Cultura

Camilo Lara, la deconstrucción de la música latina

Su extensa discoteca y el gusto por la deconstrucción le convierten en referencia para gourmets pop

Problamente, Camilo Lara (Instituto Mexicano del Sonido) es el músico más ecléctico de todo el pop en lengua castellana. Sus gustos van desde el 'indie' anglosajón a las rancheras y desde hip-hop a Jamaica, pasando por los mariachis. Quizá su nombre no les diga mucho, pero es un artista célebre hasta el punto de que uno de los personajes de la película ‘Coco’ (2017), el taquillazo de Pixar, está inspirado en él (Lara ejerció de asesor musical de la cinta). Casi nada.

Entre sus referencias se mezclan personajes tan diversos como el escritor Roberto Bolaño, la pionera del reguetón Lorna, los magos del ‘sampler’ De La Soul, el explorador sonoro David Byrne y el símbolo nacional Jose Alfredo Jiménez, a quien considera el primer músico punk. También triunfa en todo el mundo -menos en su país- con el proyecto Mexrrissey, donde graba versiones de The Smiths adaptadas a la cultura mariachi. Podemos definirle como un adicto a la cumbia, que descubrió la grandeza de este estilo mutante gracias a la asistenta de la casa familiar. Sobrado de recursos, tiene un gusto por la deconstrucción pop que bien podría valerle la etiqueta de Ferrán Adriá del pop latino. Como nuestro cocinero, Lara es apreciado por los 'gourmets' refinados, solventes y posmodernos. Este jueves actúa en la Sala Caracol de Madrid.

Su nuevo sencillo, “Voy cruzando el río”, es una colaboración con el artista catalán Joe Crepúsculo. Trata de la dura de vida de los migrantes en el siglo XXI, que son recibidos con creciente hostilidad por los gobiernos de Occidente. “La migración no es un problema. El hombre lo ha hecho desde que habitó la tierra. El problema es las condiciones del migrante. Es algo que debemos resolver. En mi casa, todos los días hablamos de migración. Tengo familiares que emigraron a Estados Unidos. Es algo muy cercano”, explica Lara.

Terremotos pop

Escribo también a Joe Crespúsculo para preguntar su opinión. “Nací en Barcelona, pero la familia de mi madre vino de Extremadura, creo que las grandes ciudades se basan en la migración y cómo gente que llega de otros sitios empiezan a poblar masivamente los barrios. Hace poco leí que la forma en que crecen las ciudades es justo la misma que como lo hacen las galaxias. Esto no debería ser un problema, para mí el problema está en la distribución del bienestar”, explica. Les recuerdo que existe una canción de los superventa Tam-Tam Go con el mismo título y la misma inspiración, pero ambos niegan que haya sido una influencia. En vez de llamarle "cursis", Lara despliega su retranca y comenta que su rima favorita de la banda es la que dice "Mándame un e-mail que te abriré mi buzón/ y te hago un rinconcito en el archivo de mi corazón, uohuo”. Todo queda claro.

Lara considera a Margaret Thatcher el epicentro del terremoto neoliberal una destructora de vínculos sociales cuyo legado empeoró el mundo en que vivimos

Esta noche, Instituto Mexicano del Sonido presenta su quinto trabajo, “Disco popular” (2017), inicialmente concebido como un viaje por América. Durante su elaboración, descubrió que su objetivo era demasiado solemne y decidió quedarse "con las partes más divertidas". Quería hacer su propia versión de ’Sandinista’ (1980), el ambicioso triple álbum de The Clash, algo que puede adivinarse en los títulos más combativos, por ejemplo la cáustica “Not a Rebel (Margaret Thatcher)”. En mitad del terremoto de 2017 en la capital de México, Lara estaba charlando con el director de cine Alfonso Cuarón. Le decía, precisamente, que Thatcher había sido la iniciadora del viraje neoliberal del mundo, una especie de terremoto político que había conseguido destruir vínculo sociales a largo plazo. Cuarón le contestó que la líder 'tory' solo fue una ola en el océano, pero Camilo Lara sigue defendiendo la letra más amarga de su carrera. “Ella no fue una rebelde, ella no fue una luchadora/ decepcionó al mundo sin ninguna razón”, canta en la pieza. También reconoce no haber sentido su desaparición. “El mundo murió por su culpa”, denuncia.

Como hemos mencionado, Lara tiene un sentido del humor singular. Le pregunto por el último disco que le haya atrapado y es incapaz de escoger uno. “Disfruto mucho casi toda la música. Con la única que no puedo es con Billie Eilish, el equivalente musical a Paulo Cohelo”, responde seco y certero como una cuchillada. Insisto en que me recomiende algo. “No te va a gustar mi respuesta, pero mi disco favorito del año (hasta ahora) es el del Niño de Elche con Meridian Brothers”, replica. No solo conoce la mayoría de la música popular que se edita, sino también los grandes debates pop y en qué posición se ha situado cada medio de comunicación. Sobre Rosalía, no muestra especial entusiasmo. “El fenómeno ahí está, pero no debemos olvidar a otros artistas españoles que antes tocaron el techo. Me vienen a la cabeza Las Ketchup, que lo hicieron y nadie les dio mucha bola”, lamenta.

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