Los campos de Jerez de la Frontera, el Puerto de Santa María o Sanlúcar de Barrameda están siendo testigos de una lucha con tintes épicos. Tradición y modernidad se baten y lo hacen en un mismo terreno y configurando un paisaje único que, en algunos casos, lleva invariable desde milenios.
La lucha se concreta en viñedos contras las aspas de plantas eólicas o el negro de las placas fotovoltaicas. Esta lucha cuenta con unos autodenominados quijotes que luchan contra molinos. Son los viticultores que llevan años reivindicando la preservación de sus explotaciones, pero también de un “paisaje que es patrimonio milenario de todos”.
César Saldaña, el Presidente del Consejo Regulador de las Denominaciones de Calidad de los vinos de la región (sherry, manzanilla, brandy, etc) es una de las voces más activas en esta lucha por su modo de vida y por un paisaje “único, la viña es del viticultor, pero el paisaje que ha ido evolucionando con nosotros desde tiempos de los romanos es un patrimonio que debemos proteger”.
Los viticultores llevan años viendo con la industria de las renovables practica “una política de hechos consumados, instalan molinos de viento antes de que esté toda la documentación regularizada”, explica Saldaña. El ejemplo más representativo está en el pago de Macharnudo, donde desde hace un año hay instalado un parque eólico cinco aerogeneradores de 158 metros de diámetro y más de 120 metros de altura de buje, “sin embargo, lleva más de un año ahí y ni siquiera están en funcionamiento aún, pero el paisaje está destrozado”
Nacimiento de una Plataforma
El caso del pago de Macharnudo provocó la unión de viticultores que se articularon en una plataforma en 2022. Desde entonces, han realizado numerosas protestas bajo el lema ‘Renovables sí, pero no así’. Tienen en común varios aspectos, detallan desde el Consejo, son explotaciones que llevan siglos asentadas en los entornos de ciudades como Jerez de la Frontera.
Sin embargo, todos estos viñedos se ven amenazados. El 8 de febrero de 2023 llegó al Parlamento de Andalucía la proposición de Ley que emanaba de cerca de 100 municipios de toda Andalucía de todos los colores políticos representando a cerca de un millón de andaluces. Pedían medidas de protección y planificación contra el boom de las renovables. Aquella propuesta no tuvo éxito, pero fue la semilla que ahora germina en Jerez.
Aunque el Parlamento con mayoría del PP no asumió la propuesta para poner freno a las renovables, el Ayuntamiento del PP de Jerez sí ha asumido la creación de un Plan Especial que aún está en fase de primer borrador. “Es un paso”, dice aliviado Saldaña, que agradece el cambio de sensibilidad municipal respecto al anterior gobierno socialista.
Los viñedos sherry-jerez ocupan unas 7.000 hectáreas en Cádiz, pero unas 4.678 están en el término municipal de Jerez de la Frontera. “Pero este es uno de los términos más grandes de España, los viñedos solo ocupamos un 4 por ciento del término”, sin embargo, son las zonas del entorno más cercano a Jerez y, por lo tanto, más cerca del centro de consumo y los centros transformadores. “Son pura ambición, quieren ahorrar los costes de traslado de la energía, aunque para ello tengan que arramblar con viñedos milenarios”, denuncia Saldaña, que asegura que muchos viticultores hacen frente a “actitudes mafiosas de extorsión y amenaza” para que cedan sus tierras a las renovables.
Enoturismo como alternativa
La lucha de los viñedos de Jerez tiene precedentes. Otras regiones vinícolas como Rioja, Duero o Rías Baixas ya han marcado el camino con la protección de su paisaje. En Andalucía, otras Denominaciones de Origen como el Condado de Huelva, Origen Málaga o Montilla Moriles no aspiran a esta protección. En Andalucía, la amenaza más pujante, a juicio de la Asociación Europea de Regiones con Productos de Origen (AREPO) está en el marco de Jerez, Sanlúcar o El Puerto.
Por eso, desde el Consejo Regulador llevan más de una década trabajando por fortalecer la oferta enoturística de los viñedos gaditanos. El turismo del vino ya existía gracias a las “bodejas catedrales” de la región, pero lo cierto es que era una oferta enoturística muy urbana, porque las bodegas están dentro de las ciudades.
“Nos dimos cuenta de que necesitamos fortalecer ese vínculo con los viñedos, con el entorno rural”, admite Saldaña. El proyecto Pagos del Sherry es un plan para hacer extensible las experiencias turísticas a rutas paisajísticas, arqueológicas, de observación de aves y con rutas a caballo o en 4x4... pero todas estas iniciativas beben de un paisaje que está en riesgo por los molinos eólicos.
El Consejo, ahora con el apoyo del Ayuntamiento de Jerez, apuesta por preservar un paisaje singular y único donde se conjugan aspectos formales (económicos, agrícolas, arquitectónicos…) y no formales (culturales, etnográficos, ecológicos, ambientales, históricos, estéticos, etc.). Los pagos de Añina o Balbaina son pagos de origen romano, lo indica la terminación en –ina, Balbaina son los pagos de Balbo, el antiguo propietario romano. Probablemente, acaben siendo los Pagos de las Descarbonizacina