Hace tiempo que es imposible reconocer, sobe todo de frente y en la distancia, un teléfono móvil de otro. Son todos iguales. La uniformidad en el diseño, solo rota por sensores fotográficos particularmente reconocibles, como es el caso del último iPhone, es la nota predominante. Se ha vuelto un sector anodino, por el que en el diseño parece no pasar el tiempo.
Nothing es un fabricante fundado por Carl Pei, cofundador de Oneplus. Su idea es formar un ecosistema de varios -y distintos- productos tecnológicos, no centrarse únicamente en el teléfono móvil. De hecho, el primer dispositivo que lanzó fueron los Nothing Ear, unos auriculares inalámbricos de diseño transparente que el mercado ha recibido muy bien, y de los que dimos cuenta en este bazar navideño en Vozpópuli.
Pei ha visto un hueco que, en el fondo, hemos visto todos. Era necesario algo diferente, algo disruptivo; a pesar de que sea el envoltorio, que no tanto el caramelo, como es el caso del Nothing Phone, un móvil inédito hasta la fecha. El hecho de que su trasera venga con un pequeño laberinto de leds que se iluminan en determinados momentos -al conectarlo a la corriente, recibir mensajes, llamadas, etcétera- ya es algo distinto a lo que se puede ver. La compañía ha denominado este nuevo interfaz como Glyph.
El dispositivo viene con el procesador Qualcomm Snapdragon 778G+, específicamente desarrollado para el Nothing Phone, además de una doble cámara de 50 megapíxeles (f/1.88 OIS y f/2.2) con gran angular, cámara frontal de 16 megapíxeles (f/2.45), pantalla OLED con un refresco de 120 Hz y 6,55 pulgadas de tamaño con Gorilla Glass 5 para la protección frente a impactos. Puede grabar video en 4K a 60 fps.
El elemento diferencial de este terminal 5G, como hemos comentado, es su sistema de LEDs, compuesto por hasta 900 lamparillas que le dotan de una particularidad que lo diferencia de todo lo que puede verse en el mercado.
Un móvil de gama media con aspiraciones de alta
El Nothing Phone entra en la gama media con aspiraciones de arrastrar algún potencial cliente de la alta, y fija su precio en 469 euros (8 GB de RAM, 128 GB de ROM), 499 euros (8 GB de RAM, 256 GB de ROM) y 549 euros (12 GB de RAM y 256 GB de ROM). Podríamos decir que el equipo está en una categoría a caballo de la media y la alta.
Su cámara se comporta de forma aceptable aunque es posible que, de haberse trabajado más el área de software, se hubiera aportado una experiencia más diferencial. Cumple con garantías para el rango de precio del equipo. Que no se nos olvide: lleva protección IP53 lo protege de salpicaduras y polvo
El cuerpo del equipo es un calco del iPhone. Cuenta con el clásico bisel de metal tan característico en los últimos equipos de la firma de Cupertino, mientras la doble cámara trasera recuerda mucho, también, a su sistema de lentes principal.
Un interfaz limpio como una patena
La capa de software que aporta el Nothing Phone se muestra limpia como una patena. La firma colma con ello las demandas de una parte no precisamente reducida de usuarios que buscan un interfaz sin ruido, diáfano. Todo un acierto, en nuestra opinión, ya que aporta mucha claridad al sistema de navegación, sin aplicaciones imposibles de eliminar. Este tipo de entornos se comprenden de una forma más natural. Desde Nothing aseguran que habrá hasta tres años de actualizaciones de software.
Puntos negativos
No todo iba a ser del color de rosa. Aunque el primer lanzamiento móvil de Nothing sorprende, hay un par de detalles a tener muy en cuenta. El primero de ellos es la velocidad de carga de su batería de 4.500 mAh. No es de recibo que se circunscriba a 33W (50% de carga en una media hora). Es cierto que es la misma velocidad de los últimos modelos de iPhone, pero hace tiempo que los de California han perdido comba en este apartado. En Vozpópuli esperábamos un mínimo de 67W (50% en unos 15 minutos), el estándar, quizá, más común en la gama media-alta.
El otro aspecto que no nos ha gustado es la ausencia de cargador en el paquete de venta al público. Se alude a temas de sostenibilidad para no incluirlo, pero no se puede pasar por alto que la falta de este elemento abarata los costes de producción del Nothing Phone, cosa que habrá sido analizada por la compañía.
En resumen, y para ser el primer lanzamiento de esta nueva marca, el regusto que deja en el paladar es bueno. El mercado necesita disrupción, móviles diferentes. El Nothing Phone lo es. Quedan por pulir aspectos como los comentados sobre estas líneas, pero el punto de partida es razonable. Ha llegado otro gallo al corral.