El diputado madrileño Antonio Hernando fue, junto a Pedro Sánchez, uno de los dirigentes del PSOE que con mayor énfasis defendió durante meses el firme rechazo a la investidura de Mariano Rajoy. Las hemerotecas probablemente le dejarán en muy mal lugar si dentro de dos semanas, finalmente le toca argumentar como portavoz de su grupo la abstención, paso en el que únicamente sigue instalada con total firmeza la federación catalana. Pese a todo, en el PP ha sido acogida con alivio la continuidad de Hernando al frente de los parlamentarios socialistas, pues hace tiempo que conocían su predisposición a favorecer la formación de Gobierno y a evitar terceras elecciones.
Hernando tiene buena relación con el Grupo Popular y es respetado en las filas socialistas
En los contactos que Hernando mantuvo con algunos dirigentes del PP en la etapa más dura del “no es no” a Rajoy, les trasladó las altas posibilidades que había de que sus diputados se abstuvieran en segunda votación. La oportunidad llegó el 3 de septiembre y Pedro Sánchez no la aprovechó: el candidato del PP salió derrotado con 180 votos en contra al conseguir solo el apoyo de los suyos, de Ciudadanos y Coalición Canaria, 170 papeletas en total. Menos de un mes después, el expresidente Felipe González daba cuenta de su decepción en la Cadena SER: “Sánchez me dijo que se iba a abstener. Me siento engañado”. Fue una pieza más del engranaje montado para desalojarle de la secretaría general.
La continuidad de Hernando ha molestado solo a quienes eran fieles al exlíder socialista, lo continúan siendo y consideran al todavía portavoz parlamentario como “un traidor”, protagonista de un doble juego al que solo puede aplicarse “alguien que vale para un roto y un descosido”. El andaluz Mario Jiménez, brazo derecho de Susana Díaz y portavoz de la gestora que pilotará al PSOE hasta el próximo congreso, describió a Hernando el lunes como “una correa de transmisión” cuya única misión ha consistido todo este tiempo en seguir al dedillo las directrices que emanan de la ejecutiva del partido. Hasta hace pocas semanas, consideraba que abstenerse en la investidura del candidato del PP y facilitarle su permanencia al frente del Gobierno, era tanto como “indultar la corrupción de Rajoy”. Y añadía: “Si el PSOE cambia de opinión, vamos a perder absolutamente toda nuestra credibilidad, uno de nuestros problemas”.
En el PP se lee la continuidad de Hernando en esta especie de tiovivo como la demostración de su autoridad al frente del grupo parlamentario. En el PSOE, sin embargo, como una estratagema de la gestora para ganarse las voluntades de los que todavía amenazan con votar no en la investidura y, encima, dar la cara en la sesión plenaria.
La federación catalana es la única que ha anticipado en su conjunto el voto negativo a la investidura
Se desconoce la actitud con la que volverá Pedro Sánchez de sus vacaciones familiares y si se atreverá, o no, a acudir a la investidura de Rajoy, un mal trago que tendría que sufrir respetando la disciplina de voto en el caso de que el comité federal previsto para el domingo, 23, apruebe la abstención, salvo que quiera acompañar en su coherencia a los siete diputados del Partido Socialista de Cataluña (PSC) y aporte un voto negativo. Entre los parlamentarios del PSOE se vaticina que los dos protagonistas principales de este debate serán el propio Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
