La segunda jornada de la pseudo-confesión de Francisco Correa ha permitido confirmar que el cabecilla de la trama 'no tiene abuela', en el popular sentido de la frase. Y que puestos a impartir clases de cómo ser el mejor empresario del mundo sin que se note, él es todo un catedrático. También ha querido 'iluminar' a los presentes sobre cuál era el verdadero origen del que él insiste en denominar de manera egocéntrica 'caso Correa' y cuál es el sistema que utilizaba para flagelarse por sus errores: llevar en la cartera el recibo de las 8.663.700 pesetas que pagó en diciembre de 1999 por el célebre Jaguar que Ana Mato no veía sólo para recordarse lo que había hecho por el marido de ésta, Jesús Sepúlveda, y lo mal que le había correspondido.
Correa ha insistido que las iniciales 'PAC' se refieren a él y no a Paco Álvarez Cascos, como apuntaban informes policiales
Entre Pozuelo de Alarcón, Majadahonda y sus pelotazos con las campañas publicitarias para el PP, Correa ha insistido de nuevo al tribunal que lo que él hacía era lo "habitual" en la empresa privada. Es decir, agasajar a los clientes que le daban mucho trabajo, ya fueran empresas privadas o un cargo público ya que él no distinguía entre unos y otros a la hora de hacer caja. Eso sí, detalló que una parte se lo que le pagaban en comisiones por tener "éxito" en sus gestiones, iba a engrosar su propia caja B. La otra, para los que ayudaban, entre ellos Luis Bárcenas, Jesús Sepúlveda y Jesús Merino, con él en el banquillo, y el europarlamentario 'popular' Gerardo Galeote. Eso sí, sobre la identidad que se escondían tras las iniciales 'P.A.C.', y que la Policía apuntó en un informe que se podría tratar de Francisco 'Paco' Álvarez Cascos, él ha insistido que no, que era él mismo, al que una veces se anotaba como P.C. y otras con esa 'A' entre medias.
Sobre los clientes para los que se conseguía contratos en el Ministerio de Fomento y Medio Ambiente, no se ha cortado y ha dicho tres de las grandes constructoras españolas: OHL, ACS y Dragados. Eso sí, él no pagaba a ningún funcionario público, que aunque no sabía lo que era un cohecho hasta que lo detuvieron, no le parecía bien mancharse en esos menesteres. De eso se encargaba, ha recalcado, Luis Bárcenas, al que ha reconocía tratarle a cuerpo de rey regalándole un viaje tras otro, incluidos desplazamientos a Suiza. Cuando la fiscal le ha preguntado si entre esos favores estaba también dar un trabajo al hermano del entonces gerente del PP, Correa ha echado mano de una de las coletillas que más ha utilizado durante el día este viernes para nadar y guardar sus ropajes recién estrenados de colaborador de la Justicia: "No lo recuerdo, pero si lo dice usted... lo reconozco".
'Barra libre' de viajes
A partir de ahí ha empezado a dar datos sobre sus tratos sobre Jesús Sepúlveda, el alcalde al que regaló tres coches y un sinfín de viajes y regalos, y que en 2005 le cerró las puertas de su ayuntamiento de un portazo. Así nos hemos enterado que el ex alcalde de Pozuelo de Alarcón tenía 'barra libre' en su agencia de viajes y que le dio dinero en metálico en efectivo entre "120.000 y 150.000 euros" para organizar su campaña electoral. Una generosidad, aseguró, que no tenía nada que ver con los contratos que le iba a adjudicar cuando tuviera el bastón de mando, como tampoco tenía segundas intenciones que le regalase dos Land Rover y un Jaguar. De hecho, cuando Sepúlveda le dijo que le "apetecía" tener uno de esos lujosos vehículos, le dijo: "No te preocupes, que te lo compro". Generosidad en estado puro que recibió un varapalo cuando en febrero de 2005 el regidor le cerró las puerta a los negocios en el Consistorio. Tal fue el "cabreo" que se cogió que desde entonces llevaba en la cartera el recibo del concesionario con los casi 9 millones de pesetas que pagó para regalarle el célebre Jaguar que su mujer no veía en el garaje. "Podía haberlo roto, pero me ayudaba a recordar de vez en cuando..." Penitencia en estado puro.
Correa ha comparado sus tratos con alcaldes a los del rey Juan Carlos para lograr la adjudicación del AVE a la Meca: "Son relaciones humanas"
De ahí ha pasado a las lecciones magistrales en las que no han faltado frases del tipo "si quiere se lo explico o ya más adelante". En primer lugar, para detallar cómo él fue el gran 'inventor' de las Oficinas de Atención al Ciudadano de los ayuntamiento, una idea "maravillosa, magnífica" a la que dedicó tres años de su vida y que si no le detienen por orden del juez Garzón, termina plantándolas en toda España. De hecho, ha asegurado que cuando se le arrestó ya tenía en marcha dos -las de Pozuelo de Alarcón y Majadahonda, precisamente- y tenía negociada otras 18 en consistorios de todos los colores políticos. Porque, como insistió, él tenía amigos hasta en IU "y si el alcalde es amigo mío, más posibilidades tengo". Al fin y al cabo, dijo, los negocios "son relaciones humanas" y puso como ejemplo el contrato del AVE a la Meca, sobre el que ha abierto los ojos al tribunal al asegurar que, por si no lo sabían, se consiguió gracias al rey Juan Carlos y sus amistades en aquellas tierras.
Aún faltaba una última lección magistral y esa ha venido a cuenta de las 'andanzas' de la trama en Majadahonda. En este punto, 'Don Vito' se ha permitido ilustrar a los presentes en la sala con "el origen y la génesis de toda esta historia" ya que, al fin y al cabo, "por eso estamos aquí". Así, ha detallado que Esperanza Aguirre no fue la que destapó la Gürtel por mucho que ella lo diga una y otra vez, sino que la culpa la tuvo una operación urbanística con terrenos municipales en los que intervino la 'lideresa' para cargarse al también procesado Guillermo Ortega y que se adjudicaran los terrenos a Sacyr Vallehermoso. Aquella maniobra de la política le sentó tan mal a Correa, siempre "del lado de los débiles", que echo un cable al alcalde al creerle víctima de "una injusticia tremeda". Ahí, aseguró Correa, el empresario con 25 palcos en el campo del Atlético de Madrid para agasajar a sus clientes, comenzó el caso. Lo dicho, no tiene abuela.