurar un monumento. De pronto, una lluvia de piedras cayó sobre su coche y el de sus escoltas. Pujol se enfadó mucho, se bajó del vehículo y abroncó a los autores, que pedían mejores infraestructuras para el barrio. “¡No vamos a hablar (...) vamos a ser civilizados!".
Las cámaras de TV3 grabaron aquel incidente. Una multitud, con pancartas, se puso delante de la comitiva de coches a su paso por el barrio. El más activo era un hombre con un jersey rojo al que se le ve pegar golpes contra el capó de uno de los coches. Según dijo, actuó así porque le había atropellado el vehículo.
“Bueno vamos a ver, un momento, les voy a hablar en castellano”, dice Pujol ante los congregados. “¡Sí señor!”, celebra uno de ellos, también hay algún aplauso. “¿¡Puedo hablar o no!? ¡¿Aquí todo el mundo puede hablar y el presidente no puede hablar?! ¡¿Qué se han creído?!”, dice en un momento del intercambio Pujol, visiblemente airado.
"No vamos a hablar"
En un tono paternalista y a gritos dice que lo que correspondería sería detener a todos los que han lanzado piedras, empezando por el hombre del jersey rojo. “¡Pero no lo vamos a hacer!”, apostilló el presidente catalán erigiéndose en ese momento también en policía y juez. Sin embargo, se negó a dialogar con aquellas personas por el hecho de haber recurrido a la violencia para hacerse escuchar.
“Han venido aquí a armar este lío y lo han hecho, muy bien. Pero no vamos a hablar. Porque con gente que tira piedras lo máximo que podemos hacer es no detenerles, hacerles este favor y explicarles que hay que comportarse de otra forma, ¿entendido? Este es un país en el que vamos a hablar en catalán o en castellano pero vamos a ser civilizados”. Las imágenes tienen más de 30 años y en Cataluña, estos días, se han vuelto a lanzar piedras.
