No lo tiene nada fácil Miguel Falomir: le toca sustituir a Miguel Zugaza, el director más joven del Museo del Prado y el que duró en el cargo: exactamente 15 años. Pero Falomir lleva ventaja, porque conoce la institución al dedillo, lo cual hará más sencillo liderar la transición hacia una nueva etapa de la pinacoteca. Luego de que Real Patronato del Museo acordara (por unanimidad) nominar a Falomir como candidato y luego de pasar por el ministro de Educación, Cultura y Deporte, el Consejo de Ministros de este viernes ha dado luz verde.
Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Valencia, Falomir ha sido jefe del departamento de pintura italiana y francesa del Museo del Prado desde junio 1997 y director adjunto de conservación e investigación del Museo, desde junio de 2015 hasta su nombramiento como director. Como jefe del departamento de Pintura Italiana del Renacimiento ha sido responsable de la selección de obras que debían ser restauradas y de sus consiguientes estudios técnicos.
Uno de los retos más importantes que debe enfrentar Falomir, además del bicentenario claro, es pilotar el proyecto de ampliación del museo con el Salón de los Reinos, una ambiciosa reforma que llevarán adelante los arquitectos Norman Foster y Carlos Rubio, ganadores del concurso de proyectos para la rehabilitación y adecuación museística del Salón de Reinos de Buen Retiro del Museo. El presupuesto destinado a la elaboración del proyecto será de cerca de 2 millones de euros, que se unirán a los 30 millones que costarán las obras que está previsto que se inicien en 2018.
Zugaza deja el listón muy alto, aunque también es cierto que Miguel Falomir ha acompañado y contribuido al proceso de modernización impulsado por Zugaza. Ha formado parte de él. Bajo su gestión se ha impulsado la Ley del Prado, aprobada en el año 2003 y que dotaba al museo de mayor autonomía económica y programática. El objetivo entonces era que el museo alcanzara el 50 % de su financiación, y el otro 50 % con aportaciones públicas. Sin embargo, el año pasado se cerró con 72 % de autofinanciación. El Prado, que recibe una dotación pública de 45 millones, acoge una plantilla de 408 personas y otras 300 que trabajaban en proyectos puntuales. Tiene inventariados 27.509 objetos, más de 7.800 de ellos pinturas, de las que sólo se exhiben unas 1.150.
La aprobación y puesta en marcha del estatuto legal abrió un largo pasillo de cambios y nuevas propuestas, el más importante de ellos, la obra de ampliación del claustro de la iglesia de los Jerónimos, incluida como parte de la pinacoteca. A pesar de los numerosos reveses -debate estético y urbanístico de la propuesta-, el proyecto dirigido por al arquitecto Rafael Moneo abrió sus puertas en 2007. Ésta se conoce como la ampliación más importante de la historia de la institución. En paralelo, en 2009 se inauguraba el Casón del Buen Retiro como sede del Centro de Estudios, que integra los departamentos de conservación junto con los servicios de biblioteca, archivo y documentación además de la Escuela del Prado.
También durante la dirección de Zugaza se ha completado la formación del Campus del Prado, iniciada en 1995 gracias al pacto parlamentario alcanzado para la modernización del Museo. Ha sido un proceso lento y gradual, que finalizará en 2019, coincidiendo con la celebración del bicentenario de la institución y la apertura al público del Salón de Reinos. El Museo del Prado conforma en la actualidad un campus museístico compuesto por varios inmuebles situados en pleno centro de la ciudad de Madrid: el edificio Villanueva, el Claustro de los Jerónimos, el Casón del Buen Retiro, el edificio administrativo de la calle Ruiz de Alarcón, y el Salón de Reinos.