Cultura

El fracaso escolar de los chicos y la falta de políticas para arreglarlo

España tiene la mayor brecha de género de abandono escolar de Europa y eso no parece preocupar a nadie

  • Varios niños a la entrada del colegio de la Alameda de Osuna -

Dice Manuel de Toro en un artículo titulado “Masculinidades frágiles” que “la crisis masculina que padecemos hoy día es causada por una falta de misiones en las que el hombre done su vida”. Como misión culmen de donación en la vida de cada uno, claramente, está la paternidad biológica, adoptiva o espiritual, pero paternidad en todo caso. La entrega del hombre a su hijo le da pleno sentido en su esencia. Su ausencia en la familia supone una fisura en el sistema de consecuencias tan letales que supone altas tasas de delincuencia, alcoholismo, drogadicción, inmadurez patológica y un elevado número de suicidios en varones,como concluyen las estadísticas. Y esto pasa invisible a los ojos de una sociedad ideologizada y polarizada, incapaz de distinguir de problemas reales por problemas artificiales.

Una de las consecuencias de la ausencia paternal, aunque no la más importante en apariencia, -y que tiene más factores determinantes, que aquí no vienen al caso comentar-, es el fracaso escolar en varones, que va en aumento. María Calvo Charro, profesora de Derecho y conferenciante, nos habla de estadísticas en el mundo universitario: “Desde 2017, seis de cada diez titulados en España son mujeres, representan el 57 por ciento de los titulados de máster y están a punto de sobrepasar a los varones en el mundo de los doctorados. También tienden a tener mejor nota media y a completar las carreras más rápido”.

Luri en su sugerente libro, Prohibido repetir, nos muestra la realidad de los chicos en la escuela: “Tienen más dificultades de adaptación, hasta el punto de que suelen mostrar actitudes anti-intelectuales como reacción defensiva. Muestran menos interés por responder a las preguntas de los profesores. Presentan una cierta actitud retadora ante los profesores y de repugnancia ante las -en su opinión- inútiles y farragosas y de farragosas tareas escolares”. Lo cual nos sirve para hacernos una idea de la disparidad académica entre sexos.

María Calvo refuerza esta idea de inadaptación de los varones en edad escolar haciendo una radiografía en la que claramente están en desventaja en el sistema educativo,  porque están menos preparados para la vida académica: “En contra de lo que infundadamente piensa la mayoría de la sociedad, como demuestran recientes estadísticas, son ellas las que arrasan desde el punto de vista académico. Lejos de aparecer tímidas y desmoralizadas, las niñas y jóvenes de hoy ensombrecen a los chicos. Consiguen mejores calificaciones. Tienen aspiraciones educativas más altas. Las mujeres son el sexo fuerte desde el punto de vista educativo”.

Los hijos necesitan hoy, más que nunca, a sus padres

España tiene la mayor brecha de género de abandono escolar de Europa y eso no parece preocupar a nadie, no hay políticas destinadas a corregir este problema. Pero sí podemos mejorar esta realidad social, concientizando a  los padres para que estén más presentes en su familia.

Manuel de Toro, redunda el idea de la necesidad de donación del varón diciendo: “... ya las brujas no secuestran niños, pero sigue siendo primordial alumbrar y educar a los hijos en la verdad, en la belleza y en la bondad; quizá todos los continentes estén descubiertos, pero todavía queda mucha gente que desconoce la Verdad; y tal vez hayan desaparecido los grandes señores en busca de lealtades, pero sí tenemos amigos que nos exigen un hombro fiel donde apoyarse y continuar. El sentido vital, la felicidad y la satisfacción las encontraremos en las causas nobles en las que sirvamos”.

No solo los padres tienen que estar presentes, sino que deben actuar según son, porque actualmente “la paternidad también se ha tergiversado. Igual que al hombre se le exige que sea femenino, suave, empático, sensible y emotivo, a la paternidad se le exige que sea como una mamá bis, que sea como una mujer realmente. Y esto genera mucha frustración al hombre. De hecho, se han desarrollado lo que se llaman familias matrifocales. En el escenario social o en este mantra social, son familias en las que la madre desconfía del padre, del estilo masculino paternal del que hemos hablado. De ese estilo que implica dar protección y dar seguridad a los hijos”, como explica la doctora Charro.  Hoy en día un padre que ejerce de lo que es no está pagado porque soluciona problemas reales de nuestra sociedad, y además alcanza la plenitud personal que es premiada con la alegría.

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