"Masturbarse es positivo, si fuera negativo sería menosturbarse".... y así todo.

La cuenta tiene muy pocos seguidores, menos de los que merece, pero es uno de esos descubrimientos que justifica toda la mierda que hay en redes sociales. Que no es poca. Cuando la sigues no la sueltas.

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Su receta consiste en un pequeño homenaje al diccionario de José Luis Coll, una pizca de jerga millennial y mucho aroma de pedantería ilustrada. Un esfuerzo por retorcer el lenguaje y disfrazarlo para hacer humor limpio e ingenioso. 

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Los sillones de esta falsa academia tan particular son para Paco (La 'C' de creador) y Daniel (P mayúscula, de promotor). Ambos se encargan de crear, filtrar y aprobar todas las propuestas que surgen en el grupo de Facebook abierto para que aspirantes manden sus definiciones imposibles.

Hablamos con los autores de esta especie de Mr. WORDERFUL, el futuro 'Diccionario de las palabras bastardas' un libro que, de momento, solo existe en fascículos de 140 caracteres y en Twitter:

¿Como surgió la idea? ¿El diccionario de Coll fue una inspiración o simplemente había que poner orden a tanto aforismo y neologismo en Twitter?

No está muy claro, pero creemos que la idea surgió de un ser humano. Moreno con reloj, para más señas.

Sobre la influencia del diccionario de Coll, solo vamos a decir que nuestros padres le dieron tips a Coll para escribirlo. Luego se lo quiso agradecer con un vaso de agua en francés y, tras la negativa de nuestros padres, montó un espectáculo. Nuestra llegada a Twitter fue casual, como la ropa de los viernes, siendo los viernes los días que más tiempo libre teníamos en el trabajo para escribir tontunas.

No obstante, aunque aquí las cabezas pensantes, escribientes y poco lúcidas somos dos, en Facebook tenemos una amplia recua de anegados efebos que ceban de definiciones las carencias del idioma.

¿Qué criterio seguís para seleccionar o aprobar cada una de las palabras bastardas?

Para el suministro y colocación de palabras seguimos un exhaustivo proctoloco en colaboración con los más importantes dramaturbios del país hasta que firmamos el auto sacramental ante notario.

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Luego esperamos a que nos aprueben la definición los “Veladores de la Integridad por el Humor” (el VIH) de Twitter, ya que preferimos evitar riesgos de contagio que sobrepasen los cada vez más angostos límites del humor. A ver si vamos a definir algo que no guste a alguien y al final nos toca seguir inventando el idioma en la trena.

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¿Qué tal os lleváis con cuentas de Twitter como la de la RAE o la de Fundéu, quién corrige a quién?

Con esas cuentas de las que usted me habla nos llevamos a la perfección. Nunca hemos tenido ningún roce, ni para hacer cariño siquiera. La ignoración y la falta de comunicación son garantía de convivencia. Además, dudamos de que podamos ser competencia, ya que nosotros jamás incluiremos palabras tan bastardas como “cocreta” o “amigovio” que rozan el absurdo.

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Nosotros somos intelectuales, no meros populistas complacientes. Lo mismo a raíz del último comentario, empezamos a llevarnos “no del todo bien” con ellos...

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¿Mola más que te den el Nobel de Literatura o inventar un neologismo que acabe en el diccionario porque lo usa todo el mundo?

Sin duda preferimos cualquier honor que conlleve contraprestación monetaria o en especie, porque las palabras se las lleva el viento. Las monedas, las muchachas y los gintonics pesan más.

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¿Cuál es vuestra palabra bastarda favorita?

Nuestra palabra favorita siempre ha sido “billete-de-500-euros” que es compuesta y sin novio, aunque es posible que con ella aparezcan luego muchas novias. Si nos ceñimos a definiciones recogidas en nuestro particular grimorio de aforismos completos, te dejo una breve recopilación de algunas que, de un modo u otro, nos han enamorado el álmax:

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