El jueves pasado, a diez días de las elecciones generales el domingo 23 de julio, y cuando faltaba una semana para el enfrentamiento de Pedro Sánchez con Yolanda Díaz y Santiago Abascal en el debate a tres -Alberto Núñez Feijóo ha rehusado ir-, el presidente del Gobierno sorprendió a todos dando un giro a la estrategia que ha seguido en el último mes: aprovechó una entrevista en la cadena SER poco menos que para pedir a los simpatizantes de Sumar y Podemos que voten a su actual vicepresidenta.

“Yolanda es una candidata capaz, es una mujer con fuerza y con criterio. Podemos hacer que las cosas fluyan y sean más fáciles y más funcionales a como lamentablemente han sido con Unidas Podemos”, dijo el presidente a Ángels Barceló en Hoy por hoy. Obviando los efectos de la victoria catódica de Feijóo el pasado lunes, Sánchez insistió: “Hace cuatro semanas no estábamos como estamos hoy. Hay un avance del PSOE y del bloque progresista. Nos quedan todavía ocho días de campaña”.

El problema es que los escaños que el PSOE recupera los pierde Díaz. El jueves de la entrevista en la SER los tracking de las distintas casas de sondeos ya empezaban a evidenciar que el cara a cara del lunes en Atresmedia entre él y Feijoo, ha generado una corriente de voto útil de Vox y Sumar hacia PP y PSOE, respectivamente, que, si acaba siendo importante en el bloque de la izquierda puede dar al traste con el sueño de editar el gobierno de coalición; de hecho, en el que elabora GAD3 para ABC correspondiente al viernes, un día después, Sánchez recuperaba dos diputados tras batacazo del debate, pero a costa de Yolanda Díaz, que perdía dos.

El apoyo de Sánchez a Díaz en la SER fue un movimiento “a la desesperada”, confirman varias fuentes socialistas porque “si ella no llega a los 25 diputados, ya podemos sacar nosotros que o q15 que no habrá servido para nada”

Diversas fuentes socialistas consultadas por Vozpópuli admiten que la maniobra del presidente poco menos que pidiendo el voto a Sumar de todo el espacio que está a la izquierda del socialismo es un movimiento “a la desesperada”. “Si ella no llega a los 25 escaños, ya podremos sacar nosotros 110 o 115, que no habrá servido para nada”, señala un miembro de la Ejecutiva Federal y corroboran otras fuentes.

Y es que tanto en La Moncloa, como en la sede de Ferraz y, sobre todo, en las federaciones, se ve con “preocupación” la falta de implicación en la campaña del núcleo duro de Podemos, con la excluida de las listas ministra de Igualdad, Irene Montero, y la secretaria general, Ione Belarra, al frente del “silencio sepulcral” de todo el mundo morado; cuando no Pablo Iglesias poniendo de manifiesto la distancia con su sucesora en cuanto tiene ocasión en El Ágora de la SER o en su televisión Canal Red:

El problema para la vicepresidenta y ministra de Trabajo es que la burbuja mediática creada con su lanzamiento como candidata meses atrás ya se ha desinflado, y no solo eso: en la pelea con Vox por la tercera plaza en votos y escaños, los de Abascal llevan ventaja en las 28 provincias mañas pequeñas, las que reparten cinco diputados o menos.

Es el caso de Cantabria, hasta donde se desplazó el jueves, después de la entrevista en la SER Pedro Sánchez para tratar de llevarse un segundo escaño, o que se lo lleve Sumar, el que va a dejar el PRC de Miguel Ángel Revilla -ha renunciado a presentarse a estas elecciones generales-. Se trata de que no caiga del lado del PP, que tiene garantizados dos, ni suponga el segundo Vox en esa provincia, por la cual ya tuvo uno en 2019.

Las alarmas sonaron en el cuartel general socialista hace diez días, cuando el ‘CIS catalán’ pronosticó que Díaz logrará entre dos y cuatro diputados en esa comunidad, menos de la mitad de los siete que obtuvo En Comú Podem en 2019

Las alarmas en el cuartel general de los socialistas comenzaron a sonar hace diez días, cuando el llamado CIS catalán, hizo públicos los resultados de una macroencuesta de 30.000 entrevistados, la cual pronosticaba un rotundo triunfo del PSC y el subidón del PP de Feijóo -de dos a siete escaños-, pero muy malos augurios para Sumar: la formación heredera del En Comú Podem de Ada Colau bajaría éste 23J de los siete diputados logrados en noviembre de 2019 a entre dos y cuatro escaños máximo.

”No hace falta ser un lince para darse cuenta de que, si Yolanda saca solo tres en Cataluña y, pongamos, tres o cuatro en Madrid, las zonas más pobladas e industrializadas, va a sufrir mucho en la inmensa mayoría de las otras provincias medianas y pequeñas para lograr 25 escaños en toda España”, señala a éste periódico una fuente gubernamental.

Esos 25 escaños, que en una coyuntura de retroceso de la izquierda frente al auge PP/Vox deberían suponer un salvar los muebles, van a ser interpretados como fracaso porque supone volver a los mediocres resultados de la Izquierda Unida de Julio Anguita en los años 90 después de los 71 diputados logrados por Pablo Iglesias en aquellas elecciones generales de 2016, a solo 14 parlamentarios de hacer sorpasso al PSOE más débil.

La “marca blanca” del PSOE

Curiosamente, la mayoría las socialistas consultadas comparten el diagnóstico que hacen los dirigentes morados en privado: Díaz no está sabiendo forjar un proyecto “autónomo” como lo fue el primer Podemos, contestatario, atractivo para esa parte de la sociedad acuciada con los problemas sociales diarios -probablemente también porque es una amalgama de 17 partidos- y se ha quedado en lo más parecido a una “marca blanca” del PSOE.

Formula propuestas “muy mediáticas”, como la herencia universal de 20.000 euros para todo español que cumpla los 23 años, o el teléfono “para hombres crisis”, que crean mucha espuma informativa unos días -“y mucho rechazo incluso en nuestras filas por la desigualdad que conlleva tratar a todos por igual”, admite un miembro de su actual equipo-, pero no acaba de conectar con eso que los socialistas llaman “la izquierda a la izquierda del PSOE”.

“Y pronunciamientos como el del presidente el jueves en la SER, tan a favor de ella, dudo de que contribuyan a disipar esa idea”, señala un responsable territorial socialista en alusión a la imagen de tutela sobre Yolanda Díaz que proyecta Pedro Sánchez.

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