El lunes, día 27, con la firma de los 52 diputados del Grupo Parlamentario de Vox, se presentaba en el registro del Congreso el escrito motivado dirigido a la Mesa de la Cámara proponiendo la adopción de una moción de censura para exigir la responsabilidad política del Gobierno, que incluía a Ramón Tamames como candidato a la Presidencia del Gobierno que había aceptado la candidatura. La Mesa, una vez comprobado que reúne los requisitos señalados, la admitirá a trámite y abrirá un plazo de dos días en el que podrán presentarse mociones alternativas que serán sometidas al mismo procedimiento de admisión.
Dice la Constitución -artículo 113- que la moción de censura no podrá ser votada hasta que transcurran un mínimo de cinco días desde su presentación, lo que en nuestro caso supondría llegar hasta el 5 de marzo, que es domingo e inhábil a estos efectos. Como el 6 es lunes y los lunes, salvo casos excepcionales, tampoco se celebran plenos, el primer día disponible sería el martes 7. Pero nada dice la Constitución, ni tampoco el Reglamento de la Cámara, sobre hasta cuándo puede demorarse la convocatoria del pleno en el que haya de debatirse la moción de censura. Esta indefinición sobre el plazo deja al criterio de la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, es decir, del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la fecha que más le convenga para el debate.
El debate de la moción de censura, según el artículo 177 del Reglamento del Congreso, se iniciará por la defensa de la moción de censura que, sin limitación de tiempo, efectúe uno de los 52 Diputados del grupo parlamentario de Vox, firmantes de la misma, que según todos los indicios será su presidente y portavoz, Santiago Abascal. A continuación, y también sin limitación de tiempo, podrá intervenir el candidato propuesto en la moción de censura para ocupar la Presidencia del Gobierno, a efectos de exponer el programa político del Gobierno que pretende formar. Entonces, la Presidencia decretará la interrupción de la sesión para que cada uno de los representantes de los Grupos Parlamentarios de la Cámara pueda preparar su intervención si así lo solicita, que deberá limitarse a un tiempo máximo inicial de treinta minutos y un turno de réplica o rectificación de otros diez minutos.
Podrían sucederse diez intervenciones de réplica de treinta minutos de cada uno de los portavoces, que sumarían trescientos minutos, es decir, cinco horas
A fecha de 28 de febrero de 2023 hay constituidos diez grupos parlamentarios: el Grupo Socialista con 120 miembros, el Popular con 88 miembros, el de Vox con 52 miembros, el Confederal de Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común con 33 miembros, el Republicano con 13 miembros, el Plural con 12 miembros, el de Ciudadanos con 9 miembros, el Vasco (EAJ-PNV) con 6 miembros, el de Euskal Herria Bildu con 5 miembros, y el Mixto con 11 miembros.
O sea, que después de la defensa de la moción, a cargo de Santiago Abascal del grupo de Vox, y de la del candidato, Ramón Tamames, sin limitación de tiempo podrían sucederse diez intervenciones de réplica de treinta minutos de cada uno de los portavoces, que sumarían trescientos minutos, es decir, cinco horas. Vendrían después las réplicas del candidato, sin limitación horaria, y las dúplicas de los diez portavoces de un máximo de diez minutos que sumarían cien, es decir, una hora y cuarenta minutos. Estaríamos ya en las nueve horas de debate.
Algo quedará meridianamente claro: Vox, al designar a Ramón Tamames candidato a la Presidencia del Gobierno, proclama que en sus filas nadie puede serlo
Pero más allá de estas estimaciones horarias algo quedará meridianamente claro: Vox, al designar a Ramón Tamames candidato a la Presidencia del Gobierno, proclama que en sus filas nadie puede serlo. Y si nadie puede serlo para una moción de censura, tampoco parece que de aquí a diciembre pueda surgir quien encabece las listas electorales con esa pretensión. Con esa confesión de invalidez que adelanta Vox se pega un tiro en el pie y señala a la hueste de derecha que la única opción es votar al PP. Lo único que queda por ver es si los aliados parlamentarios de Pedro Sánchez aprovechan o dejar pasar la ocasión para zaherirle, animados al saber que hacerlo les sale gratis y que nada se juegan. Atentos.