El próximo día 20 se cumplirán cinco años desde que ETA anunció el “cese definitivo” de la violencia. ¿Qué queda de la banda terrorista después de todo este tiempo?
Queda realmente muy poco, unas sigla, y algunos elementos que antes o después serán detenidos y puestos a disposición de la justicia. Llevamos ya tiempo viendo como ETA es una organización en descomposición, sin ningún tipo de estructura ni liderazgos claros tras la detención de sus últimos responsables, David Pla e Iratxe Sorzábal, el año pasado. También se ha desarticulado su aparato más vivo, el técnico-logístico, encargado de gestionar las armas y los zulos, a los que acabamos de asestar un golpe muy importante con el desmantelamiento este miércoles de uno de ellos a cien kilómetros de París. La banda tampoco tiene ya el control de sus presos y la propia izquierda abertzale acusa una fortísima división interna. Y pese a todo ello, la banda mantiene la expectativa de que se va a producir un cambio de rumbo en la política antiterrorista del Gobierno, cosa que no va a ocurrir.
Dice que ETA no tiene gente con galones para situarse al frente de la organización, pero los servicios antiterroristas hablan de Mikel Irastorza como su máximo responsable desde hace un año.
Vamos a ver, individuos quedan en libertad, pero no existe un líder con peso suficiente para afirmar que la organización sigue viva.
¿Qué supone el desmantelamiento del importante arsenal hallado al norte de París?
Es un golpe importante a lo que queda de las estructuras logísticas de ETA, que por el número de armas incautadas convierte esta operación en la más importante de los diez últimos años. Ya se habían realizado dos operaciones contra dichas estructuras en 2015 con la detención de los que entonces eran sus responsables, Iñaki Reta y Xabier Goienetxea, y se incautaron también armas y material explosivo. Cada vez queda menos.
La disolución de la banda no va a suponer ninguna clase de concesión ni negociación
¿Se atreve a cuantificar cuántas armas puede tener la banda aún en su poder?
Lo que se puede decir, con prudencia, es que le quedan menos armas de las que se han incautado. Como le he dicho, esta última operación es la más importante contra su estructura logística de los diez últimos años, pero ha habido otras.
¿Se había puesto ETA en contacto con el Gobierno francés para comunicarle su disposición a entregar estas armas y llegar a un final definitivo?
Si ETA ha intentado ponerse en contacto con el Gobierno francés o lo ha hecho es algo que a mí no me consta y que, además, es irrelevante porque el Gobierno francés tiene desde hace mucho tiempo una posición inamovible con el Gobierno de España en política antiterrorista. Vivimos una alianza difícilmente mejorable.
¿Es cierto que ETA lleva tiempo intentando desarmarse pero que el Gobierno se niega a escenificar la entrega de las armas?
El Gobierno no va a entrar en ninguna teatralización ni va a reconocer ningún proceso negociador o de transición hacia algo. No estamos en eso. Si ETA quiere desarmarse lo tiene tan fácil como entregar las armas a los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado en España o Francia. Esa es la única vía. Si la banda está pensando en una puesta en escena con intermediarios que van a dar fe de algo, se equivoca porque el Gobierno no está en eso. Ni en intermediarios, ni en verificadores, ni en teatros. Es algo que llevamos diciendo desde 2012, pero no está de más recordarlo.
¿Iban a escenificar la entrega del material incautado ante la Comisión Internacional de Verificación como ya hicieron en febrero de 2014?
No tengo noticia de lo que me dice. Es verdad que de diferentes comunicados podía intuirse que tal vez pudiesen utilizar esa fórmula de teatralización, como ocurrió en febrero de 2014 con aquella entrega ridícula de armas a los verificadores internacionales. Tal vez pudiera haber tenido lugar con el zulo desmantelado, pero, desde luego, no en un futuro inmediato. Hace unos meses se dijo que la entrega de las armas podía tener lugar antes de las elecciones vascas y no fue así. Son conclusiones que se extraen de los propios comunicados de la banda, pero que no necesariamente se corresponden con la realidad y, desde luego, no condicionan el trabajo policial.
Si ETA se disuelve y entrega las armas se puede replantear la política de dispersión de sus presos
¿Está el Gobierno dispuesto a dar algún paso si se confirmara la disolución de la banda como, por ejemplo, poner fin a la política de dispersión?
La disolución de la banda no va a suponer ninguna clase de amnistía, concesión, negociación o transacción, en absoluta. Los terroristas tendrán que ser detenidos y puestos a disposición de la Justicia. La política de dispersión es parte de la política antiterrorista y ha quedado acreditada su eficacia, además de que no se aplica solo a ETA, sino a otros grupos terroristas y organizaciones de crimen organizados. Mientras ETA siga existiendo, aunque no cometa asesinatos ni extorsiones, aunque no tenga actividad, aunque sus miembros sean pocos y no tenga liderazgo ni rumbo la política de dispersión se seguirá aplicando. Si ETA se disuelve, desaparece, y entrega las armas se puede replantear la política de dispersión de sus presos, pero no antes
¿Y tiene el Gobierno noticias de si esa disolución está próxima?
No, no tenemos noticias al respecto, pero es lo único que esperamos de ETA, su disolución definitiva. No queremos saber ni lo que piensa ni lo que dicen sus comunicados, y mientras no se disuelva los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado seguirán actuando.