En las últimas semanas, destacados miembros del PSOE han denunciado el clima de censura cultural en el que vivimos. Primero fue Alfonso Guerra durante una aparición en El Hormiguero, donde manifestó que le daban pena los humoristas, que ya no podían hacer chistes sobre homosexuales o personas bajitas. Ayer fue Patxi López en el Congreso de los Diputados, recordando que en Huesca se ha retirado la partida destinada al festival Periferias y que Vox también ha impedido que se represente una obra de teatro al aparecer los actores en ropa interior en alguna escena. Más allá de la evidente censura que impone la moda woke y la cultura de la cancelación, el PSOE carece por completo de legitimidad para estas denuncias, ya que ha sido la formación política que más la ha ejercido en democracia.
Se habla de la Movida como “tiempo de libertad”. ¿Lo fue, por ejemplo, para La Bola de Cristal, irreverente programa infantil de TVE? Sus críticas a Thatcher y Felipe González terminaron con el programa, después de varios avisos. Pilar Miró no toleraba este tipo de comentarios respecto a su amigo, presidente de España, ni le hacían gracia las críticas políticas. ¿Disfrutaron de esa libertad Javier Krahe y Luis Pastor? Ambos sufrieron un boicot en ayuntamientos del PSOE por sus discursos a la izquierda del felipismo (que pasó factura por no apoyarles y por “Cuervo ingenuo” de Krahe, donde se criticaba la hipocresía de González respecto de la OTAN). Barón Rojo también sufrieron consecuencias por no animarse a apoyar al partido dominante en esa década en España. "En la campaña de 1982, el PSOE nos ofreció actuar en 40 actos electorales. Nos negamos y lo pagamos: cuanto más discos vendíamos, menos conciertos de aquellos que patrocinaban los Ayuntamientos", explicaban a El País en 2011.
Otro episodio emblemático de la censura felipista fue el final del programa La Clave.La dirección de RTVE comunicó a Balbín el 23 de diciembre de 1985 que la emisión de cuatro días después (27 de diciembre) sería la última. Se intentaba impedir que se emitiese un debate crítico con el ingreso en la OTAN. Balbín se rebeló y, camuflando el contenido bajo el título de 'La movida nacional', logró colar la charla con invitados como Gerardo Iglesias, Ramón Tamames, José María Mohedano y Alonso Puerta. El argumento oficial para el cierre fue una bajada de audiencia, pero el espacio seguía siendo el que hacía mejores números en la segunda cadena.
El periodista José Luis Moreno Ruiz destaca la complicidad mediática entre antiguas y nuevas élites durante el felipismo. “En Radio Televisión Española había muchos 'fachas' y muchos 'sociatas' que acabaron llevándose muy bien. Por lo demás, la censura en ‘la casa’ era cosa asumida de toda la vida, a nadie extrañaba la nueva censura de los felipistas y guerristas después de tantos años de censura franquista. Cuando te quejabas de ello en conversación con algún fijo de la casa, se echaba a reír…”, recuerda en el irregular La Movida modernosa: crónica de una imbecilidad política (La Felguera, 2016).
El PSOE carece de legitimidad para acusar a nadie de censura cultural
Además de censura clásica, el PSOE también ejerció al máximo su poder para colocar los contenidos culturales que le interesaban, tal y como denunció el periodista Pepe Domingo Castaño. Cuando casi todo el mundo callaba, Castaño utilizó su columna de ¡Hola! para denunciar que el PSOE envió una explícita carta a sus ayuntamientos para indicar que debían contratar en sus fiestas de verano a los artistas que habían apoyado al partido en la campaña. En su columna del siete de julio de 1984, el periodista se extrañaba de que en la lista de artistas más contratados de ese verano no figurasen clásicos como José Luis Perales, Raphael, Rocío Jurado, Mecano, Camilo Sesto y Paloma San Basilio, entre otros. "Quizá porque alguien ha aconsejado a esos ayuntamientos que contraten a quienes están más cerca del partido en el poder, ya que han ayudado en las campañas anteriores y hay que ayudarles de alguna manera", desvelaba. "Esos ayuntamientos, esas corporaciones, saben que detrás de todo eso está la política".
PSOE, máquina de censurar
Castaño no abandonó aquí el asunto, sino que lo retoma al final del verano, en su columna del 8 de septiembre, al final de la temporada de galas estivales. En el texto confirma el aumento de contrataciones de artistas militantes en el partido de la rosa. "Cosas que preveíamos que iban a ocurrir y que han ocurrido". Cita, por ejemplo, que en Madrid y Barcelona, con ayuntamientos "regidos por alcaldes de izquierda, son los cantantes más inclinados a esta opción política los que cuentan con su beneplácito". Castaño no daba en sus columnas nombres y apellidos, pero sí citaba un reportaje de otro periódico donde se listaban los artistas con más contratos, todos de tendencia progresista, entre ellos Miguel Ríos, Víctor Manuel, Serrat y Luis Eduardo Aute. El locutor recuerda en su libro de memorias, Hasta que se me acaben las palabras (Aguilar, 2022), que Aute tuvo una reacción furibunda, presentándose en su despacho de la SER para agredirle. La situación fue reconducida y nadie salió herido.
Jotanito
¡co. ño, el pacifista Aute poniéndose como una hidra por evidenciarle!
Manoni
Apreciado Lenore, deberías pasar unas horas viendo el Canal 9 del PP para hacer estas afirmaciones. La censura del PP no se llega a producir porque los serviles programadores (enchufados en muchos casos) ya sabían lo que se podía y no se podía decir. Por otro lado, ¿en serio hay que recurrir a la TVE de los 80 para sacar ejemplos sonrojantes de censura? Comparto buena parte de las tesis de tu libro sobre La Movida, pero creo que poner siempre ejemplos de aquella época empieza a sonar como las batallitas de Alfonso Guerra.
Tamaratamaral
Tiene un gran parecido con el fallecido Bailbin