La inmobiliaria cordobesa Prasa inició en la tarde del jueves una colocación acelerada de la participación que la resta en la francesa Gecina, equivalente al 1,3% del capital, que le reportará unos ingresos de 83 millones de euros. La operación le ha permitido tomar algo de aire ante la presión de los acreedores, especialmente de Bankia ya que Caja Madrid prestó en su día el dinero a Prasa para que adquiriera casi un 3% de Gecina.

El idilio entre ACS y Société Générale (SG) continúa por más que el grupo constructor haya decidido poner fin a su aventura en Iberdrola, que contaba con la entidad francesa como principal valedora y financiadora. El bróker de SG emitió una nota en la que anunciaba la subida del precio objetivo de la constructora que preside Florentino Pérez hasta 23,4 euros, algo más de un 15% por encima de su anterior estimación. La entidad gala sigue siendo uno de los principales financiadores de ACS, sobre todo en su filial de servicios Urbaser.

ACS afrontará a comienzos del próximo mes el juicio por la denuncia de un accionista minoritario que acusa al grupo constructor y de servicios presidido por Florentino Pérez de un presunto fraude en la formulación de las cuentas de la compañía correspondientes al ejercicio 2011. Entre los testigos que serán llamados a declarar se encuentran las entidades francesas Société Générale y Natixis, financiadoras de ACS, y también la consultora Deloitte, encargada de auditar las cuentas del grupo.

El peso de ACS en el capital de Iberdrola mengua por momentos. El grupo constructor y de servicios que preside Florentino Pérez ha seguido colocando acciones de la eléctrica en el mercado después de que en el pasado mes de mayo vendiera un paquete del 3,7%, presionado por la banca acreedora. Desde entonces, ACS se ha desprendido de casi un 1% adicional, lo que la ha reportado algo más de 150 millones de euros.

La refinanciación que ha llevado a cabo ACS ha extendido las principales obligaciones de pago de la compañía hasta la primera mitad de 2015, justamente poco después de que expire el mandato de Florentino Pérez como presidente. Lejos de ser una coincidencia, la estrategia del ejecutivo pasa por blindarse y hacer coincidir ambas circunstancias para presentarse como un elemento fundamental para ACS ante el ruido de sables que podría estar escuchándose ya por la planta noble de su sede.

Un selecto grupo de ejecutivos de ACS se repartirán en torno a 60 millones de euros en ‘stock options’ (opciones sobre acciones) pese a que la compañía no atraviesa precisamente por uno de sus mejores momentos. El pasado viernes, el grupo que preside Florentino Pérez presentó pérdidas de 1.223 millones de euros ocasionadas por la inversión en Iberdrola y la salida parcial de su capital y anunció que no repartiría dividendo a cuenta. Sin embargo, los bonus no han desaparecido.

La salida parcial de ACS del capital de Iberdrola llevada a cabo en los últimos días amenaza con traer cola. El grupo constructor pretende contabilizar las minusvalías que acumule en la eléctrica a tres años, precisamente lo que dura el contrato de venta futura de acciones firmado con Société Générale. Sin embargo, ACS ha perdido los derechos sobre las acciones prestadas al banco francés. La pelota está en el tejado de Deloitte, la eterna firma auditoria de la compañía que preside Florentino Pérez.

Apenas dos semanas después de que Société Générale (SG) tomara prestado un 8,25% de Iberdrola en manos de ACS como garantía para refinanciar parte de la deuda de la constructora, la entidad financiera gala ha colocado la práctica totalidad del paquete nuevamente en el mercado. La maniobra ha provocado que el porcentaje de capital de Iberdrola a préstamo en bolsa supere el 20%, muy por encima de lo habitual en grandes valores, lo que deja a la eléctrica en una incómoda situación.

Los últimos acontecimientos en torno a la participación de ACS en Iberdrola han contribuido a minar la confianza de los mercados en la constructora que preside Florentino Pérez. Desde que la constructora colocó en abril un 3,7% de la eléctrica, la compañía ha perdido un 32% en bolsa y, además, el proceso de refinanciación, que ha supuesto la pérdida de sus derechos políticos, ha dejado en evidencia a los ejecutivos que tres meses antes dijeron que ACS no pondría en el mercado más títulos de Iberdrola.

Sólo dos días ha tardado Société Générale en dar salida a buena parte de la participación de ACS en Iberdrola que tomó en forma de préstamo de valores. De acuerdo con la información de los registros de la CNMV, la entidad francesa tan sólo cuenta con un 3,14% del capital de la eléctrica, cuando al pasado viernes tomó el 8,25%.

La refinanciación de parte de la deuda de ACS asociada a su inversión en Iberdrola es, en realidad, una fórmula para que la constructora salga de manera más o menos ordenada del capital de la eléctrica. A petición de la CNMV, la compañía que preside Florentino Pérez aclaró una operación por la que se da un plazo de tres años para vender buena parte de su participación, precisamente lo que los principales socios de ACS le había exigido a golpe de ultimátum al también presidente del Real Madrid.

ACS culminó ayer una serie de días frenéticos en los que estuvo a punto de ver como parte de su participación en Iberdrola se esfumaba, ejecutada por bancos acreedores. Tan sólo seis meses después de su entrada en vigor, uno de los préstamos que sostienen la inversión del grupo constructor en Iberdrola entró en situación de amortización anticipada y el sindicato de bancos, liderados por BBVA, estaba dispuesto a quedarse con las garantías. Finalmente, Société Générale acudió, de nuevo, al rescate con una operación con la que el grupo constructor refinanció deuda por valor de 1.600 millones de euros.

ACS ha logrado refinanciar la deuda de su filial de medioambiente Urbaser a través de un crédito sindicado por valor de 506 millones de euros, con un vencimiento de tan sólo 30 meses. La compañía, que ha alcanzado el acuerdo con la banca in extremis, se ha dejado por el camino el apoyo de una decena de entidades financieras que se han caído del préstamo firmado en 2005, por valor de 650 millones de euros y con un vencimiento que doblaba el de la operación que ACS acaba de firmar.