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Otro dilema para Deloitte: ACS quiere apuntarse las minusvalías de Iberdrola a 3 años

La salida parcial de ACS del capital de Iberdrola llevada a cabo en los últimos días amenaza con traer cola. El grupo constructor pretende contabilizar las minusvalías que acumule en la eléctrica a tres años, precisamente lo que dura el contrato de venta futura de acciones firmado con Société Générale. Sin embargo, ACS ha perdido los derechos sobre las acciones prestadas al banco francés. La pelota está en el tejado de Deloitte, la eterna firma auditoria de la compañía que preside Florentino Pérez.

La operación de salida de ACS del capital de Iberdrola encierra algunas incógnitas pero una sobre todas ellas: cómo se reflejará en el balance contable de la constructora. La compañía pretende que las minusvalías que se deriven de la venta de acciones de la eléctrica se contabilicen a tres años vista, ya que la enajenación del 8,25% que se articuló hace dos semanas se realizó a través de un contrato de venta futura a tres años.

Sin embargo, se trata de un artificio contable que deberá pasar por el tamiz de Deloitte, la sempiterna auditora de ACS. Al realizarse la operación, el grupo constructor admitió a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que había perdido los derechos políticos sobre ese 8,25% involucrado en la operación en favor de Société Générale, aunque el banco francés se esforzaría para que la compañía pudiera recuperarlos para las juntas de Iberdrola.

Y no sólo eso. Las acciones ya ni siquiera están en manos de la entidad financiera francesa, que ha estado especialmente activa en los últimos días para colocarlas en el mercado. Tan sólo 72 horas después de llevarse a cabo la operación, Société ya había vendido o represtado un 5% de Iberdrola mientras que en las siguientes jornadas continuó realizando operaciones de représtamo de valores, hasta el punto de que actualmente cerca del 20% del capital de la eléctrica se encuentra a préstamo en bolsa.

Con estas circunstancias, la operación mediante la cual ACS logró financiación de Société y prestó las acciones como garantía pasa como una salida del valor pero diferida en el tiempo, hecho que la constructora pretende aprovechar para no anotarse minusvalías hasta dentro de tres años.

Artificio contable

A mediados de abril, ACS colocó en el mercado un 3,7% del capital de Iberdrola, una operación por la que se anotó minusvalías superiores a los 700 millones de euros. La compañía quiere evitar apuntarse más minusvalías con su salida de la compañía eléctrica, para lo que deberá valerse de un artificio contable al que Deloitte debe darle su pertinente visto bueno como auditora.

De esta forma, la firma se enfrentará a un nuevo dilema después de todas las circunstancias en las que se ha visto envuelta al ser la auditora de Bankia, con la salida a bolsa y el posterior desplome de la entidad financiera.

Mientras, ACS ha pignorado gran parte de su participación en la constructora alemana Hochtief con BBVA como garantía de un crédito sindicado a tres años. La constructora alemana comunicó al supervisor bursátil germana que BBVA tiene derechos sobre el 30,22% de su capital con motivo de la operación.

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