La semaglutida, conocida comercialmente como Ozempic, ha irrumpido como un torbellino. Inicialmente concebido como un tratamiento para la diabetes tipo 2, este fármaco ha irrumpido en la escena como una solución milagrosa para bajar de peso, experimentado un ascenso meteórico al convertirse en la nueva estrella del mundo del adelgazamiento. Su popularidad ha impulsado a Novo Nordisk, su fabricante danés, a cotas insospechadas, generando ingresos que superan incluso el PIB de Dinamarca.
Un éxito rotundo impulsado por las celebridades
El detonante de este fenómeno ha sido el boca a boca, especialmente entre las celebridades. Figuras como Kim Kardashian y Elon Musk confesaron públicamente su uso del medicamento para adelgazar, catapultándolo al estrellato y rebautizándolo como "la droga de Hollywood". Incluso, el presentador de los Oscar, Jimmy Kimmel, bromeó sobre su uso durante la gala, evidenciando su ubicuidad en la élite de Hollywood.
Ozempic actúa de dos maneras para inducir la pérdida de peso:
- Reduciendo el apetito. Actúa sobre el sistema nervioso central, aumentando la sensación de saciedad y disminuyendo las ganas de comer.
- Ralentizando el vaciamiento gástrico. Esto hace que la comida permanezca en el estómago por más tiempo, lo que te hace sentir saciado durante más tiempo y te lleva a comer menos.
Las cifras hablan por sí solas
Las cifras avalan este éxito rotundo. Novo Nordisk ha visto sus ingresos dispararse, superando incluso el PIB de Dinamarca y la corona danesa. Solo en el primer semestre de 2023, la compañía ha facturado 14.500 millones de euros por Ozempic, una cifra que supera con creces los 71.000 millones de euros que facturaron en conjunto Pfizer, Moderna, J&J, AstraZeneca y BionTech por las vacunas contra la COVID-19 en 2021.
Este auge ha provocado un efecto dominó en la industria farmacéutica. Otras compañías como Lilly, con su medicamento Mounjaro, han visto un aumento del 85% en sus beneficios en solo tres meses. Mientras tanto, Pfizer, que estaba desarrollando su propia píldora para la obesidad y la diabetes, ha aparcado el proyecto para centrarse en un fármaco similar al Ozempic.
A pesar del éxito rotundo, este fenómeno no está exento de controversia. La escasez del medicamento debido al aumento de la demanda ha dificultado el acceso al mismo por parte de los pacientes diabéticos que lo necesitan para su tratamiento original. Esta situación ha generado preocupación entre los profesionales de la salud y las asociaciones de pacientes.
Queda por ver si este furor por Ozempic y medicamentos similares se mantendrá en el tiempo o si, como ha ocurrido con otras tendencias en el pasado, se desvanecerá con el surgimiento de nuevas alternativas o la aparición de efectos secundarios adversos a largo plazo.