La actriz Adriana Ozores es bisnieta, nieta, hija y sobrina de artistas. Por ello, en su trayectoria se ha podido anticipar a obstáculos que otros intérpretes han descubierto tras experimentar sinsabores. A pesar de sus 45 años como actriz, desde que debutó a las órdenes de su tío Mariano Ozores en la película Los energéticos (1979), está convencida de que en su profesión no basta con trabajar porque el factor suerte lo es todo.
Hace poco estrenó la serie Galgos, de Movistar+, un drama en el que da vida a una empresaria de una entidad familiar de galletas que lidia con mentiras, envidias y enfrentamientos en el seno de la compañía, papel por el que recibió excelentes críticas. Ahora, Adriana Ozores llega a los cines con Los pequeños amores, la nueva película de Celia Rico, en la que interpreta a Celia, una madre que convive con su hija, Teresa (María Vázquez) en un verano caluroso que será revelador para las dos. La veterana actriz, que acaba de presentar esta película en el Festival de Málaga, ha hablado con Vozpópuli sobre este estreno, sobre su profesión y las ventajas de haberse criado en un hogar de artistas.
Pregunta: En esta película interpreta a la madre de todas las madres, en la que todos los espectadores van a ver a la suya propia, que regaña cuando uno introduce la sartén en el lavavajillas y que tiene apuntadas a mano en la pared de casa las marcas de crecimiento.
Respuesta: Os ha fascinado lo de limpiar la sartén a mano, pero en realidad Celia rompe con un estereotipo y es la madre que no es un igual. Lo bonito del desarrollo de esta película es que acaban relacionándose como iguales y esa oportunidad que da a mostrar otras cosas de las relaciones es lo más grande que tiene esta película y cómo lo cuenta.
P: Los pequeños amores es una película con los pies en la tierra y en la que, a diferencia de otros títulos, sí importa la procedencia social de los personajes porque se habla de dinero con normalidad y, por ejemplo, de lo que cuesta es pintar una casa.
R: Son las tonterías y las idealizaciones que tenemos en esta sociedad. Evitamos hablar del dinero y esta sociedad se mueve ideológicamente y espiritualmente, a todos los niveles, por el dinero. Puedes decir que no, pero al final toda tu vida gira en torno a la disponibilidad de dinero para comprar o comprobar si te pagan. Es tan falso que el dinero no está presente por encima de tantas milongas que nos queremos contar.
"Esta profesión tiene algo que los compañeros jóvenes no tienen tan presente, que es el componente de la suerte"Adriana Ozores, actriz
P: Hace unas semanas, AISGE presentó un estudio según el cual siete de cada diez actores ingresan menos de 12.000 euros al año. Sin embargo, la profesión se viste de glamour en muchas ocasiones. ¿Puede opacar esto la realidad?
R: No se trata de opacar una realidad, sino que es un producto. Los directores y los guionistas van a vender un producto, con unos actores determinados. Esta profesión tiene algo que los compañeros jóvenes no tienen tan presente, que es el componente de la suerte. Tú puedes tener mucho talento, haber trabajado como un bruto, haberte esforzado, que como no tengas suerte no haces nada. Y al contrario, hay gente que no ha trabajado tanto y tiene suerte. Sé que es algo tan inaprensible y misterioso, pero es así, nos marca la posibilidad de trabajar.
P: También hay mucho trabajo detrás.
R: Claro que hay mucho trabajo detrás, pero te puedo asegurar que tanta gente que se ha esforzado, gente con tanto talento, y que no tiene suerte, y eso no lo decide uno ni lo decide nadie. Y básicamente se trata de una industria, con todas las injusticias que tiene una industria.
P: Durante la promoción de la serie Galgos, alguien se refirió a usted como actriz como la Meryl Streep española. ¿Cómo defines tu trayectoria y tu futuro en la profesión?
R: Hacerme mayor me posibilita no querer controlar tanto. Cuando leo las opiniones de Galgos y escucho a mis directores, a los que respeto tanto, pienso que hay algo de confiar en lo que el hecho creativo en común va a hacer surgir. Me siento mareada porque me he dejado llevar por mis compañeros, por mis directores y por lo que pasaba en el set, y el hecho creativo a veces surge mejor de ahí que del control. Es difícil porque tienes miedo de no tener tú las riendas de tu personaje y de lo que surge de ahí, pero salen cosas estupendas también.
Adriana Ozores y la herencia familiar
P: En 2017, con el Me Too, hubo un antes y un después. A raíz de entonces, ¿en qué han cambiado los rodajes?
R: En esa época las mujeres empezaban a contar historias de mujeres. Lo siguiente, es cierto que hoy en día, ¿la ética tiene que pasar a través de las leyes? Pues sí, es tan triste como eso. Hoy en día está la ley encima de ese tipo de abusos y ya no se cometen por una cuestión tan primitiva de cueva como es que te la cargas con la ley. Luego es cierto que ese entramado de cómo vamos evolucionando en el feminismo, eso también hace una gran labor, y a veces es la imposición la que educa, y no debería ser así. A veces nos hace falta el peso de la ley para tomar conciencia de las cosas. Es tan importante el feminismo que tienen que ejercer los hombres como el que tienen que ejercer las mujeres.
P: ¿Has presenciado actitudes que hoy serían reprobables, tanto abusos como otras actitudes?
R: Cuando un director me ha impuesto algo que yo notaba que en ese aspecto no estaba defendiendo lo femenino, no he vuelto a trabajar con él, y estoy hablando de un "top". Me ha podido la sororidad. Por otras cosas a lo mejor eres menos leal, pero otras no se aguantan.
P: ¿Es posible confeccionar una carrera a la medida de lo que uno busca y rechazar proyectos? ¿Es eso posible en el cine español?
R: Siempre digo que las carreras de largo recorrido son de decir mucho que no. Te da mucho miedo, porque hay un abismo, tú vives de esto, pagas tu luz, y es muy duro decir que no. Pero soy una persona muy afortunada. Ahora trabajo mucho los personajes y si no estoy de acuerdo con algo intento llenarlo, enriquecerlo con aportaciones. Más allá de lo que da un guion y la propuesta de un director, puedes aportar mucho, a veces con cabezonería y otras veces me lo admiten.
P: ¿Se considera afortunada al haber crecido en una familia de artistas? No tanto por una cuestión de nepotismo, sino por conocer los baches de una profesión que otros han tenido que descubrir en el camino.
R. Me considero una afortunada, y no porque me dieran consejos, que no me los daban, porque mi familia era un despelote, sino porque se heredan conocimientos de una familia que cuando tengo nueve años está de gira por toda España, con 40 horas de repertorio y no tener casa dónde dormir. Eso se hereda, tú ya sabes muchas cosas de esta profesión que otra gente tiene que descubrir, a fuerza muchas veces de sinsabores.
P: ¿Cómo es esa experiencia de crecer en una casa de artistas?
R: En el caso de mis padres, es una experiencia de una gran libertad, y sobre todo de una falta enorme de juicio por parte de ellos. Mi padre era tan divertido de entender el juego como pilar de su vida, por encima del trabajo, del dinero, de todo, y mi madre era una mujer que no enjuiciaba nada.