Puentes, alcantarillas y estaciones ferroviarias son los lugares donde viven, o sobreviven, hasta 150 millones de niños. Terminaron en la calle por la guerra, los desastres naturales, crisis familiares provocadas por el abuso de las drogas, la muerte del padre o de la madre o por un colapso socioeconómico y, además, muchos se ven forzados cada día mendigar, hurgar y vender en algún barrio de chabolas.
Según explica la Unesco, existen diferentes categorías de niños de la calle: "Aquellos que trabajan en las calles como su único medio para obtener dinero; aquellos que se refugian en las calles durante el día pero que a la noche regresan a alguna forma de familia y aquellos que viven permanentemente en la calle sin ninguna red familiar". ¿En común? Que todos se encuentran en riesgo de sufrir abuso, explotación y violencia.
Mobile School es una organización que desarrolla carritos escolares móviles que ya están repartidos en 24 países de Europa, Asia, África y América Latina
Víctimas de la rivalidad entre pandillas, la droga y las enfermedades y sin alguna forma de educación, las expectativas de vida de los niños de la calle son ínfimas. Con la intención de descubrir y desbloquear sus talentos para que puedan recuperar el autoestima y puedan comenzar a tomar decisiones sobre su futuro de forma consciente el belga Arnoud Raskin fundó Mobile School, una organización que desarrolla carritos escolares móviles que ya están repartidos en 24 países de Europa, Asia, África y América Latina.
Paneles educativos
Mobile School, su fundación, nació como proyecto de fin de carrera en 1996, mientras estudiaba diseño industrial en Bélgica, su país natal. Iba a crear una licuadora, pero las tiendas estaban repletas de ellas, por lo que se decantó por diseñar un producto con impacto social y pensó en los niños que vivían en las calles de Colombia: unas pizarras extensibles que, al plegarse, se transforman en un carrito con ruedas.
Completamente extendidas, las pizarras abarcan los seis metros de largo y son resistentes a las lluvias tropicales, el ardiente sol caribeño o las bajas temperaturas en Rumanía
Completamente extendidas, las pizarras abarcan los seis metros de largo y son resistentes a las lluvias tropicales, el ardiente sol caribeño o las bajas temperaturas en Rumanía, en definitiva, a la intemperie. Vienen con más de 300 paneles educativos en torno a la alfabetización, el negocio callejero, la salud, prevención de las drogas y la higiene. Estos paneles se pueden fijar fácilmente en la pizarra móvil con tornillos de plástico antes de las sesiones e 'clase', permitiendo a los educadores de calles interactuar con los jóvenes en la calle.
Modelo de franquicia
Pero no hay un grupo de profesores belgas desplazados por distintos países impartiendo clase, sino que desde 2012, Mobile School funciona bajo un modelo de franquicia y organizaciones de todo el mundo pueden solicitar la recepción de su metodología, es decir, la fundación empodera a trabajadores locales en las calles de cualquier país.
En las de Colombia fue donde Raskin descubrió una oportunidad de negocio con la que financiar su ONG. Mientras muchos empresarios en Europa enfrentaban con negatividad los vaivenes del mercado, sobre todo después de la bancarrota de Lehman Brothers, muchas personas en situación de calle con problemas de toda índole seguían mostrándose positivas.
Así que pensó en el mercado como un contexto callejero, donde las empresas debían copiar la "receta" de los niños, compuesta por las siguientes habilidades: foco positivo, agilidad y resiliencia, creatividad preactiva, y competición cooperativa. Y nació Streetwize, una firma que ofrece consultoría y capacitación compañías bajo el concepto de "modelo híbrido".
Aprender de la calle
"Orientamos las rutinas y patrones existentes en sus empleados y los desafiamos a ver su trabajo desde una perspectiva totalmente nueva. En todo lo que hacemos, el vínculo entre las calles y el negocio crea un entorno de aprendizaje único para los trabajadores y líderes que buscan un giro de 360 grados", explican en la compañía.
StreetwiZe asegura que los jóvenes de la calle son la inspiración y el fundamento de su trabajo por desarrollar talento en las empresas. "Nuestro punto de partida es aprender de los niños y las niñas que sobreviven en entornos que cambian rápidamente, con constantes trastornos, alta competencia y recursos escasos. Las lecciones que los jóvenes de la calle pueden enseñar cambiarán su forma de ver su mercado, reaccionar ante situaciones difíciles y trabajar con su equipo", señalan.
Esta consultora belga invierte el 100% de sus beneficios en la Mobile School, colabora en la creación de material educativo que se utiliza en las calles, y se centra en mejorar el impacto social de las pizarras desplegables.