Cultura

Salen a la luz más irregularidades de Grueso, ex director del Niemeyer y fichaje de Botella

El actual encargado de Artes Escénicas del Ayuntamiento de Madrid, en su momento el fichaje mediático de Ana Botella, enfrenta un proceso de investigación como imputado por  un presunto delito societario durante su gestión como director del Centro Niemeyer, en Avilés. Salen a la luz más irregularidades.

  • Natalio Grueso, en sus días de director del centro Niemeyer, con Woody Allen.

De los 182.000 euros en cafés a los presupuestos sin recato. Esas son algunas de las irregularidades que se han dado a conocer sobre la gestión del exdirector del Centro Niemeyer, Natalio Grueso, quien fue fichado por Ana Botella cuando la alcaldesa de Madrid se las jugaba todo por unos Juegos Olímpicos. Había que convertir la capital en escaparate cultural. Y Grueso, el hombre que supo sacar partido a Woody Allen, era el indicado. Sin embargo, a raiz de una denuncia presentada por  Fundación del Centro Internacional Oscar Niemeyer, el actual director de Artes Escénicas de Madrid fue imputado por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 2 de Avilés por presunto delito societario en la gestión del centro cultural.

Saltan a la palestra ahora nuevas irregularidades en el quehacer de Grueso como director del centro. Tras la comparecencia de Antonio Saura Medrano, hijo de Carlos Saura,  ante la comisión de la Junta General del Principado que investiga posibles irregularidades en la gestión de la Fundación, trascendió que Natalio Grueso llegó a ofrecer  un millón de euros por la exposición Luz del cineasta aragonés, la cual se exhibió durante seis meses en el centro cultural de Avilés. Finalmente, el presupuesto para el trabajo se redujo a unos 450.000 euros.

Antonio Saura Medrano ha dicho dicho que Natalio Grueso tenía un "gran poder de seducción" a la hora de convencer para realizar proyectos. Y aunque Grueso comprometió un contrato, la Fundación no llegó a firmar el documento  relativo a la exposición hasta el mes de enero de 2011. Saura Medrano ha señalado que su relación con Grueso comenzó en 2008, cuando éste trabajaba en la Fundación Príncipe de Asturias. "Nos intercambiamos teléfonos", dijo en unas declaraciones recogidas por Europa Press.

Y aunque Grueso comprometió un contrato, la Fundación no llegó a firmar el documento  relativo a la exposición hasta el mes de enero de 2011.

Al año siguiente, en 2009 Grueso llamó a Saura Medrano para pedirle colaboración para el Centro Niemeyer, dado que pretendía darle una  dimensión internacional y contar con productores de cine de relevancia mundial. Pasado el tiempo le volvió a llamar y le dijo que estaba planteando exposiciones al centro y que le gustaría que Carlos Saura dirigiese una exposición. Si bien el Niemeyer no estaba ni siquiera inaugurado, Grueso quería planificar ya proyectos y exposiciones propias del complejo avilesino. Hubo profesionales que se desvincularon del proyecto porque hablaban de que una exposición de ese tipo costaría unos dos millones de euros.

Saura Medrano se dedicó a la gestión y a la producción de la exposición. Ha reconocido que empezaron a trabajar en 2010 sin contrato. "Intentábamos colaborar", ha dicho. Desde su empresa se facturaba directamente a Carlos Saura. Sin embargo, la oferta de Grueso fue mermando, de a poco.  Del millón propuesto por Natalio Grueso al principio, la cantidad se redujo a menos de la mitad. "Estuvo presionando para bajar el precio", comentó el hijo de Carlos Saura sobre el exdirector del centro.

"Eso era lo que mi padre cobraba por escribir un guión y muy por debajo de lo que cobraba por hacer una película", señaló Saura Medrano.  Finalmente, el contrato se firmó en enero de 2011.  "Sólo la intervención física en el espacio, ya se iba a ir a 100.000 euros", ha manifestado Saura Medrano, que ha dicho que la exposición, finalmente, fue "un éxito" y tuvo críticas "muy buenas". La muestra, que se clausuró en septiembre de 2011, no cumplió su itinerario por otros museos, como estaba previsto. El motivo es que se quedó "sin interlocutor" en la Fundación a la hora de hablar de responsables de otros complejos culturales internacionales. "En la Fundación me decían que no estaban capacitados para hacer nada porque en enero no sabían si iban a estar allí", ha explicado.

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