Cultura

Fernando Trueba: "El cine, como todas las artes, necesita la libertad"

El cineasta presentó en Madrid su nueva película El artista y la modelo, una historia ambientada en el París de los años 40 protagonizada por Aída Folch y el francés Jean Rochefort.

Tras presentar en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián su último filme, El artista y la modelo, Fernando Trueba también ha querido mostrar en Madrid este trabajo, rodeado del equipo de actores que ha participado en él. Confeccionada en blanco y negro desde el momento en que salió de su cabeza, esta película está protagonizada por Aída Folch y el francés Jean Rochefort.

La cinta está ambientada en la Francia ocupada de 1943 y narra la historia de un viejo escultor, desilusionado de la vida y de la especie humana, que recupera su necesidad de crear y esculpir la belleza cuando una joven española huída del ejército franquista se refugia en su casa. En palabras de Trueba, se trata de "una reflexión sobre la vida y la muerte".

Después de haberse expuesto a la crítica de la prensa y el público, Trueba reconoce que no le importa que califiquen su obra de cine de autor e, incluso, señala que para él "es un honor y un lujo", sobre todo "en estos tiempos donde un director que empieza lo tiene muy difícil para poder hacer en libertad las películas que quiere".

Después de haberse expuesto a la crítica de la prensa y el público, Trueba reconoce que no le importa que califiquen su obra de cine de autor

"El mundo de hoy está dominado por las corporaciones y las grandes compañías, no solo en el cine, en todos los ámbitos de la vida, que nos han puesto a todos en la situación que estamos viviendo, y el cine no es una excepción", lamenta el director.

Sin embargo, se muestra convencido de que, como ha ocurrido en todas las generaciones, "habrá quienes lo consigan". "El cine, como todas las artes, necesita la libertad. A veces la tienes, a veces la negocias, otras la conquistas, otras la robas y otras te cuelas por la puerta de atrás. Siempre habrá gente que haga cine de autor, es el único que tiene sentido", ha manifestado.

El día que El artista y la modelo fue preseleccionada para representar a España en los Oscar, Aída Folch comentó que se trata de una de las películas más personales de Trueba, algo que él mismo ha confesado. "Mi forma de mirar y de ser está presente todo el tiempo. La gente que me conoce se ríe porque me ven en todas partes", admite.

La decisión de rodarla en blanco y negro

El proyecto comenzó a fraguarse en su cabeza en 1996, aproximadamente. Desde ese momento, el cineasta tuvo varias cosas claras: el filme iba a ser rodado en blanco y negro y Folch iba a ser la protagonista". Respecto a la segunda de las premisas, Trueba ha indicado que la actriz le pareció "perfecta para el personaje" y asegura que "sin ella la película no existe". Además, su decisión fue tan rotunda, que en cuanto le comunicó el proyecto, ella fue a vivir al sur de Francia para aprender el idioma.

Antes que los diálogos, e incluso que la propia historia, el director de El artista y la modelo tenía claro el formato en el que iba a realizar este proyecto. "Nunca ha habido que tomar una decisión, la película iba a ser en blanco y negro antes de haber escrito una palabra", sostiene. Jean Rochefort, con quien Trueba quiso contar para Belle époque, ha destacado la "gran complicidad" y la relación "casi de hermanos" que ha compartido con el cineasta español. "Solo un español puede contar con tanta sensibilidad y tanto pudor una historia tan bonita", ha dicho.

Antes que los diálogos, e incluso que la propia historia, Trueba tenía claro que la película sería en blanco y negro.

La otra protagonista, Aída Folch, permanece casi la totalidad del rodaje desnuda, un hecho que no le ha impedido encontrarse "cómoda". "Para mí era importante que mi cuerpo se viera relajado y libre. Es una experiencia muy bonita que recomiendo a todo el mundo", ha dicho. En este sentido, Trueba ha añadido que lo importante ha sido "no caer en la cutrería ni en el feísmo absurdo", pero tampoco en el error de reproducir "el desnudo moderno de champú". "Había que mantener la película donde debía estar y no caer en trampas, para mantener una coherencia con lo que cuenta", apunta.

Al comienzo de la proyección, Trueba dedica la película a su hermano Máximo, fallecido en 1996, quien fue escultor. "Yo no estaría aquí si no fuera por mi hermano. Era un artista de nacimiento y yo siempre estuve detrás de él tratando de imitarle, sin lograrlo", ha dicho.

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