A partir del año 2017, el cineasta Brett Morgen comenzó a indagar en alrededor de cinco millones de artículos relacionados con David Bowie pertenecientes a la colección de sus herederos, entre los que había grabaciones, películas, diarios y varios dibujos inéditos. Con aquel material tan valioso, este reputado director de documentales se encerró más de cinco años para componer un viaje caleidoscópico y lisérgico hacia la mente de uno de los artistas pop más poliédricos e influyentes de la segunda parte del siglo XX y comienzos del XXI.
Moonage Daydream, película que toma como título uno de los cortes más importantes de su álbum Ziggy Stardust (1972), se presenta como un documental musical pero el resultado se aleja bastante del género. Más allá de lo que uno conoce, esta cinta, que se estrena este viernes en los cines españoles, es una experiencia que apela a casi todos los sentidos con el único fin de transportar al espectador a un lugar desconocido y fascinante: la mente de David Bowie.
"Todo es transitorio. ¿Debo preocuparme? ¿Importa?". Así arranca esta película, presentada en la pasada edición del Festival de Cannes y encargada de clausurar la sección Perlas del reciente Festival de San Sebastián. La voz en off del artista es la única guía para el público, al que no le queda más remedio que dejarse llevar en una composición apabullante de animaciones y paisajes sonoros que se mezclan con actuaciones en directo, entrevistas de televisión, imágenes de archivo de viajes y reflexiones más o menos trascendentales del propio artista, según ha podido comprobar esta redactora de Vozpópuli.
La voz en off del artista es la única guía para el público, al que no le queda más remedio que dejarse llevar en una composición apabullante de animaciones y paisajes sonoros
Cuestiones como sus preguntas existenciales, sus divagaciones sobre lo que significa ser artista, el reto de los creadores, la figura del cantante como la deidad de los tiempos modernos o la mentira que esconde el artista -cita sin pudor a Bob Dylan, Mick Jagger o John Lennon- se entretejen en Moonage Daydream con algunos detalles íntimos que acercan al espectador a aquel hombre enigmático, aquel "coleccionista de personalidades", demasiado camaleónico para darse a conocer sin disfraces, que se aferro al arte para tratar de entender lo que no comprendía de la vida.
Uno de los detalles más acertados de este documental es que Morgen no se detiene demasiado en asuntos biográficos si estos no tienen un fin, si no pueden servir como una explicación para referirse a su forma de sentir y pensar el mundo y, además, a diferencia de otras películas biográficas, tampoco los desvela al comienzo del filme, sino bien avanzado el metraje.
Hay, pues, dos pilares fundamentales en la niñez y la adolescencia de David Bowie. Por un lado, la admiración que sintió por su hermano por parte de madre, Terry, que le abrió una ventana al mundo y a todos los artistas que estimularon sus sentidos y le sirvieron como inspiración, entre los que él mismo cita la obra En el camino (1957), de Jack Kerouac, o la música de Coltrane, demasiado elevada para él en aquel momento de su vida, tal y como reconoció.
Al mismo tiempo, su propio hermano despertó sus miedos más profundos cuando este fue internado de por vida en un psiquiátrico debido a la esquizofrenia que padecía. Aquella circunstancia merodeó siempre por la cabeza de David Bowie, preocupado por comprobar si las extravagancias podían ser un signo de algún desequilibrio mental. Y a todo ello se sumó el poco amor que se dedicaron en su casa sus padres, lo que, según se intuye, pudo contribuir a la coraza que el artista mostró durante varios años, hasta que apareció la modelo Imán, con la que contrajo matrimonio.
David Bowie y el público
El fenómeno fan también aparece en esta película, para dar cuenta de la fascinación que despertaba aquel artista tan enigmático, tan andrógino, que se escondía tras disfraces, maquillajes y personajes diferentes, al tiempo que sus discos iban marcando un nuevo camino. "A medida que el público crece es más difícil experimentar", reconoció el propio David Bowie en una ocasión. Él, en cambio, no quería hacer lo que les gustaba a los demás, sino conseguir que a los demás les gustase lo mismo que a él.
Bowie era un trabajador incansable que a los 33 años ya había publicado 17 discos. Además, concebía el arte como una búsqueda y tenía miedo de notar que había llegado a alguna parte
David Bowie (Londres, 1947-Nueva York, 2016) era un trabajador incansable que a los 33 años ya había publicado 17 discos. Además, concebía el arte como una búsqueda, y tenía miedo de notar que había llegado a alguna parte porque, tal y como él mismo afirma en esta película, "el arte es búsqueda". El músico odiaba "desperdiciar los días" y tenía la sensación de ensimismarse si le faltaba trabajo y, por tanto, no entender nada de la vida.
Merece la pena recordar que Brett Morgen es el responsable de dirigir Cobain: Montage of Heck, el primer documental autorizado de Kurt Cobain, que se estrenó en España en 2015, gracias al cual tuvo acceso multitud de material inédito, tanto a grabaciones como a "cajas llenas de arte". Si aquella fue una ocasión perfecta para conocer a Kurt Cobain como quien se encuentra por primera vez con el que será un amigo, Moonage Daydream convierte las poco más de dos horas de película en un viaje introspectivo al corazón y los pensamientos de un artista. Por poco, uno casi está convencido de encontrarse con el hombre que se escondía tras múltiples personalidades, y solo queda saber si fue real.