Mario Galeano es uno de los mayores talentos de la música latina. Ahora nos visita con Frente Cumbiero, el más reconocido de sus proyectos, pero estamos ante una extensa enciclopedia humana de los sonidos tropicales. Al igual que Damon Albarn y Danger Mouse, su talento es versátil y caudaloso, repartido en aventuras como Ondatrópica, Los Pirañas y Gala Galeano. ¿Cómo es posible, entonces, que no sea más conocido en estos tiempos de poder latino? “Me muevo en lugares muy diferentes a la música comercial. No tenemos accesso a las radiofórmulas ni a los vídeoclips típicos del reguetón. Calculo que el público que nos puede llegar de ese segmento es menos del uno por ciento. Son mundos totalmente separados”, contesta mientras espera en Nueva York el avión que le trae a Europa.
Su nombre comenzó a sonar entre los fanáticos de la música gracias al álbum 'Frente Cumbiero meets Mad Professor' (2016), fusión de sonidos colombianos y jamaicanos publicado por el sello madrileño Vampisoul. Desde entonces, se ha reconocido su labor en todo el planeta. Este disco ya mítico se aprovechó en parte de la moda cumbiera global, un necesario antídoto contra el momento mediocre del pop anglosajón. “Diría que el 'boom' de la cumbia comenzó en 2010. Permitió que mucha gente de fuera se acercase a otros sonidos latinoamericanos. Antes los dos focos de atención eran Cuba y Brasil. Desde entonces, muchos europeos, estadounidenses y asiáticos comenzaron a descubrir Colombia y también la ‘chicha’ (cumbia psicódelica) de Perú. Dejamos de funcionar por debajo del radar”, recuerda.
"Superventas gringos como Diplo hacen millones con la música caribeña, mientras la mayoría de los músicos latinos están condenados a estrategias de supervivencia"
Aquella moda, que todavía pervive, tuvo otro efecto interesante. “Aunque suene increíble, muchos hípsters latinoamericanos empezaron a descubrir sonidos de sus propios países. Cuando un 'blogger' de Nueva York les dijo que la cumbia es ‘cool’, comenzaron a mirarlo de otra forma. Es el típico complejo tercermundista de la validación exterior. Hablamos de personas con una pobre apreciación de su cultura, que necesitaron a un gringo para empezar a valorarlo. Por eso digo que fue un fenómeno interesante hacia afuera y hacia adentro”, señala.
Adicto a la música popular
Galeano no se queja, aunque sabe que juega en clara desventaja. Superventas de Estados Unidos como Diplo hacen millones de dólares con la música caribeña, mientras la mayoría de ls músicos latinos están condenados a estrategias de supervivencia. “Los artistas gringos tienen todos los medios y la industria a sus pies. Disfrutan de los mejores presupuestos y de los mejores estudios. Otros trabajamos con las uñas y con muy poco dinero. Si alguien ‘cool’ como Flying Lotus saca una cumbia se habla mucho más de eso que de cualquier artista latinoamericano. Así funcionan las cosas”, explica.
"La cumbia es mutante y permite versiones bastardas, mientras que la salsa es más estática, apenas ha cambiado y sigue con con sus vientos, sus congas y sus timbales".
¿Cómo fueron los primeros pasos de Galeano en la música? “Comencé en la época del colegio, entre los dieciséis y los dieciocho años. Nos interesaban artistas de la época de nuestros abuelos, por ejemplo Guillermo Buitrago. Estudiaba música con un grupo de amigos hacia 1998 y sigo haciendo música con ellos. Nuestro primer proyecto serio en torno al tropicalismo fue el Ensamble Polifónico Vallenato. Era bastante atonal y ruidista, pero basado en las tradiciones del vallenato colombiano. Llevo veinte años dando vueltas al tropicalismo, pero con un enfoque basado en la experimentación, el coleccionismo de discos y los lenguajes no comerciales”, subraya.
Mutaciones bastardas
La cumbia también es popular por su enorme poder de adaptación. “Hablamos de un género que fomenta la mutación y las versiones bastardas. Hay un viaje muy largo, pero también muy natural, desde la cumbia de raíz colombiana hasta lo que se hace en las periferias de México y Argentina. Por el camino, encuentras todo tipo de timbres y sonidos. Eso no pasa en la salsa, que es más estática, con sus vientos, congas y timbales. Hay gente que le gusta la cumbia campesina y ven los estilos urbanos como mutaciones horribles, pero no es mi caso”, precisa.
¿Qué podemos esperar de sus conciertos en Madrid y San Sebastián? “Venimos en formato cuarteto: dos vientos, timbal y yo manejando los teclados y secuencias. Es un sonido poderoso, a pesar de no ser muchos. Estamos preparando el nuevo disco, que saldrá a comienzos de 2020. Nos gusta tanto como sonamos ahora que queremos un disco que capturase nuestro presente”, anuncia. Dos conciertos para no perderse.
Frente Cumbiero actúan en la sala Caracol de Madrid (23 de julio) y en Dabadá de San Sebastián (24 de julio).