Dos meses después de las elecciones autonómicas del 21D, Carles Puigdemont se dispone a dar finalmente el 'paso a un lado' que permitirá desbloquear el actual embrollo. Será una renuncia por capítulos, como un arduo serial por entregas y sin un final claro. Los guionistas tabajan aún en el final del enredo.
El momento fundamental será el anuncio de la formación de un nuevo Gobierno, aún por perfilar. Podría ser el martes. El reparto de funciones, de nombres y de carteras está pendiente de los últimos flecos. El jueves se reúne el pleno del Parlament con el objeto de aprobar la resolución presentada en solitario por JxCat, el partido del expresident.
Será un paso simbólico, un reconocimiento a la supuesta legitimidad de Puigdemont como cabeza de la Generalitat, una denuncia del 155 y una ratificación de los derechos del prófugo. ERC todavía no ha desvelado su posición en este trámite. Tampoco ha hablado al respecto el presidente de la Cámara, Roger Torrent, muy ocupado en las últimas horas en provocar a los abogados y en impulsar el boicot a la visita de Felipe VI.
Confirmada la imposibilidad de investir en el Hemiciclo a Puigemont, se prepara ya una ceremonia ficticia en Bruselas. El 'sanedrín' de Flandes no menciona la palabra 'simbólica'. Ya es tabú. Hablan de que su líder se convertirá en el presidente 'político' de Cataluña, una fórmula inexistente. Se prepara ya el escenario, aún por decidir, y el público asistente. Posiblmente se trasladará hasta la capital belga un grupo de leales, diputados, alcaldes y concejales, que ejercerán de figurantes en un acto vacío de contenido legal y pleno de simbología soberanista. El discurso del 'president de la Republica catalana' será transmitido en directo por TV3.
Se procederá luego a impulsar la candidatura del presidente que habrá de ratificar la Cámara. Jordi Sánchez, exlíder de la ANC, ahora en prisión, podría ser el designado. Si el juez no permite su presencia en la Cámara, correría el listado, y se posarían el 'dedazo' en Jordi Turull, anterior consejero de Presidencia, imputado también en el Supremo.
El papel de Marta Rovira
Paralelamente se cerrarán los acuerdos para formar el nuevo 'Govern'. El pulso sobre el reparto del área de Comunicación sigue firme. La consejería de Presidencia aglutina seis secretarías relacionadas con la comunicación. Los cargos más disputados son el control de la Corporación de Medios Audiovisuales y la portavocía del 'Govern'. Es decir, la televisión y la radio pública, ese obscuro objeto de deseo.
Capitulo aparte merece el futuro de la vicepresidencia. Oriol Junqueras tan sólo recordó que él no está inhabilitado para aspirar a la presidencia. Fue en los momentos más crispados de la negociación entre JxCat y ERC. Los republicanos deslizan en privado que Marta Rovira podría ocupar este puesto. Una incógnita más en el serial de improvisaciones y discusiones que rodea a esta fase de la negociación.
En el resto del reparto parece haber acuerdo. Catorce consejerías, una más de las que había antes de la aplicación del 155, que asumirían al cincuenta por ciento las dos formaciones. Justicia, Sanidad, Agricultura, Auntos Sociales, Exteriores y Economía irían para ERC. Nadie quiere asumir Interior, de la que dependen el mando de los Mossos, la gran 'patata caliente' de este puzzle.
Entramos en el 'kilómetro cero' de la nueva etapa, anunció Eduard Pujol, uno de los portavoces del partido del expresidente. Los cabos sueltos se irán ajustando. Nadie tiene idea, sin embargo, de cual será el proyecto del nuevo Ejecutivo. Qué se hará con la fenecida DUI, dónde queda la república, qué ocurrirá con los dirigentes pendientes de causas judiciales. Y, en suma, qué hará Puigemont en el futuro.