¿Una historia de amor o un libro de derechas sobre la Guerra Civil? Ambas. En la soledad y en la guerra, la primera novela de la abogada madrileña Sonsoles Fernández de Córdoba pretende las dos cosas: ejecutar un primer ejercicio de ficción y, por otro lado, plantear un retrato del Madrid de 1936 a partir de la vida del general Joaquín Pérez Salas, jefe de las tropas republicanas, fusilado por el bando nacional.
La novela escoge un tema romántico para avanzar en el propósito histórico. Sirven para ello Isabel, una joven educada en el seno de una familia monárquica y Joaquín, un maduro militar que se encuentra preparando la proclamación de la Segunda República. Ambos se enamoran locamente en medio de los graves acontecimientos que comienza a vivir España. Se trata, sin duda, de un enfoque abiertamente de derechas en el que la autora reconstruye las dificultades de una familia de tradición castrense y monárquica atrapada en el Madrid republicano.
-¿Qué es su libro, una versión de derechas de la Guerra Civil?
-Este libro tiene la inquietud de contar qué pasó. La versión que conocemos en estos años, como es lógico, es mucho más de izquierdas. Cuando yo era pequeña, se contaba la versión del otro bando. Han polarizado el tema y no nos hemos enterado de la mitad de las cosas. Quien se dedica a leer y estudiar se da cuenta que había dentro de ambos bandos multitud de opciones intermedias. Yo quiero contar esa verdad. Me produce satisfacción contar una cosa diferente, distinta y real. Que sea una versión a contrapelo no me produce ningún problema.
-Al leer su libro tiene uno la sensación de que en aquella España era tan imposible una República como una monarquía parlamentaria.
-Pero el fin en una dictadura militar tampoco era el objetivo de quienes estuvieron ahí, fue fruto también de la polarización.
-Usted ha dicho que este libro es un homenaje a la figura militar. ¿Por qué le llama tanto la atención la figura militar a una mujer de leyes?
-La figura del militar tiene un encanto: sus principios, la lealtad, el espíritu de servicio. Procedo de familia militar. Tengo esos valores interiorizados: la disciplina y el amor a España. Me gustan los militares, me da igual que sea de un bando o de otro.
"Los militares republicanos, a priori, me parecían milicianos no profesionales, y resultó ser todo lo contrario, tan profesionales y con tanto amor a España como podían tenerlo los otros"
-¿Tuvo contradicciones mientras escribió la novela?
-Cosas que tenía identificadas de una manera, a lo largo de la investigación, fueron modificándose. También se profundizaron muchas ideas que tenía. Por ejemplo: la represión del bando nacional tras la derrota fue excesiva, así como la parte republicana fue un auténtico disparate. Los militares republicanos, a priori, me parecían milicianos no profesionales, y resultó ser todo lo contrario, tan profesionales y con tanto amor a España como podían tenerlo los otros.
-¿Cómo llegó a Joaquín Pérez Salas?
-A partir de algunos textos y memorias de sus amigos, porque los historiadores no le concedieron importancia. Es un personaje magnífico y una excelente persona que evitó represiones contra gente del bando nacional. Y fue él.
-¿Cuál fue el personaje histórico que le generó mayor incertidumbre?
-¿En qué sentido?
-Que le planteó más contradicciones.
-Un personaje magnífico, pero que cometió enormes errores fue Indalecio Prieto. Fue un líder socialista magnífico, no era revolucionario. Metió la pata al principio de la guerra y en el momento del Frente Popular porque cedió a esa presión revolucionaria. Pero en realidad él era un socialista democrático que pudo solucionar muchas cosas y no fue así. Ese personaje con otra actuación más firme antes de la guerra habría solucionado muchas cosas.
"El otro bando reconoció sus errores, pero la izquierda nunca lo ha hecho"
-¿Está España preparada para hablar de la Guerra Civil sin polarizarse?
-Depende de qué generaciones. La mía ha visto dos versiones. Identificamos las dos y somos capaces de sacar conclusiones. Sin embargo, la generación de mis hijos tiene una sola versión, le falta información y formación sobre lo que ocurrió, objetivamente hablando. Hay que reconocer errores y eso no se ha hecho en un bando. Se ha hecho en el otro pero en el de la izquierda no se han reconocido los errores. No sólo nos falta voluntad de entendimiento, lo que falta es conocimiento real.
-¿Qué le parece el proceso de memoria histórica que pusieron en marcha los socialistas?
-Se desaprovechó, porque sólo hubo memoria histórica para los de un lado.
-¿Y no fue igual durante los 40 años de franquismo?
-En nuestro bachillerato la historia de España acababa en 1931. A partir de ahí saltábamos al presente y por supuesto, la información que llegaba era del bando nacional. Pero de ahí se pasó a exactamente lo contrario. Las nuevas generaciones han escuchado justamente lo contrario de lo que yo oía de pequeña. Nadie es capaz de hablar ahora con objetividad.
-Mucha gente insiste en que el modelo de la transición está agotado. ¿Usted qué piensa?
-Yo creo que el resultado ha sido magnífico. La transición la viví. Creo que se hizo con mucha transigencia y voluntad de entendimiento. Y lo que ahora falta es eso. Se trata de entenderse, así sea para modificar algo. La monarquía parlamentaria ha dado un resultado magnífico. España ha crecido. Es un país democrático como cualquier monarquía parlamentaria europea, que son las mejores, de lejos. ¿Qué hay que modificar cosas? Pues que se pongan de acuerdo.
-¿Le molestaría que la tacharan como a una escritora de derechas?
-En absoluto. Claro que, sí, soy una escritora de derechas pero con la capacidad suficiente para ser objetiva.