El secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, lleva ya unos días ofreciendo declaraciones amargas, al menos en lo que a su trabajo concierne. Primero admitió que existían "disfuncionalidades" en el modelo de financiación cultural y ahora que en España ha faltado y sigue faltando una planificación estratégica de la cultura. Al menos al político popular le da por hacer autocrítica, porque hay algunos que, aún dejando tras de sí una gestión pobre, deciden sacar pecho. Este, claramente, no es el caso.
Lo curioso es que sea justamente José María Lassalle, quien presentó en 2012 su Plan Estratégico de Cultura hasta 2015, la persona que haga esta afirmación. Y lo ha hecho en el ciclo "Conversaciones. España, julio 2015" de la Fundación Botín y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), cuyo objetivo es "dibujar una radiografía de la situación actual del país desde distintas perspectivas y la visión contrastada de dos generaciones".
El secretario de Estado dijo esto en un diálogo con el escritor Andrés Trapiello, quien ha subrayado que la cultura "se seguirá haciendo siempre" mientras haya quien se dedique a crear, pero que el cultivo "exige una planificación estratégica" que pasa por la educación y la escuela, las bibliotecas y la calidad a la hora de programar. Para Lassalle, a los españoles les ha faltado una "cierta conciencia" de lo que su país representa culturalmente y una adecuada estrategia de planificación desde las aulas.
A pesar de la autocrítica, Lassalle se ha mostrado convencido de que las reformas legales que se han puesto en marcha contra lo que ha calificado de "drama" van a dar "sus frutos" en el plazo de un año. El secretario de Estado considera que va ir cambiando la percepción social de que la cultura tiene que ser gratis y ha explicado que es "complicado" atajarla legalmente porque la Constitución española es "muy proteccionista del ámbito informático y tecnológico", lo que hace que los mecanismos para luchar contra ella "sean más lentos".
La estrategia, ajá: la estrategia
Hace poco menos de dos meses el secretario de Estado José María Lassalle compareció en la comisión de cultura del Congreso de los Diputados para dar detalles del Plan estratégico General de Cultura 2012-2015, que presentó hace ya casi tres años. El documento lo presentó cuando aún no se habían calmado -no lo han hecho todavía- las aguas que había agitado el entonces ministro José Ignacio Wert al defender con su silencio la subida del IVA del 8 al 21% impulsada por el ministerio de Hacienda.
El Plan Estratégico de Cultura sistematiza las actividades que Lassalle y su equipo ya tenían en agenda desde que comenzó la legislatura y mantenía las que habían sido desde un comienzo sus prioridades. Cinco objetivos resumían y sistematizan la hoja de ruta: una política de estado en cultura, propiciar la cooperación y comunicación cultural entre ayuntamientos, autonomías y el Estado y la participación de la cultura como elemento de proyección de la marca España, así como el énfasis en dos objetivos adicionales: una ley de Mecenazgo que contemplara el modelo público-privado, mecanismos de incentivo fiscal, así como otras alternativas de incentivo y promoción, entre ellos el micromecenazgo; el segundo, una nueva Ley de Propiedad Intelectual -que regularía finalmente el tema de la compensación por copia privada.
Casi ninguno de los objetivos llegó a buen puerto. La Ley de Mecenazgo nunca llegó a articularse –quedó incluida en la reforma fiscal- y la Ley de Propiedad intelectual ha sido reconocida por el sector como una Ley que ni protege los derechos de los trabajadores ni ataca la piratería. Y el problema es justo ése: sus dos mayores propuestas naufragaron, por causas de fuerza mayor, pero naufragaron, en buena medida porque ni hubo quien pudiera defenderlas.
Para 2014, un año donde se dejaban sentir los durísimos coletazos de los recortes presupuestarios en todos los ámbitos, y por supuesto en Cultura,las direcciones generales de la Secretaría de Estado de Cultura había iniciado 179 proyectos, frente a los 163 de 2012. Estos datos poníanen evidencia que, a pesar de las dificultades presupuestarias, la actividad de la Secretaría de Estado de Cultura había experimentado un incremento frente a los 91 proyectos (el 48,66% del total), realizados al 100%, y 66 proyectos (35,29%) del año anterior. Sin embargo, ¿eran los prioritarios? No. Y el malestar del sector lo demuestra.
El bloqueo de un verdadero debate acerca de la Ley de mecenazgo no ha abierto vías para replantearse el modelo de financiación público-privada, algo de lo que el propio Lassalle es consciente y que ha aditido en muchas ocasiones, de la misma forma en que es consciente de la carga excesiva deimpuestos sobre el sector. Ha hablado al respecto en muchas ocasiones, la más reciente de ellas, cuando al ser interpelado por el PSOE en su comparecencia en el Congreso ante la comisión de cultura en junio, dijo: "Si Cervantes volviera a escribir el Quijote en lugar de colocar a la Iglesia colocaría a Hacienda. Con Hacienda hemos topado, amigo Sancho", dijo como respuesta al tema del IVa Cultural del 21% y la Ley de Mecenazgo.