Aukus es el acrónimo de una alianza para la historia: la que han forjado Australia, Reino Unido y Estados Unidos para transferir al primer país tecnología nuclear que le permitirá tener los más potentes submarinos que existen en el planeta. El pacto sin precedentes facilitará también el intercambio de información sobre ciberseguridad, misiles e inteligencia artificial: una afrenta directa a China y, colateralmente, a Francia y la Unión Europea. Los expertos hablan ya de una nueva 'guerra fría'.
La alianza ha sido calificada como el pistoletazo de salida de un nuevo orden mundial, "el mayor cambio en el entorno geoestratégico desde 1945". Pese al sorpresivo anuncio de esta liga, Aukus es el último capítulo de una larga escalada de tensión en el disputado Mar de China que se ha producido durante los últimos años: una crisis que responde a fuertes intereses geopolíticos, comerciales y hasta cibernéticos.
El creciente dominio de China en el Indopacífico es el argumento de fondo de esta trama. Esta zona ha pasado a ser clave para la economía mundial. No en vano, los países que lo conforman suman prácticamente la mitad de la población mundial. Controlar sus aguas supone controlar también una importante red submarina de cableado de Internet y también la nueva ruta de la seda, esa que diariamente transitan miles de buques cargados con mercancías rumbo a los confines del planeta.
La carrera armamentística en el Indopacífico
Si bien la alianza Aukus no afecta de forma explícita a China, el gigante asiático ha recibido la noticia como una amenaza directa que "socava gravemente la paz y la estabilidad" en la región e "intensifica la carrera armamentística"; unas declaraciones que reconocen la escala de tensión militar que desde hace años se ha producido en la zona.
"No debemos permitir, nunca, que fuerzas externas interfieran en los asuntos regionales y en los asuntos internos de los países. Tenemos que sostener firmemente en nuestras propias manos nuestro futuro y nuestro destino", dijo el presidente chino, Xi Jinping, poco después de trascender el pacto.
China lleva años incrementando su presencia militar en el mar de China Meridional, unas valiosas aguas en disputa que el gigante asiático reclama para sí
China sigue invirtiendo en su armada y reclama como propio casi la totalidad del mar de China Meridional. Por ello, bajo el mando de Xi Jinping, ha construido en la zona ciudades, pistas aéreas, instalaciones turísticas y de uso militar en islas artificiales, ubicadas en aguas que países como Filipinas, Vietnam, Taiwán, Malasia y Brunéi también reivindican, lo que ha generado escenas de enfrentamiento cada vez más habituales.
Los países de la zona tampoco se sienten más protegidos con este acuerdo militar. Al contrario, algunos asisten con preocupación al pacto de Australia, Estados Unidos y Reino Unido. "Provocará que otras potencias actúen de manera más agresiva en la región, especialmente en el mar de China Meridional", indicó la Oficina del Primer Ministro malasio, Ismail Sabri Yaakob, en un comunicado el sábado. El Gobierno indonesio también expresó su preocupación por una posible carrera armamentística en la región y recordó a Australia sus compromisos como firmante de los acuerdos de no proliferación de armas nucleares.
Una "puñalada por la espalda" a Francia
También Francia ha censurado la alianza, con quien Australia ya había firmado un importante contrato para comprar al país galo submarinos por un valor estimado de 56.000 millones de euros. El cambio de última hora y sin previo aviso ha sido calificado de "puñalada por la espalda", en palabras del jefe de la diplomacia francesa, Jean-Yves Le Drian. Para los franceses no es solo una ruptura del contrato, sino de las relaciones bilaterales que mantenían con Estados Unidos.
El propio ministro francés, Emmanuel Macron, ha tomado una medida inédita al llamar a consultas a los embajadores de Austria y Estados Unidos en el país galo. Francia nunca había llevado tan alta la tensión diplomática con Estados Unidos, ni durante la guerra del Golfo del 2003, cuando Jacques Chirac se vistió el traje de pacifista, ni durante los duros años de la Administración de Donald Trump.
También ha reaccionado la Unión Europea. El alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, cree que este acuerdo, en lugar de alejar al viejo continente del Indopacífico, debe servir para potenciar su presencia en la zona: "No hacen más que mostrar la importancia de la región y la necesidad de nuestra implicación”.
La UE pretende adoptar un rol más proactivo que le permita ganar peso en la región indopacífica impulsando más el comercio y la cooperación con los países de la zona, pero también fomentando la seguridad con más presencia naval. Para ello, Borrell presentó un plan... el mismo día que se dio a conocer el pacto de Australia, Reino Unido y EEUU: “No digo que me alegre de la coincidencia del día, pero aprovecho para mostrar que la estrategia es oportuna”.
Limar asperezas francesas
Estados Unidos rehúye un conflicto directo con Europa en general y con Francia en particular. De hecho, el presidente estadounidense, Joe Biden, ya ha avanzado su intención de mantener contactos de alto nivel con Francia para limar asperezas tras el anuncio del miércoles de Aukus. Igualmente diplomática se ha mostrado la nueva ministra británica de Exteriores, Liz Truss, que se ha limitado a recalcar el "compromiso" de su país con la estabilidad en la región Indopacífico.
Reino Unido tampoco quiere que Aukus suponga un cisma con Francia. Según dijo el propio primer ministro británico, Boris Johnson, la relación de ambos países es "sólida" y el compromiso británico con la OTAN es "inquebrantable", dijo este jueves en la Cámara de los Comunes del Parlamento: "Nuestra relación con Francia, nuestra relación militar con Francia es sólida como una roca".
Pero las piedras, con el tiempo, acaban siendo arena.