Política

El fantasma de Puigdemont agita la 'lista de país' de los independentistas

El 'factor Puigdemont' altera al bloque secesionista, que este martes ha de decidir si presenta una candidatura de unidad para el 21-D

  • Carles Puigdemont en una dependencia de la sede de la Fiscalia belga en Bruselas.

Aparece, desaparece. Concede entrevistas pero apenas habla con los suyos. "El fantasma de Bruselas", se le llama en las filas independentistas, donde se ultima la decisión sobre presentar una 'candidatura de país' para las elecciones del 21-D. Las perspectivas de acuerdo son mínimas, según fuentes que participan en las negociaciones. 

El expresidente de la Generalitat partió rumbo a Bélgica hace dos semanas sin avisar. Su partido no lo sabía. Ahora tampoco conocen demasiado de sus movimientos. "Es imprescindible la discreción", comentan sus allegados. Amparado por algunos eurodiputados de su formación y aconsejado por su abogado belga, Carles Puigdemont ha alterado los planes de las formaciones secesionistas de cara a las elecciones de diciembre. Las conversaciones son intensas y, por momentos, 'desagradables', de acuerdo con la expresión de un dirigente separatista.

Desde que, en una entrevista a la televisión belga de la que pocos tenían noticia, desvelara su voluntad de concurrir como candidato al 21-D, le llueven las críticas desde las filas secesionistas. La militancia de base considera que su papel de fugado, pero paseando libremente por Bruselas, contrasta con la situación de los ocho exconsejeros que se encuentran en prisión desde la pasada semana.

Campaña desde el 'exilio'

"Todo forma parte de una estrategia", insisten desde su partido, donde algunos dirigentes critican en privado la actuación de quien fuera su líder. Medio PDeCAT no disimula su rechazo al singular papel que está desarrollando el expresidente en Bruselas. Puigdemont quiere hacer campaña electoral desde el 'exilio'. Desde el pasado domingo se encuentra, al igual que cuatro de sus exconsejeros, en libertad provisional con leves medidas cautelares.

Medio PDeCAT no disimula su rechazo al singular papel que está desarrollando el expresidente en Bruselas. Puigdemont quiere hacer campaña electoral desde el 'exilio'

No comparten tampoco el supuesto acierto de sus andanzas en ERC, el partido con el que hasta ahora formaba la coalición de Gobierno. Oriol Junqueras está entre rejas, ha asumido la responsabilidad de sus hechos a la espera de juicio. También ha manifestado su voluntad de participar como candidato. Aquí aparece el problema. A tan sólo unas horas de que las formaciones separatistas decidan la fórmula de presentarse ante las urnas, las tensiones internas crecen de tono.

Disputas por la cabecera de cartel

Los republicanos exigen que Junqueras sea el cabeza de cartel, y también reclaman una proporción de tres a uno en las listas. Estos detalles, de enorme importancia, se están debatiendo a estas horas. La famosa 'lista de país' sólo se cerrará, según ERC, si la CUP decide finalmente sumarse a la iniciativa.  El fantasma de Puigdemont ha alterado el escenario y dificulta la negociación.

Las entidades de la agitación callejera, ANC y Òmnium, también con sus líderes en presidio, reclaman asimismo su presencia en las listas. La candidatura de unidad de los separatistas está suponiendo enormes esfuerzos de encaje de piezas. El pesimismo cunde en algunas instancias. ERC siempre ha pretendido presentarse en solitario. El PDeCAT necesita el refuerzo de algunos aliados para no sucumbir en una resultado de estrépito. Nada está claro hasta el momento aunque hay un aire también de cierta hostilidad hacia la incorporación de Puigdemont, el único 'fijo' en el cartel de la antigua Covergencia. Santi Vila, que podría hacerle sombra, parece que no goza de la simpatía de sus antiguos camaradas.

Dicen en ERC que lo lógico sería que cada partido defendiera sus siglas con un mensaje común: la libertad de los 'presos políticos' y el rechazo al artículo 155. Sería un amago de unidad sin necesidad de un estrecho vínculo en las candidaturas. "Tendremos mejores resultados por separado", apostillan. Algo que estremece a Artur Mas, el gran urdidor de la estrategia de la unidad. 

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