Los problemas comenzaron en 2011, durante las protestas para exigir la salida del poder de Hosni Mubarak. Entonces, el Museo Egipcio de El Cairo, que contiene una de las colecciones más valiosas del mundo, fue saqueado. Cerca de 70 piezas desaparecieron, varias estatuillas quedaron hechas pedazos y dos momias -de las 27 que posee- fueron destrozadas. Si se toma en cuenta que desde el golpe de Estado del pasado 3 de julio han muerto más de dos mil personas, hablar de objetos resulte, quizás, una frivolidad. Sin embargo, la desaparición de documentos que atestiguan parte de la historia de la humanidad es tan irrevocable como peligrosa.
Esta semana, la directora general de la Organización para las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Irina Bokova, condenó los ataques contra museos y monumentos en Egipto durante la violencia que comenzó la semana pasada. "La excepcional herencia cultural de Egipto no sólo es una herencia del pasado, que refleja su historia rica y diversa, también es un legado para las futuras generaciones y su destrucción debilita seriamente los fundamentos de la sociedad egipcia", afirmó Bokova.
Durante esta última ola de protestas, además de la destrucción parcial de iglesias, monumentos y mezquitas históricas, uno de los incidentes más graves ha sido el robo, destrucción y la desaparición de obras y patrimonio tanto artístico como histórico. El miércoles pasado, durante el recrudecimiento de las protestas en el país, el Museo Nacional Malawi en la ciudad de Menia, en el sur, fue saqueado y dañado. Los grupos asaltantes sustrajeron 1.045 piezas del museo. Sólo pudieron salvarse 42.
El miércoles pasado, durante el recrudecimiento de las protestas el Museo Nacional Malawi fue saqueado y dañado. Se sustrajeron 1.045 piezas del museo.
Menia (o Minia), situada en la orilla occidental del río Nilo, aproximadamente 225 kilómetros al sur de El Cairo, ha sido de las ciudades más afectadas por los daños causados cuando islamistas seguidores del depuesto presidente Mohammed Morsi tomaron las calles furiosos por la violenta represión en dos de sus campamentos por parte de las fuerzas armadas.
A lo largo de la última semana, al menos medio centenar de iglesias coptas ha sido destruido -según han denunciado las autoridades- por Hermanos Musulmanes con la finalidad de ahondar la división entre las comunidades religiosas del país árabe. El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, ya condenó el pasado sábado los ataques a iglesias y, en menor medida, mezquitas, considerando que son "inaceptables", e instó a las autoridades a contener la violencia y reanudar inmediatamente el proceso político.
De momento, y para garantizar un mínimo de seguridad de los monumentos, las autoridades decidieron cerrar el acceso a las Pirámides de Giza y al Museo Egipcio de El Cairo, así como algunos sitios turísticos de Alejandría, cuya biblioteca intentó ser asaltada por los hermanos musulmanes en 2011. Según ha declarado el ministro de Antigüedades, Mohamed Ibrahim, el objetivo es proteger de ataques los templos de Luxor y Karnak y los museos de Nuba, Assuan y, por supuesto, Menia.