Opinión

Ábalos y Frank Pentangeli

El exministro y secretario de organización de Sánchez, José Luis Ábalos, se ha pasado

  • José Luis Ábalos en el Congreso de los Diputados -

El exministro y secretario de organización de Sánchez, José Luis Ábalos, se ha pasado al grupo mixto. Es decir, no renuncia a su escaño “para poder defender su dignidad y siguiendo el consejo de “toda la gente que me quiere”. En su comparecencia un tanto extraña, tanto por el tono de voz del citado como por cosas que medio dijo y cosas que medio calló, nadie de los hasta ahora suyos puede reprocharle nada. Vaguedades, tristeza, desengaño y, eso sí, rabia contenida, la del que lo ha sido todo y ahora no es nada.

Mucha gente creía que Ábalos iba hoy a soltar un bombazo. Craso error. Que el recién expulsado de militancia del PSOE sea un volcán a punto de erupción es una cosa; que se enfrente a la organización que tiene enfrente es otra muy distinta. No podemos criticárselo, hay que ser muy arrojado para, estando en el secreto de asuntos como Delcy, Plus Ultra, Tito Berni o el reparto de los fondos europeos, romper la baraja. Hay un dato que quizá se haya escapado a más de uno. En su intervención ante los medios, con voz comedida, pausada, de homilía, Ábalos ha deslizado que se había llegado a “presionar” a gente muy próxima a él, añadiendo que se le había fotografiado en su propio domicilio “esperando vaya usted a saber qué foto” o ayudando a hacer la mudanza a su hija, que se ha ido a vivir a una nueva casa. En mi barrio se decía "Me he quedao con tu cara y sé dónde vives".

El presidente sabe que con la amnistía y las elecciones vascas y europeas le esperan meses de turbulencias. No le interesa tener abierto un frente más -y un voto menos-

Sólo se ha permitido criticar a Santos Cerdán, brazo ejecutor de Sánchez. El presidente sabe que con la amnistía y las elecciones vascas y europeas le esperan meses de turbulencias. No le interesa tener abierto un frente más -y un voto menos- especialmente si es el de un estrecho colaborador que estaba en el secreto. ¿Qué le ha hecho a Ábalos tascar el freno? No lo sé, pero me ha venido a la memoria una escena de “El Padrino” en la que un comité del congreso que investiga a la mafia cree tener atrapado a Michael Corleone al contar con el testimonio de Frank Pentangeli. Cuando todos esperan oírle despotricar contra su antiguo Don, Pentangeli lo niega todo y dice que lo que le contó a la policía no eran más que embustes, que no sabe lo que es la mafia, que no sabe que la familia Corleone sea una organización criminal, todo en medio de grandes gestos con tono de burla. Al fondo de la sala, un hombre de aspecto tosco contempla aquello con mirada asustada. Es el hermano de Pentangeli, al que Corleone ha hecho venir de Sicilia. Cuando la mujer de Michael le pregunta, éste responde “Cosas de hermanos, no tengo nada que ver”.

L’onore de la famiglia e a posto. Quizá el suicidio político también sea una buena solución. Para el César y la familia de Pentangeli, desde luego lo es

Pentangeli recibe, ya en la cárcel, la visita del consigliere Tom Hagen. Este le recuerda como las familias mafiosas se organizaron siguiendo el modelo del Impero Romano, siguiendo su organización militar y sus costumbres. Y deja caer que si alguien traicionaba al César, se suicidaba a fin de que su familia y bienes permanecieran a salvo. “Hubo quien incluso dio una fiesta” contesta meditabundo Pentangeli. “Era una buena solución” susurra Hagen. “Una solución única” responde el preso. “No te preocupes por nada” se despide el consigliere. Mensaje transmitido y recibido. Poco después, vemos a Pentangeli en la bañera, muerto tras cortarse las venas. L’onore de la famiglia e a posto. Quizá el suicidio político también sea una buena solución. Para el César y la familia de Pentangeli, desde luego lo es.

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