El empacho de ladrillo tóxico llegó a acercarse a los 30.000 millones. Un exceso que Caixabank ha adelgazado hasta los 20.110 millones a cierre de 2014. La digestión, sin embargo, seguirá siendo lenta. La entidad prevé que el saldo inmobiliario dudoso generado durante el boom inmobiliario no quedará totalmente anulado hasta un plazo de seis años si se mantienen los ritmos actuales de ventas de activos.
La entidad presidida por Isidro Fainé comercializó en 2014 un total de 23.400 inmuebles entre alquileres y ventas, lo que se tradujeron en unos ingresos de 2.512 millones (15% más en alquileres y 28% más en ventas). Sumando los inmuebles que comercializan los promotores que financia Caixabank, las cifras se elevan hasta los 35.870 inmuebles y una actividad por valor de 5.432 millones. Esta intensa actividad generó unas pérdidas de 1.148 millones en su división inmobiliaria, negocio que presenta una morosidad del 58,7%. La tasa general de la entidad es del 9,7%, después de haber rebajado el doble dígito en el pasado ejercicio.
Su intensa actividad generó unas pérdidas de 1.148 millones en su división inmobiliaria, negocio que presenta una morosidad del 58,7%
CaixaBank ha conseguido reducir su ratio de morosidad en dos puntos porcentuales a lo largo del ejercicio, hasta situarla en el 9,7%. Esta reducción ha sido posible gracias a que el descenso de activos dudosos ha sido mayor que la contracción del crédito que, a lo largo del año, baja el 4,8%. Aun así, el banco dirigido por Gonzalo Gortázar hace hincapié en que en el último trimestre del año ha empezado un cambio de tendencia, y el saldo crediticio ha subido el 1,4% frente al mismo periodo de 2013. Sin embargo, no contempla crecimiento en los saldos de crédito para el sector en este 2015.
Dos fases para deshacerse del ladrillo tóxico
La evacuación de ese stock de 20.110 millones de ladrillo tóxico tendrá dos etapas. A lo largo de los dos próximos ejercicios, la actividad inmobiliaria continuará con importantes pérdidas que lastrarán la cuenta de resultados de Caixabank, según explicó su consejero delegado Gonzalo Gortázar. El mayor impacto en el balance se producirá en 2017 cuando este ladrillo moroso se transforme en activos adjudicados. "La media de venta de los adjudicados es de 4 años", explicó Gortázar.
A cierre de diciembre pasado, Caixabank cuenta con un total de 6.719 millones en activos adjudicados, algo más de 650 millones frente a la misma fecha de 2013. Este incremento se explica en parte por la caída de los activos dudosos. La entidad catalana firma cuatro trimestres consecutivos de descenso de morosos. Estos adjudicados cuenta con una cobertura del 55%, 140 puntos básicos más que a finales de 2013.
En cuanto a solvencia, CaixaBank ha cerrado el año con una ratio de capital principal medida con Basilea III del 13,1%, con un crecimiento de 128 puntos básicos en el año. La ratio fully loaded, con todas las deducciones que se aplicarán próximamente hasta 2019, está en el 12,3%. Estos buenos datos contrastan, sin embargo, con un excesivo bajo nivel de rentabilidad. El ROE de Caixabank se sitúa en el 2,7% a cierre de diciembre pasado, lejos de otras entidades, como Bankia, que ya firmaban el 8,4% en septiembre pasado.
Precisamente, la búsqueda de la rentabilidad será uno de los principales ejes del plan estratégico que presente la entidad el próximo 3 de marzo en Londres. El mercado está solicitando ya a las entidades ROEs de doble dígito.