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Pago del Vicario: la modernidad bien entendida

Tengo un amigo que presumía de no haber leído ‘El Quijote’. Por suerte, todo cambió el día que su mujer decidió que iban pasar un fin de semana en el hotel Pago del Vicario. ¡Acierto pleno! Sabemos que la ignorancia da mucha fortaleza al desconfiado, pero una vez pagada la reserva las cosas cambian. El hotel no tiene nada que ver con el concepto tradicional de turismo rural o enoturismo y eso es un valor añadido. Amplitud, vanguardia y diseño en plena naturaleza.

En el año 2000, los hermanos Antonio e Ignacio Barco decidieron retomar la tradición familiar del campo y la de elaborar vinos. En esta búsqueda de sus raíces se fraguó un proyecto que se basaba en un estudio pormenorizado del panorama vinícola. ¿El resultado? Pues una bodega que sorprende y mezcla tradición y tecnología, digna de un hidalgo y su escudero…

El lugar merece la pena por sí solo. Los Montes de Toledo son el escenario sobre el que se proyectó un edificio de rompedor diseño que se eleva sobre el viñedo. Su silueta vanguardista no agrede al entorno y logra un abrazo perfecto con el paisaje. Parece imposible, pero no lo es. La fusión de la modernidad y la tradición crea un contraste que posee un encanto especial y cierto toque romántico. Diseño y buen gusto en su justa medida. Una nueva ‘Cueva de Montesinos’, recreando a los sueños del generoso hidalgo, pero con la placidez de un edredón de plumas.

Puede gustar más o menos esta mezcla de estilos. Pero lo que está claro es que no deja indiferente a ninguno de sus huéspedes. Lo mejor es recomendar el hotel, pero sin dar muchas pistas sobre lo que no vamos a encontrar. Así la opinión del recién llegado es mucho más sincera, y espontánea.

Excursiones por La Mancha

El ‘enófilo’ va a quedar satisfecho. Los amantes del vino van a disfrutar de su viñedo, 130 hectáreas, una auténtica joya. Aquí podremos encontrar siete variedades de uva diferentes que se desarrollan al amparo de un clima especial, debido a la proximidad del río. Esto, unido a la heterogeneidad del suelo, ayuda a incrementar la riqueza de los matices que aportan las variedades a los vinos. Y, como diría una famosa frase, “lo que se cuida por dentro, se nota por fuera”. La belleza del paraje es el mejor reflejo.

El hotel funciona como una buena base de operaciones, para recorrer La Mancha más profunda. Dentro de la finca, la dirección organiza diferentes tipos de visitas, desde las más sencillas hasta las que proponen almuerzos maridados con distintos vinos. Todo es cuestión de los conocimientos que poseamos o del tiempo que tengamos.

Nos encontramos en una zona donde la caza abunda y qué mejor forma de terminar el día que encontrarnos unos platos bien elaborados en la mesa. En el restaurante de Pago del Vicario nos podemos acercar a la nueva cocina manchega, donde todavía quedan restos de una cocina tradicional. Un atascaburras o una buenas migas manchegas no hacen malas compañías con un buen gazpacho manchego o un guiso de venado. Además, en un entorno así, todo sabe mucho mejor. Por el momento, mi amigo ya ha leído la primera parte de El Quijote, la segunda queda para otra semana de vacaciones en Pago del Vicario. Querido Sancho, aquí habríamos disfrutado de lo lindo…

PAGO DEL VICARIO

Dirección: Ctra. Ciudad Real – Porzuna, CM 412, km16. 13080 Ciudad Real. 

Tlf.: 902 092 926

Web: www.pagodelvicario.com

Nº Habitaciones Dobles: 23

Precio: 90 € 

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