Cultura

SERIES | 25 ANIVERSARIO DEL ESTRENO

25 años de la serie que cambió mi vida: ¿quién no querría ser CJ Cregg en 'El ala oeste de la Casa Blanca'?

La magia se logró al unir en una misma escena a Martin Sheen, Janel Moloney, Richard Schiff, Bradley Whitford, Stockard Channing, Dulé Hill, Allison Janney, Rob Lowe y Joshua Malina

25 años de la serie que cambió mi vida: ¿quién no querría ser CJ Gregg en 'El ala oeste de la Casa Blanca'?
Reparto de 'El ala oeste de la Casa Blanca' Lupe Carrasco

Lo confieso. Pese a que se estrenó hace 25 años, hasta este verano no he sucumbido al talento de Josiah Bartlet, Josh Lyman, Leo McGarry, C. J. Cregg, Toby Ziegler y Donna Moss para gestionar la primera potencia mundial, pero diría que ha sido un error. La serie 'El ala oeste de la Casa Blanca' ('West Wing', en versión original) me tiene absolutamente obnubilada. Obsesionada a tal nivel que estoy en ese punto en el que alargo la última temporada porque no quiero que se acabe. Error porque me gustaría ver otra cosa, pero cuando hay tiempo libre solo me apetece ver qué está ocurriendo en el Despacho Oval del de New Hampsire.

El 22 de septiembre de 1999 se estrenaba en Estados Unidos un drama político creado por Aaron Sorkin, quien no tuvo tanta suerte con 'Studio 60' pero lo solventó con 'The Newsroom' y ganó un Oscar con 'La red social'. En esta ocasión, sumergía al espectador en cómo funciona la política estadounidense y, en concreto, cómo mueve los hilos el Gobierno federal.

Aunque en ocasiones parece una oda a la figura del presidente del país -y, siendo sinceros, a quien la quiera ver le debe gustar la temática-, la ficción es una demostración del espectacular trabajo interpretativo de Martin Sheen, seguido de todo su equipo. El reparto lo completan Janel Moloney, Richard Schiff, John Spencer, Bradley Whitford, Stockard Channing, Dulé Hill, Allison Janney, Rob Lowe y Joshua Malina, entre tantos. Pero es que, cada actor nuevo que se incorpora a la ficción, así como los secundarios, forman un engranaje perfecto que funciona como la más perfecta de las máquinas.

25 años de la serie que cambió mi vida: ¿quién no querría ser C. J. Gregg en 'El ala oeste de la Casa Blanca'?
Reparto de 'El ala oeste de la Casa Blanca' en la temporada 1Warner Bros.

Geopolítica y conflictos internacionales en 'El ala oeste de la Casa Blanca'

A los que estamos engullendo la serie ahora -sí, 25 años después- nos sorprende cómo puede estar de tan ferviente actualidad. En ella, se explica cómo se desarrollan las elecciones primarias de un partido, las campañas electorales, preparación de debates e importancia de las encuestas, la gestión de conflictos internacionales, así como la geopolítica en territorios como Kazajistán, Corea del Norte o China. Armas nucleares y el tratado de no proliferación o el conflicto con el uranio, las relaciones con Irán, las centrales o los intentos de asesinato.

No solo eso, se trata en profundidad el conflicto de Israel con Palestina, el tradicional apoyo de EEUU al primero y las ocasionales críticas al Gobierno israelí si hace mal las cosas -más ficción que realidad-; también uno aprende qué es el obstruccionismo gracias al episodio 'El obstruccionista Stackhouse' (2x17), cómo se elige a los jueces del Supremo o en qué consiste la Vigesimoquinta Enmiendas.

Quizá aquí se encuentre la clave para los denostadores de la serie, ya que, sin rodeos, sí, es una ficción en la que se muestra qué política querríamos todos. Al mejor presidente posible de un país. Llega a tal punto su humanidad y talento que, cuando se debe mostrar un discurso relevante del mismo, el director decide no hacerlo. Nada puede ser tan bueno como para superar las expectativas creadas en torno a Jed Bartlet.

Asimismo, el equipo casi siempre hace bien las cosas, los personajes que son buenos, natulares, sin malas intenciones y listísimos. Pero está tan bien hilado todo el argumentario y cada escena, que personas que a priori podrían provocarnos rechazo -envidia- por ser tan inteligentes, nos parecen seres humanos corrientes.

Acuerdos entre demócratas y republicanos: ¿más ficción que realidad?

En varias ocasiones, hasta se escenifican acuerdos entre demócratas y republicanos. Ambos partidos llegan a las mismas conclusiones en aspectos de suma importancia, y hasta el mandatario ha de delegar su cargo un tiempo en un republicano. Todo sin escollos, sin que el otro partido se aproveche de la situación. Incluso un republicano repudia que se haga 'guerra sucia' durante la campaña o algún demócrata presenta su dimisión por incumplir las relgas. Evidentemente, esto es inverosímil, ¿alguien puede imaginarlo a día de hoy?

Una obra maestra gracias a los diálogos y personajes

La ficción de Warner Bros. es una obra maestra en cuanto a diálogos, guion y escena se refiere. La fluidez, la velocidad, la naturalidad y, en muchas ocasiones, todo corriendo por los pasillos, de pie y sin casi esperar respuesta de su interlocutor. La densidad de las conversaciones se entremezcla con tintes de humor -necesarios y brillantes-.

Apuntes sobre conflictos armados, el aborto, secuestros, muertes o asesinatos se compaginan con asuntos como con quién quedó Donna Moss o Josh Lyman la noche anterior, si un familiar tiene alzhéimer o si alguien ha desvelado secretos de Estado. Es tan veloz, que no es una ficción para tener de fondo, las ocurrencias ayudan a seguir los temas, pero es de vital importancia estar atento y disfrutar cada escena.

Las coversaciones son ingeniosas, excelentemente hiladas y profundas y los personajes son intelectualmente desafiantes, con gran profundidad, muy complejos y emocionales.

Las coversaciones son ingeniosas, excelentemente hiladas y profundas, el espectador pasa a formar parte de las decisiones y los personajes son intelectualmente desafiantes, con gran profundidad, muy complejos y emocionales. Se indaga en su psicología y sus aspiraciones y evolucionan a medida que pasan las temporadas de una manera asombrosa. Cada hecho impacta en sus personalidades y queda plasmado a la perfección en individuos que en sus últimos capítulos están lastrados, hastiados, agotados... Tanto, que se puede intuir que les quedan pocas historias que contar.

La personalidad de los protagonistas es tal, que es imposible no llorar cuando dejan la serie -pasó en varias ocasiones con personajes de gran calado e importancia- o cuando les ocurre algo que prevé su final.

¿Machista? ¿Estereotipos? ¿Falta de diversidad?

La ficción sí cuenta con algunos hándicap de la época. Como ocurre con otros casos claros como 'Friends', por ejemplo -que cumple 30 años también este domingo-, el elenco principal está formado por personas blancas heterosexuales, bien posicionadas y acomodadas. Solo uno de los coprotagonistas es de raza negra, aunque posteriormente -la ficción empezó a emitirse a finales de los 90- aparecen más e, incluso, se presenta el primer candidato demócrata latino.

En cuanto a personajes femeninos, tampoco hay una cifra que muestre igualdad en este aspecto, pero sí es cierto que uno de los rostros que más relevancia va adquiriendo durante la serie es una mujer. Primero secretaria de prensa de la Casa Blanca para luego desempeñar el papel de jefa de mayor nivel y mano derecha del presidente de EEUU.

No es la única, poco a poco, van adquiriendo protagonismo otros rostros femeninos gracias al nombramiento de la primera mujer presidenta del Tribunal Supremo, la teniente y encargada de Defensa y el papel primordial de la mujer del presidente y doctora, Abigail Bartlet (a la que da vida Stockard Channing), entre otros. Es destacable, asimismo, que no hay tratos, chistes o bromas machistas o que degraden a la mujer.

¿Qué periodista no ha querido ser C. J. Cregg?

'El ala oeste de la Casa Blanca' también es un sueño inalcanzable para los que nos hemos dedicado a esta profesión, para los que hemos estudiado Periodismo o Comunicación, ¿quién no ha querido ser C. J. Cregg? Es una meta alucinante pero, como a quien le tira más prepararse para ser corresponsal de guerra -parece apasionante cuando lo cuentan-, queda claro que si quieres ser parte del equipo que trabaja en la Casa Blanca, debes olvidarte de tu vida personal y privada.

Así, la vida que transcurre durante siete temporadas de 22 capítulos cada una en el 1600 de la avenida Pennsylvania ha sembrado un recuerdo imborrable en muchos de los que la han visto. Se graba en la memoria a tal nivel que la volverías a ver aunque te acuerdes de qué ocurre en cada temporada. Aunque sepas que lo vas a pasar mal porque ya has llorado con la marcha de cada personaje que deja de trabajar para el Despacho Oval o se despide de la ficción.

Una serie que, aunque pasen los años, sigue siendo de las mejores de la historia y que regala cada instante un ejemplo del trabajo buen hecho -mención especial a Sorkin, aunque tras su marcha también siguió siendo fantástica-. Poca es la alabanza que se haga a una serie como esta.

25 años de la serie que cambió mi vida: ¿quién no querría ser C. J. Gregg en 'El ala oeste de la Casa Blanca'?
Reparto de 'El ala oeste de la Casa Blanca' en la temporada 1Warner Bros.

Ojalá la vida real superase a la ficción

Ojalá la vida real superase a la ficción y la política se pareciese solo un poco a lo que ocurre en 'El ala oeste de la Casa Blanca' pero, por desgracia, a día de hoy solo nos queda el consuelo de coger un bol de palomitas, apagar las luces y poner la ficción de Sorkin para ver en bucle la magia que logró al unir en una misma escena a Martin Sheen, Janel Moloney, Richard Schiff, Bradley Whitford, Stockard Channing, Dulé Hill, Allison Janney, Rob Lowe y Joshua Malina.

Haciendo mención especial a John Spencer, que sumado a Sheen, son la debilidad de muchos de los que hemos visto la serie. Gracias Jed Bartlet pero, especialmente, gracias Leo McGarry y John Spencer.

La magia de crear una serie que envejezca tan bien y que siempre sirva de refugio para los que algún día soñaron con trabajar en el ala oeste de la Casa Blanca.

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  • W
    watt

    Hoy en día la dictadura woke impondría lo que todos sabemos y vemos hasta en la sopa. Buenísima serie. también The Newsroom.